El grupo está integrado por mujeres // Han llevado su obra a importantes museos de México, AL y Europa
Lunes 7 de agosto de 2023, p. 4
La milenaria práctica del bordado ha sido adoptada en el Pedregal de Santo Domingo como medio para expresar preocupaciones, inconformidades y críticas políticas y sociales, así como para externar solidaridad con movimientos, organizaciones y causas sociales, tanto nacionales como de otros países.
Es una actividad que un núme-ro considerable de habitantes de esa colonia ha emprendido, primero, como parte de la Asamblea General de Pueblos, Barrios y Pedregales de Coyoacán, en la que participaron mujeres, hombres y niños, y que desde hace seis años ha cobrado arraigo por medio de la colectiva Yaocihuatl (mujer guerrera, en náhuatl), exclusivamente de mujeres.
Trabajamos el bordado desde una perspectiva social en cuanto a temática. Por ejemplo, hemos hecho trabajos sobre el feminicidio, en apoyo del pueblo mapuche y un homenaje a Emiliano Zapata
, refiere Elena López, quien destaca que en aquella asamblea, en noviembre de 2017, elaboraron mantas de protesta en apoyo a los estudiantes y padres de familia de la normal de Ayotzinapa, Guerrero.
Esas obras dieron pie a la muestra Ayotzinapa y Pedregales, un mismo corazón que late por la vida, conformada por 51 piezas: 43 dedicadas a los normalistas desaparecidos, tres a los caídos, una al normalista en estado de coma y otra al que resultó con lesiones de mandíbula, así como otras dedicadas a los padres de familia, al lazo de amistad entre Ayotzinapa y Pedregales, y a exigir que no se cierre la investigación del caso.
La primera ocasión que se exhibió fue en el kiosko de la alcaldía Coyoacán; luego, en las escalinatas del Ángel de la Independencia, como parte de una marcha de protesta; más adelante, en las vallas que resguardan Palacio Nacional, y posteriormente, en la unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana, así como en las sedes de algunas organizaciones sociales.
Ya con el nombre de Ayotzinapa, un corazón que late por la vida, esa serie de 51 obras fue integrada a la exposición Giro gráfico: Como en el muro la hiedra, al lado de bordados de colectivos y grupos de trabajo de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Nicaragua, El Salvador y México.
Se presentó en el Museo Reina Sofía, en Madrid, en 2022; en junio de 2023, en el Museo Universitario Arte Contemporáneo, en México, y a partir del próximo 26 de septiembre al 23 de febrero de 2024 estará en el Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes y en el Espacio de Arte Contemporáneo, en Montevideo.
El bordado es la reivindicación de una lucha que viene de las Madres de Plaza de Mayo (en Argentina); ellas empezaron con los bordados de protesta. Es una forma de compartir nuestras luchas a escala internacional, porque el mismo sufrimiento que padecen nuestros hermanos en Latinoamérica y en el mundo lo padecemos aquí; es algo que nos atraviesa todos los días
, subraya el filósofo y músico Inti Jiménez, participante en ese proyecto.
Esta actividad ha sido un poderoso descubrimiento para los habitantes de esa colonia coyoacanense, según Claudia Vélez, fundadora de la colectiva Yaocihuatl, ya que han encontrado en ella una expresión de rebeldía y una importante herramienta para manifestar su inconformidad por los problemas sociales
.
Aclara que fue esa la razón para fundar un grupo sólo de bordadoras mujeres, derivado de la experiencia en la Asamblea General de Pueblos, Barrios y Pedregales de Coyoacán, y que ahora trabaja en piezas que serán expuestas en el festejo del 52 aniversario de esa colonia.
Decidimos formar nuestra colectiva para tratar los temas de la violencia contra la mujer y los feminicidos, situaciones que no se detienen. Es nuestra aportación contra esos problemas
, señala la activista.
Queremos reflejar en los bordados las violencias hacia las mujeres, y dar nuestra opinión hacia otras luchas, como la que mantienen los presos políticos en el país.
Optar por el bordado como vehículo de expresión, explica Vélez, tiene que ver con que es una cultura que nos enseñaron desde pequeñas
; además, establece una complicidad entre quienes lo realizan, cuando se hace de forma colectiva.
Sentarnos a bordar y dialogar es muy reconfortante, nos ayuda muchísimo; pero, sobre todo, encontramos la manera de expresar lo que sentimos. Es algo muy bonito, porque, además, a la gente le interesa y nos sirve para empaparnos más sobre los acontecimientos.