El Tianquiskilitl es un joven mercado de productores que se instala todos los domingos en el camellón central ubicado en el acceso principal a la pista olímpica de remo y canotaje Virgilio Uribe, en Xochimilco. Empezó en 2015, con unos cuantos chinamperos y con el acompañamiento inicial del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología de la UNAM que, en el marco del proyecto Chinampa-Refugio, planteó que la conservación de la zona lacustre dependía de incentivar el arraigo y reactivar la chinampería.
Para ampliar la oferta se invitó a más productores. Ahora participan 13 grupos que producen en suelo de conservación de 4 alcaldías de la Ciudad de México - Xochimilco, Milpa Alta, Tlalpan y Cuajimalpa-, los cuales deben cumplir dos criterios: que la producción sea agroecológica y familiar o de pequeños colectivos. Cada grupo ofrece cerca de 20 productos diferentes, entre lácteos -de vaca y cabra-, pan artesanal, hortalizas, huevo, carnes, productos de amaranto, derivados del maíz, entre otros.
Dicha experiencia hace parte de sistemas “otros” de producción, distribución y consumo de comida, siguiendo a Gustavo Esteva que rechazaba la idea de alimento por su connotación institucional, profesional y mercantil, que se aleja del carácter colectivo, popular, cotidiano y cultural de la comida.
Son iniciativas que han surgido en un contexto de crítica y resistencia a un sistema agroalimentario capitalista industrializado y globalizado, que ofrece en masa alimentos estandarizados, anónimos, ultraprocesados y poco nutritivos. También van contra el productivismo de la revolución “verde” en el que se sustenta dicho sistema (monocultivos, uso intensivo de plaguicidas y fertilizantes químicos, etc.), y que ha contribuido de manera definitiva en la erosión, compactación y empobrecimiento de suelos, la contaminación de agua y la pérdida de biodiversidad y agrodiversidad, así como de saberes milenarios.
Estas tendencias destructivas se han evidenciado con mayor fuerza con la pandemia por COVID-19, y es, también, en esa coyuntura que surgieron iniciativas como ésta, la cual logró reorganizarse, por un lado, adoptando la modalidad de entrega de canasta sobre pedido, y por otro, mejorando la presentación de sus productos (empaque y etiquetado). Después de 100 domingos sin instalarse, el 6 de marzo de 2022 regresó a su sede en Cuemanco (sin abandonar sus entregas en Red estabilizadas en 30 canastas familiares/semanales); pero, desde entonces, implicó asumir un pago por el uso del espacio público, lo que está afectando el desempeño del mercado y se suma a sus desafíos.
En el Tianquiskilitl hay elementos que permiten identificarla como una experiencia de solidaridad económica, pues desde la misma se busca autogestionar un asunto fundamental de la vida, la comida de una comunidad: […] la función primordial es alimentar a la casa […] es por eso que producimos alimentos de calidad, nutritivos y que enriquezcan, no solo por llenar el estómago”.
Además, plantea una disputa por el sentido de la “economía” y aspira a establecer una sociedad justa y solidaria, desde una relación cercana entre productores y comientes, reconocidos a los segundos como aliados: […] cliente es alguien que te compra, pero nosotros queremos fomentar el uso de la palabra aliado para darle más peso a la compra que estás realizando […] no solo se está comprando un producto, está conociendo lo que está detrás de la elaboración del producto que está consumiendo.
Representa un espacio de comercialización digno para las y los productores, quienes en general han sido menospreciados: […] en los mercados comunes, yo siento que la gente te ve con lástima por ser productor, te ven como si fueras inferior, y eso a mí me molesta mucho [acá] la gente va más consciente, o la vas concientizando, de cómo los productos que se manejan son agroecológicos […] te valoran, te reconocen el trabajo.
También va contra las tendencias homogeneizadoras y de estandarización. Por ejemplo, desde las chinampas se busca rescatar especies nativas: […] tratamos de rescatar una gran variedad de hortalizas y flores -algunas ya se están perdiendo- y que muchas veces la gente no conoce […] el sistema capitalista nos ha reducido a comprar dos, tres variedades de jitomate […] nosotros producimos diez.
Así, para las y los productores, el Tianquiskilitl ha significado un espacio de comercialización digno, que promueve el intercambio de saberes y sabores, con precios justos y con una participación más comprometida de los comientes/consumidores, que tienen la posibilidad de adquirir comida sana y con identidad: No vendemos una lechuga, realizamos un vínculo. Nos importa que se conozcan los conocimientos y procesos que conlleva la chinamperia para que facilite la conciencia sobre la agroecología […] se trata de mostrar nuestro proyecto. •