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Italia hace frente a su pasado colonial e intensifica las tareas de restitución

Una auditoría en 498 museos del Estado dará certeza sobre la cantidad de artículos saqueados que poseen

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▲ El dictador Benito Mussolini, al centro, y el mariscal Italo Balbo, gobernador de Libia, izquierda, inspeccionan las excavaciones de los restos históricos en Cirene, el 16 de marzo de 1937, en Libia.Foto Ap/Archivo
 
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de junio de 2023, p. 5

Roma. Durante décadas, Italia ha trabajado para recuperar estatuas de la era romana, vasijas etruscas y otros tesoros saqueados de su territorio y vendidos a museos de todo el mundo. Ahora el país está haciendo frente al hecho de que en sus museos también tiene obras saqueadas de otras naciones: las reliquias de un cruel imperio colonial en el norte de África que no ha acabado de ver de frente.

Desde hace más de un año, un equipo formado por directores de museos, investigadores universitarios y eruditos ha realizado un censo de las colecciones en los 498 museos del Estado italiano con el fin de tener la certeza de lo que contienen exactamente. El objetivo es proporcionarle a las autoridades gubernamentales datos preliminares de las armas, artefactos y objetos rituales que los museos italianos podrían contener para responder a las solicitudes de restitución que sólo se han incrementado en torno a una evaluación generalizada de los legados de los imperios coloniales europeos y los movimientos por la justicia racial relacionados.

El sondeo se lleva a cabo en un momento en que los museos y los gobiernos en Europa y América han atravesado un cambio radical al devolver artefactos culturales a sus países y comunidades de origen. Estas instituciones culturales ya no pueden tener la conciencia tranquila si saben que conservan objetos que fueron adquiridos por medio de violencia histórica, ocupación colonial, saqueo o guerra.

La auditoría italiana, que comenzó en el gobierno anterior, continúa con el de la primera ministra Giorgia Meloni, cuyo partido Hermanos de Italia tiene sus raíces en el partido neofascista sucesor del dictador Benito Mussolini. Este régimen fascista está relacionado más de cerca con las colonias de Italia en el norte de África, que abarcaban Eritrea, Etiopía, Libia y Somalia, al igual que un protectorado en Albania. El imperio empezó a fines del siglo XIX y Mussolini intentó ampliarlo, sólo para verse obligado a renunciar a él tras la Segunda Guerra Mundial. La última administración italiana en Somalia finalizó en 1960.

A pesar de que tuvimos una historia colonial más efímera que Gran Bretaña, Alemania, Francia o Bélgica, obviamente no podemos subestimar el problema, dijo Massimo Osanna, funcionario del Ministerio de Cultura a cargo de los museos, en una conferencia reciente sobre la restitución. Debemos repensar las colecciones, las instituciones y la transparencia de la narrativa, al igual que las restituciones caso por caso.

Osanna le ha encargado la auditoría a un grupo de directores de museos y académicos encabezado por Christian Greco, director del Museo Egipcio en Turín. La comisión ha reclutado a una docena de estudiantes de posgrado que están ayudando a los curadores a examinar sus almacenes y archivos para comprender qué hay allí.

En una entrevista, Greco reconoció que la cuestión de la restitución y el pasado colonial de Italia siguen siendo temas delicados. Dijo que había previsto que enfrentaría resistencia cuando su equipo distribuyó un cuestionario en el que preguntaba a los museos si tenían objetos que pudieran haber sido adquiridos de formas que en la actualidad serían consideradas poco éticas.

Esperaba que la gente estaría temerosa, pero está ocurriendo lo contrario: la gente está muy emocionada de que esté ocurriendo esto, declaró y señaló que 30 museos con colecciones sustanciales ya habían respondido. El objetivo es producir un informe para el Ministerio de Cultura para mediados del año para después luego organizar un simposio internacional en el segundo semestre, cuyo propósito será hablar acerca de los hallazgos.

Los objetos no sólo nos dicen cosas acerca del pasado, dicen mucho acerca de nosotros, manifestó Greco. Cuando veo objetos del Egipto antiguo, ¿me dicen algo acerca de las civilizaciones egipcias antiguas o me dicen mucho más acerca del eurocentrismo?

