"La Jornada del Campo"
Número 190 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Miscelánea

Barranca Grande,una comunidad en desalojo de baja intensidad

Litay Ortega Etnógrafa y cineasta

Barranca Grande es una comunidad localizada en una vasta cañada rebosante de ríos, manantiales y tierras fértiles en la cuenca hidrológica La Antigua, Veracruz. Dicha cuenca ha sido considerada por la CONABIO como región hidrológica prioritaria, porque ahí nacen y confluyen ríos de gran importancia ecológica y social como el río Huitzilapan. La mayoría de los habitantes son campesinos dedicados a las labores agrícolas y a la cría de animales domesticados. Además de los cultivos de subsistencia y la siembra de diversas variedades de árboles frutales, uno de los cultivos comerciales más importantes es el café.

El 10 de septiembre del 2008, después de una noche de intensas lluvias, se desgajó una ladera cerca del centro de Barranca Grande, ocasionando la muerte de dos personas. A raíz del accidente, el gobierno de Fidel Herrera catalogó la zona de alto riesgo y la declaró inhabitable. Se produjo entonces el desalojo forzado de la mayoría de los pobladores y su reubicación provisional en un albergue mientras el gobierno construía otro pueblo en un arenal, localizado a 10km de Barranca Grande, que bautizaron como Barranca Nueva. Casi año y medio después del desalojo, el gobierno entregó a más de 355 familias lotes de 12x12 con casas de cartón corrugado, tablaroca y láminas en ese nuevo poblado. Las autoridades estatales relocalizaron ahí las escuelas, la clínica del IMSS, e incluso la iglesia con su cohorte de santos.

Algunos habitantes decidieron permanecer en Barranca Grande a pesar del acoso policial y se percataron de algo extraño que permitió darle otra lectura a la reubicación. Un grupo de ingenieros que habían llegado sin identificarse, habían estado tomando medidas con aparatos sofisticados en la parte alta del río Huitzilapan. Los ingenieros, ante las insistentes interrogantes de los pobladores, mencionaron que en dicho lugar se proyectaba la construcción de una presa hidroeléctrica. Fue entonces cuando los habitantes alertados se organizaron y una mañana salieron con machetes y palos a correrlos. Más tarde, descubrirían que esos ingenieros venían por parte de la empresa transnacional Odebrecht.

En el 2013, y a pesar de que existían vedas antiguas sobre la cuenca hidrológica Río La Antigua, el gobierno de Veracruz, presidido por Duarte, firmó con la empresa Odebrecht una concesión de 25 años para la captación de agua en la Cuenca. Se le nombró Proyecto de Propósitos Múltiples Xalapa y su propósito era supuestamente abastecer de agua a Xalapa y generar energía eléctrica para las industrias regionales. Pero las pronunciadas pendientes dificultaban técnicamente el transporte del agua hasta la capital y hubiesen demandado una cantidad brutal de energía que habría dejado poco margen de ganancias a la transnacional. La construcción del sistema de presas respondía más bien, si se examina el contexto geopolítico, a cumplir los acuerdos suscritos en el plan Puebla-Panamá, un convenio regional que busca que las grandes transnacionales se apropien de los recursos de una región extremadamente biodiversa.

En el 2014, se formó el frente Pueblos Unidos de la Cuenca Antigua por los Ríos Libres y se alzó un campamento permanente en Jalcomulco, que permaneció activo hasta el 2020. El frente de defensa fue respaldado por movimientos sociales afines, ONG’s, académicos y activistas de la región que lograron obstaculizar el proyecto de la hidroeléctrica a través de una acción de defensoría legal. Sin embargo, para los habitantes originarios de Barranca Grande la suspensión del megaproyecto no tuvo repercusión en sus vidas cotidianas.

Río de los Pescados, Barranca Grande.  Litay Ortega H.Río de los Pescados, Barranca Grande. Litay Ortega H.

Desde que aconteció el desalojo y la reubicación, los habitantes originarios de Barranca Grande viven en un estado de esquizofrenia territorial: la mayoría se mudaron a Barranca Nueva para que sus hijos pudieran asistir a la escuela y tengan acceso a los demás servicios elementales, pero muchos bajan diariamente a su antiguo pueblo porque ahí tienen sus cultivos y animales. Alrededor de 90 familias decidieron no moverse y permanecer en Barranca Grande, a pesar de que las autoridades les han puesto todas las trabas para forzarlos a abandonar la localidad. Según el agente municipal, entre 25 y 30 niños han dejado de asistir a la escuela por esta situación. También se ha cancelado la obra pública y el INE ya no expide credenciales con el nombre de la localidad. De alguna manera, los pobladores padecen un desalojo permanente de baja intensidad. La señora Argenta relata que las autoridades muchas veces hacen alusión al pueblo de Barranca Grande como si fuera un pueblo fantasma y “como si nosotros fuéramos fantasmas también”, comenta riendo de esta situación absurda. “Ah, pero eso sí, en tiempo de campañas electorales, los partidos políticos vienen a Barranca Grande a cooptar electores.”

Actualmente, la construcción de una obra de drenaje en el pueblo vecino de Amatla amenaza con contaminar sus manantiales. El futuro de Barranca Grande es incierto ante las constantes omisiones por parte de las autoridades y se desconoce si el territorio está aún en la mira del capital transnacional. •