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Nosotros ya no somos los mismos

Preguntas fuera de comento // El móvil del Frente Amplio // Insania compartida //

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▲ Los presidentes del PRI, Alejandro Moreno; del PRD, Jesús Zambrano, y del PAN, Marko Cortés, integrantes del Frente Amplio, cuyos militantes se aplauden unos a otros, se felicitan, abrazan y mentalmente se apuñalan.Foto Luis Castillo
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omo yo tengo siempre abierto mi correo electrónico, por si a cualquiera de los militantes de la multitud se le antoja dar una opinión al respecto de lo comentado por la columneta, recibo muchas preguntas que nada tienen que ver con el asunto en comento. Algunas, por íntimas, me abstengo de contestarlas (¿a quién le importa mi edad, peso corporal, si tengo aspecto caucásico, si soy jesuita gay [me faltó la o intermedia], militante de qué partido?) ¿vegano o carnívoro?, ¿de la 4T o de la conveniente y productiva inmovilidad? De todas formas, con tiento y buenas maneras (repito que soy de colegio particular), contesto lo honestamente posible. Pues esta semana la inmensa mayoría de los cuestionamientos coinciden en conocer una opinión de por qué se dio de pronto esta anonadante, mágica eclosión de amor patrio, responsabilidad ciudadana y solidaridad no sólo social, sino fraterna: todos somos hermanos, aunque otros, tan sólo medios hermanos, o simplemente primos o inevitables vecinos.

Pero lo que más curiosidad causa a la comunidad columnataria es ¿cuál es el móvil más profundo, íntimo, generalmente oculto, que lleva a los militantes del Frente Amplio a provocarse a sí mismos una situación tan extremadamente ridícula y risible como llegar a pensar que pueden presidir los objetivos, esfuerzos y realizaciones de este país por un estrechísimo lapso de seis años? Como es la precandidatura, no tengo la pretensión de agotar todas las hipótesis posibles, mi contestación es apenas un asomo de la turbulencia que bulle en su descabellado magín. De entrada, mencionaría una característica común: todos están zafados, locos pero de la cabeza, diría el maistro Berrueto. Las diferencias son de tipo y grado muy diverso (y por eso igualmente las causas y las consecuencias de su afección). Empecemos nuestra charla con el común denominador arriba mencionado: la insania que evidentemente comparten, la angustiosa necesidad de reconocimiento social que los atormenta y les impide la vida normal para la cual, la mayoría de aquellos a los que pasaremos lista, cuentan con condiciones económicas, sociales, educativas y hasta religiosas, que son (haciendo a un lado dolencias sentimentales y enfermedades no fácilmente curables) de las que propician una existencia de más de tres estrellas. ¿Qué los mueve entonces a salir de su ámbito de confort y seguridad para incursionar en el ajeno mundo del rechazo, la vulnerabilidad y el riesgo? Pienso, en pocas palabras, que es su necesidad de experimentar la sensación de una existencia real. No toparse siempre con espejos que reflejan otro espejo en los que al paso del tiempo ni a ellos logran convencer sus distorsionadas imágenes. En el club, los consejos y las asambleas se aplauden unos a otros, se felicitan, abrazan y mentalmente se apuñalan como en la inolvidable tirilla cómica del ingenioso argentino José María Beroy, El otro yo del doctor Mabuse. Ellos lo tienen todo o casi todo, pero en el fondo, cómo envidian a los triunfadores de otros ámbitos en los que ellos jamás podrán participar, como no sea de espectadores y, sobre todo, patrocinadore$. Ejemplos de éstos serían, Guillermo Ochoa, S. Giménez y Chicharito Hernández. Y cómo nutren su misoginia los áureos reconocimientos conseguidos por las nadadoras mexicanas, como Joana Jiménez, que recientemente se han coronado campeonas mundiales. Y una referencia especialísima a Katya Echazarreta, primera mexicana que salió a dar pasos inéditos en el espacio y que ha sido, además, la mujer más joven en el mundo en realizar esa hazaña. Claro que por un poquito de estos reconocimientos si estás descabezado y cuentas con 50 por ciento de votos familiares a tu favor, te postulas hasta para soberano de Krypton.

En la próxima individualizaremos candidatos y, como dirían nuestras abuelas: ¡Dios nos pille confesados!

Don Agustín Aguilar Tagle: estoy estudiando afanosamente para poder contestar. Gracias y saludos afectuosos.

Twitter: @ortiztejeda