Arman Fan Fest en el Autódromo
Domingo 11 de junio de 2023, p. 3
Viste de gris, lleva barba de varias semanas y a su paso se despliega una multitud de rizos todavía mojados, como si estuviera a punto de jugar un partido con el Barcelona. Va y viene sobre un escenario armado en el Autódromo Hermanos Rodríguez, donde decenas de personas se juntan para ver la final de la Champions. Puede ser que Carles Puyol ya no sea el Tarzán más fiel y tozudo que hubo en el estadio Camp Nou, pero su aspecto luce saludable.
Puyol simboliza la ferocidad que siempre exigió esta competencia a sus participantes. Cada uno entiende el deporte a su manera
, afirma el español, después de pasar 10 años como capitán de los azulgranas. Yo no podía conce-bir entrar al campo de juego y no dar el máximo por el equipo
.
La voz indomable de Puyol se mezcla con sonidos de motocicletas y pantallas gigantes. A su alrededor, los más chicos eligen entre jugar al futbol-tenis sobre una mesa curva, hacer fila para retratar el gran trofeo o sumergirse en el mundo de la realidad virtual, con gafas que los transportan a partidos de 90 minutos.
“Todo en la Champions es especial”, señala el hombre que conquistó tres veces la máxima competencia de Europa con el Barça. La música es diferente y las noches se hacen más largas. En la prime-ra final contra el Arsenal (2006) sentía muchos nervios, Thierry Henry nos hizo correr mucho a Rafa Márquez y a mí, pero logramos ganarla. En Roma hicimos un partido brillante ante el Manchester United (2009) y luego en Wembley (2011) todo salió perfecto
.
Por los sitios donde se puede beber cerveza en el Fan Fest, algunos presumen al mismo tiempo sus camisetas del Barcelona. Si no fuera por los escudos gigantes del Manchester City y el Inter de Milán, cualquiera podría pensar que la final es más bien catalana. Ya no tenemos a Messi, pero nos queda (Erling) Haaland
, exclama un grupo de seguidores culés, señalando a la distancia el escudo de los ingleses.
El noruego, según observa Puyol, es el nuevo superhéroe de decenas de niños en México. Este es un gran país, tal vez cuando estás jugando no eres consciente de lo que pasa más allá de los partidos, pero sus aficionados viven el futbol con mucha intensidad
, apunta y, de alguna manera, la gran cantidad de dorsales con el nombre de Haaland que hay en la arena le dan la razón.
Con el partido en marcha, el campeón del mundo en Sudáfrica 2010 toma asiento frente a una mesa de madera y abre una bolsa de palomitas que se devora en minutos. Des-de ahí observa con atención a través de la pantalla lo que ocurre en Estambul, donde su gran favorito es el City de Pep Guardiola.
Ahora mismo es el mejor equipo del mundo
, repite; pero una mala tarde te deja fuera
. Después de firmar una pequeña montaña de camisetas, Puyol no parece preocupado por el empate que se mantiene durante más de 60 minutos. Algo le dice que Pep, su antiguo entrenador, sabe cómo ganarle a este Inter.
Cuando llega el gol de Rodri, el Tarzán del Barça celebra con cierta mesura que su teoría sea cierta. En la explanada, decenas de seguidores con camisetas celestes aplauden y se levantan del piso para expulsar la energía contenida. A pesar de la espera de un gran espectáculo, el 1-0 para ellos es más que suficiente. No faltan los rezos y plegarias en los minutos finales, pero nada detiene la escalada del City al máximo reino de Europa.
El triplete se grita en México y también en Estambul, porque Guardiola lo ha hecho de nuevo como en 2009 en España. Antes con Messi, ahora con Haaland. “Pep es un entrenador de otro nivel”, define Puyol antes de despedirse. Y, como en su época en el Barcelona, al capitán no hay quien lo contradiga.