Número 191 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Agrotóxicos que matan...

Potencial productivo de maíz no transgénico en México, para la soberanía alimentaria

Antonio Turrent Fernández Investigador Nacional Emérito del SNIAlejandro Espinosa Calderón Investigador Nacional Nivel 3 del SNI

El INIFAP ha estudiado la capacidad nacional de producción de maíz en cuatro proyectos consecutivos en los últimos 60 años, organizados en dos etapas: la primera se limitó a la superficie sembrada con maíz en el país; la segunda incluyó también a las reservas del país de agua dulce y de tierra de labor.

El primer proyecto de estimación de capacidad productiva de México incluyó 82 experimentos de campo conducidos bajo temporal entre 1955 y 1962, mayormente en la región Bajío del país. El segundo proyecto incluyó 2545 experimentos de campo bajo temporal y 819 experimentos bajo riego, conducidos en todas las regiones maiceras del país entre los años 1955 y 1980. Se involucró información generada por INIFAP y por otras 12 instituciones nacionales (Turrent Antonio. 1986. Estimación del Potencial Productivo actual de maíz y frijol en la República Mexicana. COLPOS, INIFAP, Presidencia de la República). Este proyecto mostró que la producción anual nacional de maíz en 1977 que fue de 10.05 millones de toneladas anuales (mdta) pudo haberse duplicado a 20.17 mdta con el uso de la tecnología de producción de maíz recomendada por INIFAP. El tercer estudio mostró que el uso adicional de los híbridos y variedades modernas del INIFAP más la tecnología de producción recomendada también por el INIFAP elevó el potencial de producción nacional de maíz a 25.77 mdta. El aumento en la superficie de riego sembrada con maíz de los años 1990, así como el aumento de la superficie sembrada con maíces mejorados de la iniciativa privada y del INIFAP, aumentaron el potencial productivo nacional hasta el orden de 33 mdta, en tanto que la producción de maíz observada era del orden de 27 mdta.

Las reservas de agua dulce: México recibe anualmente 1530 km3 como precipitación media anual; la infraestructura hidroagrícola construida el siglo pasado retiene 147 km3; otros 410 km3 escurren al mar y el resto se infiltra o evapotranspira. El 67 por ciento del escurrimiento al mar ocurre en 8 estados del Sur-Sureste del país en grandes ríos y en centenares de arroyos y ríos que escurren directamente al mar. La infraestructura hidroagrícola está grandemente subdesarrollada en esta región del país. Un ejercicio aritmético sugiere que, si tan sólo 50 por ciento de este escurrimiento fuera aprovechado para el riego, se podría duplicar la superficie bajo riego del país, que actualmente es del orden de 6.3 millones de hectáreas.

Las reservas de tierra de labor: En el Sur-Sureste hay dos grandes fuentes de reserva de tierra de labor, que ya son parte del agroecosistema agrícola, es decir que no forman parte de los macizos arbolados del país. Uno es el ciclo de cultivo de Otoño-Invierno (OI) de casi todas las tierras cultivadas bajo temporal en el Sur-Sureste, las cuales permanecen ociosas durante el ciclo OI, por precipitación insuficiente. Una segunda gran reserva de tierras de labor es actualmente manejada con el sistema de Ganadería Extensiva, en el que típicamente no se cultiva siquiera los granos forrajeros que consume. Esta situación proviene de disposiciones constitucionales y también de problemas sociales entre la propiedad privada y la propiedad social que no son insolubles, pero que no ha sido prioritario resolver.

Sin embargo, las presiones que ejercerán el cambio climático, el crecimiento poblacional mundial, la pérdida de biodiversidad, la presencia de agrotóxicos y el incremento inminente de los precios internacionales del maíz crearán los incentivos para el aprovechamiento de esas reservas. Continuar dependiendo del mercado de importación de maíz transgénico o no transgénico actuará como incentivo en contra para alcanzar la autosuficiencia y soberanía alimentarias. Desde antes del inicio del siglo, el consumo nacional aparente del grano de maíz entró a un proceso de aceleración debido al crecimiento rápido de la ganadería intensiva estabulada, que alcanzaría el orden de magnitud de 40 mdta en la actualidad, claramente superior al potencial productivo estimado en 33 mdta con la superficie del orden de 7.5 millones de hectáreas, actualmente destinada al cultivo de maíz.

En el INIFAP y el Colegio de Postgraduados se planteó la hipótesis de que el aprovechamiento de las reservas de agua dulce y de tierras de labor podría ser el motor para recuperar la autosuficiencia y soberanía alimentarias. Para cotejar esta hipótesis, se llevó a cabo el programa experimental del INIFAP conocido como “Granos del Sur”. Se condujo 36 experimentos de campo bajo riego en el ciclo OI en 8 estados del Sur-Sureste en los años 1998 a 2000. La conclusión principal de este estudio fue que se podía lograr altos rendimientos con híbridos modernos del INIFAP. Así, con el híbrido H 516 se podía alcanzar el rendimiento promedio regional de 10.16 t/ha, en el ciclo OI bajo riego. En estas condiciones se podría ampliar el potencial productivo de maíz hasta en 20 mdta si se dotara de infraestructura hidroagrícola a 2 millones de hectáreas del Sur-Sureste del país. Esto elevaría el potencial productivo nacional hasta 53 mdta. Hay aún más reservas de agua dulce y tierra en la misma región como para prolongar este proceso de expansión.

La inversión necesaria para esta obra sería del orden de varios puntos porcentuales del PIB durante varios años, pero mucho más caro sería no tener y no encontrar en el mercado mundial el grano básico del país en tiempos de cambio climático y de encarecimiento de la importación de ese grano. •