Conquistas militares

Parece adecuado que el experimento de Italia en hacer frente a su pasado colonial, incluida la reciente conferencia de restitución, tenga su sede en el Museo de las Civilizaciones, ubicado en una de las enormes manzanas de travertino con arquitectura fascista en el vecindario utópico de la Exposición Universal de Roma, creado por Mussolini en el sur de la capital italiana.

El museo en sí es una especie de maravilla, renombrado en 2016 como un compendio de 2 millones de objetos de media docena de colecciones viejas de los museos Colonial, de Arte Oriental, de Arte Medieval, Prehistórico y Etnográfico, y de las Artes Populares Tradicionales.

La más problemática entre éstas es la colección de 12 mil piezas del Museo Colonial, que el mismo Mussolini inauguró en 1923. Formada en un principio a partir de objetos saqueados en la guerra que fueron enviados al país por oficiales militares italianos en el norte de África, el museo no estaba enfocado en enseñarle a los italianos acerca de las culturas africanas, sino más bien en mostrarles la grandeza de las conquistas militares de Italia en el extranjero y cómo estaban ayudando a proporcionar materias primas a la industria italiana.

Era propaganda, un museo meramente de propaganda que tenía el propósito de crearle una conciencia colonial al visitante, dijo la curadora Rosa Anna Di Lella.

Los almacenes del museo rebosan de bustos imponentes de héroes militares italianos con bigote; especímenes de algodón libio, semillas de girasol de Eritrea, frijoles somalíes y máscaras faciales de yeso hechas sobre individuos vivos, reliquias de los estudios antropológicos de las tipologías raciales que en la actualidad son tan controversiales que no se exhiben.

El director del Museo de las Civilizaciones, Andrea Viliani, se está embarcando en un replanteamiento radical del museo, sus colecciones problemáticas y la narrativa del pasado colonial italiano, iniciativa que comienza con una exhibición preliminar a partir de junio.

Junto a una sección sobre la restitución, la exposición incluye dos murales gigantescos que los soldados italianos se robaron del Parlamento etíope. También cuenta con una pintura de la Batalla de Adwa, el enfrentamiento decisivo en 1896 en la primera guerra ítalo-etíope que detuvo temporalmente el avance del Reino de Italia en el norte de África.

La mayor parte de las versiones de la batalla hechas en Italia retratan a los mártires italianos que perdieron. El trabajo en exhibición fue pintado por un artista etíope y celebra la victoria de su país en lo que llegó a representar la independencia panafricana en una época en que los imperios europeos se estaban repartiendo el continente.

Museo de Arte Recuperado

Para Italia, la cuestión de la restitución no es totalmente desconocida: ha encabezado marcos jurídicos para recuperar miles de antigüedades robadas de su territorio en décadas recientes por tombaroli –ladrones de tumbas– sin escrúpulos. Ha recuperado tanto material saqueado que recientemente inauguró el Museo de Arte Recuperado, donde los artículos devueltos pasaron cierto tiempo en Roma antes de ser enviados de vuelta a las regiones de donde fueron robados.

En 2005, Italia devolvió a Etiopía el enorme Obelisco de Aksum, de 160 toneladas, que Mussolini ordenó que fuera enviado a Roma en 1937, después de que sus fuerzas se apoderaron del país africano. En 2008, el entonces premier italiano Silvio Berlusconi le entregó al gobernante libio Moamar Gadafi la Venus de Cirene, una antigua estatua romana que soldados italianos se habían llevado en 1913.

Presuntamente la estatua desapareció en el caos en que se sumió Libia tras la caída de Gadafi en 2011, dándole argumentos a los críticos de la restitución, quienes sostienen que es mejor para la humanidad cuando sus artefactos están a salvo en museos europeos, visibles para millones de personas, incluso si están privados de su contexto cultural.

Dan Hicks, el arqueólogo de Oxford que ha encabezado el movimiento de restitución de los Bronces de Benín y otros artefactos culturales, señala que el razonamiento de retener y explicar es una patraña.

Hicks, que habló junto a Osanna en la conferencia de restitución, ha alegado que los museos antropológicos de la actualidad deben convertirse en los espacios públicos para someter a debate las colecciones que sean problemáticas.

“No queremos caminar por los museos teniendo que pensar constantemente: ‘Está bien, esto es interesante, ¿pero hay alguien en alguna parte pidiendo que le sea devuelto?’.”