La memoria permite a los individuos recordar los eventos del pasado. Como los individuos, las sociedades poseen también una memoria colectiva, una memoria social, del mismo modo existe una memoria Biocultural, con noción de territorio que nos conecta con nuestro contexto natural antiguo, milenario, usos y costumbres que han pasado de generación en generación a lo largo del tiempo.
Biocultura en la región de los Axalapascos
La ciudad prehispánica de Cantona dentro de la Cuenca Oriental (CO), fue en la antigüedad un territorio clave para el desarrollo de la cultura mesoamericana. La región conocida comúnmente como los Axalapascos, es en realidad, una cuenca endorreica (cerrada sin salida al mar) que contiene varios lagos cráter de diferentes dimensiones y profundidades. La CO ha sido transformada en su paisaje lacustre en el último par de siglos. Sus bosques de pino, pino-encino, encino, matorrales y pastizales se han modificado en zonas de cultivo y de sobrepastoreo por ganado caprino básicamente, con la consecuente erosión del suelo. A partir del siglo XIX la región sufrió severos problemas de estrés hídrico. Actualmente solo subsisten 5 lagos (Alchichica, Atexcac, La Preciosa, Quechulac, Aljojuca) y el recién desecado Tecuitlapa.
Ictiofauna de la región de los Axalapascos
Los charales, son particularmente valorados por los pobladores de los Axalapascos como alimento (sobre todo en cuaresma y semana santa), los cuales los preparan fritos, en mole, mixiotes o tamales, esta pesquería es artesanal y se lleva a cabo principalmente por mujeres. De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana son especies en peligro de extinción (NOM-059 SEMARNAT-2010) y en peligro crítico de acuerdo con la Lista Roja de Especies Amenazadas (IUCN, 2008).
Herpetofauna de la región de los Axalapascos
En la región de los Axalapascos las personas que aún consiguen ajolotes, mencionan que “es de buen sabor, parecido al pescado”. Lo preparan, frito con nopales, en chile rojo o verde. Antes de prepararlo le quitan el sabor a “choquio”, que es una cubierta mucosa protectora, la cual dicen tiene un sabor amargo, para esto lavan a los ajolotes o los revuelcan en ceniza, el ajolote se usa actualmente como medicina tradicional para enfermedades de vías respiratorias, en caldo, mole o tamal, una persona de la tercera edad entrevistada (Don Lupito) comentaba “Uno se comían todas las [especies] de ajolotes que hay… de Alchichica, de Atexcac, de las Minas (La Preciosa)… de Quechulac no, porque esa es agua sucia”. También se comían los tepocates o atepocates (renacuajos de rana), así como especies de ranas más grandes (Quechulac y La Preciosa). Las víboras de cascabel (Crotalus sp), son consumidas en una amplia variedad de guisos, ya sea seca, o fresca (aún fibrilando incluso) en mole, en tamales o con adobo, etc. Aunque también es utilizada con fines medicinales para el tratamiento del cáncer. Los campesinos cuando encuentran una de esta especie la matan y le retiran la piel y los órganos, posteriormente disecan la carne. Una vez que está bien deshidratada, venden la carne ya que casi nunca falta alguna persona interesada en adquirir este recurso como remedio medicinal. Al igual que otras especies de serpientes la cincuate (Pituopis depeii) es consumida en mole, al igual que sus huevos. En las fiestas sobre todo de semana santa y de Pascua, algunas personas “cazan” peces, culebras, ajolotes y los echan al comal o a las brasas del hogar, los dejan tostar y se les ofrece a los niños principalmente, posteriormente a los ancianos y por último a los adultos.
Notas finales
En México, encontramos que el uso de elementos tanto de origen animal como vegetal se encuentra entretejido en una trama que incluye una serie de rituales y de símbolos presentes lo mismo en situaciones cotidianas que en eventos importantes del quehacer humano, tales como la siembra, los casamientos, los nacimientos, las enfermedades y la muerte. •