"La Jornada del Campo"
Número 188 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Miscelánea
ecorridos por los cafetales con “Don Fede”.  Fernando Barrueta Rendónecorridos por los cafetales con “Don Fede”. Fernando Barrueta Rendón

Cafeticultura, innovación rural y turismo en el sur mexiquense

Daniel De Jesús Contreras y Fernando Barrueta Rendón  

Aunque no lo pareciera, en el Estado de México se cultiva, procesa, comercializa y consume café. Gracias a las bondades del clima y a las condiciones geográficas, en la entidad mexiquense la cafeticultura se desarrolla en los municipios sureños de Amatepec -el principal productor-, Tlatlaya, Tejupilco, San Simón de Guerrero, Sultepec, Almoloya de Alquisiras y Temascaltepec.

A nueve kilómetros de la cabecera municipal de Temascaltepec se localiza la comunidad de San Andrés de los Gama, un pequeño poblado cuyas actividades principales giran en torno a la producción agrícola, destacando el cultivo de frutales (durazno, guayaba, aguacate, granada), tomate verde, jitomate, pepino y calabaza. San Andrés de los Gama es sinónimo de café de buena calidad; la reputación territorial de este grano es bien conocida a nivel regional, nacional e, incluso, internacional. Existen tres fincas principales: Finca Barrueta, Finca La Lomita y Finca La Ilusión. Esta última, propiedad del señor Federico Barrueta y familia, ha destacado por llevar la cafeticultura local a otro nivel, basándose en el conocimiento tácito, en la experimentación, en la generación de alianzas estratégicas con actores externos al territorio, en el asociativismo con productores locales y en la labor social que realizan.

Es bien sabido que, en general, el campo mexicano atraviesa desde hace algunas décadas por períodos permanentes de crisis socioeconómicas. Las migraciones de los entornos rurales, ante la ausencia de oportunidades suficientes de empleo, hacia núcleos urbanos son una muestra clara de ello. En las instituciones académicas y en algunos organismos públicos, tanto nacionales como supranacionales, se ha insistido en la necesidad de comprender la ruralidad más allá de lo agrícola y en la implementación de estrategias para dinamizar el agro a través de procesos innovadores que rompan con el estereotipo de la ruralidad aletargada, pobre y marginada.

En este marco, Finca La Ilusión representa un interesante laboratorio social y territorial donde se aprecian diferentes acciones de un constante proceso de innovación rural. La finca ha destacado por el desarrollo de una cultura del café distinta a la tradicional. Cuenta con un pequeño banco de germoplasma de tres especies y más de 60 variedades de café, siendo las más reconocidas: bourbon, caturra, típica, entre otras. En esta finca constantemente se exploran nuevas técnicas, como fermentados controlados y sin aire, lo que resulta en unas características sensoriales muy apreciadas en el segmento de los cafés de especialidad; igualmente, se han implementado nuevas formas de comercialización, como el empaquetado en drippers o nuevas formas de consumo, como las infusiones de flor de café. Esto le ha valido a Don Fede y a su finca importantes reconocimientos, como cuando participó en el concurso Taza de Excelencia durante cinco años consecutivos en los que logró estar entre los primeros diez lugares a nivel nacional. Actualmente, su café se comercializa en Estados Unidos, Corea, Alemania, Francia y Emiratos Árabes.

Otros elementos de innovación rural son las visitas que ofrece la finca. Se trata de viajes al origen del café, recorridos por las huertas y los viveros donde se encuentran las principales variedades. Posteriormente se explican todas las tareas de postcosecha: selección, secado, fermentado, tostado y molienda. Finalmente, viene la degustación. Este acto final, que está mediado por el uso de diferentes métodos de extracción, y en el que Don Fede se convierte en el interlocutor principal, es en realidad todo un ritual que condensa el territorio, de manera que la ingesta de una taza de café es la ingesta simbólica del territorio y del agroecosistema.

Indudablemente, después de haber vivido la experiencia en La Ilusión, la degustación de la siguiente taza de café no vuelve a ser la misma. Los recorridos recreativos que habitualmente ofrece Don Fede a turistas locales y extranjeros se están convirtiendo en una interesante herramienta pedagógica para comprender la importancia de las actividades agrícolas en la ruralidad y del papel que desempeñamos los consumidores para dar continuidad a estas prácticas. La proximidad geográfica y económica que plantea el turismo ayuda a potencializar las actividades socioeconómicas de las agroindustrias rurales para garantizar su permanencia en un horizonte temporal determinado.

Para infortunio de quienes promueven modelos agroindustriales extractivistas y depredadores, Finca La Ilusión demuestra que a través del trabajo organizado y de la valoración conjunta del territorio, la ruralidad y las actividades agrícolas están más vivas que nunca y que son capaces de resistir los embates de la globalización, adaptándose a los cambios y construyendo visiones alternativas de las realidades del campo mexicano. •