El antecedente del Centro de Economía Social Julián Garcés A.C. (CES) viene desde el trabajo del padre Rubén García Muñoz+, que en la parroquia de Españita (1992) impulsó Comunidades Eclesiales de Base, actividades de reforestación, cultivo de verduras. Con las hermanas dominicas, pláticas del evangelio y acción social, talleres de plantas medicinales y medicina alternativa. Y junto con los padres Armando, Juan y Ramiro, impulsaron la pastoral de derechos humanos desde la Teología de la Liberación, para construir un mundo con justicia y dignidad.
En diciembre de 2005, se constituyó formalmente el Centro de Economía Social Julián Garcés A.C., como fruto del primer Congreso de la Pastoral de Derechos Humanos de la Pastoral Social de la Diócesis de Tlaxcala. Con el objetivo de promover procesos de cuidado ambiental, de participación comunitaria, economía solidaria y agroecología. Las acciones del CES consideran como marco de acción los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA).
El Centro de Economía Social, tiene como base de trabajo para el diálogo con los grupos comunitarios, a la educación popular, con amplia coincidencia en lo que expone Núñez (1997): “La educación popular es una propuesta teórico- práctica, siempre en construcción […] Parte y se sustenta desde una posición ética humanista. En consecuencia, desarrolla una propuesta metodológica, pedagógica y didáctica basada en la participación, en el diálogo, en la complementación de distintos saberes. Y todo ello desde y para una opción política que ve el mundo desde la óptica de los marginados y excluidos y que trabaja en función de su liberación.” Otros elementos de referencia son: la agricultura campesina como un movimiento, la economía solidaria, los DESCA, la agroecología y el cooperativismo, entre otros.
En este sentido, el CES ha construido con proceso de educación popular la Escuelita Campesina Agroecológica (ESCAMPA) y las faenas agroecológicas (reflexión-acción) desde el año 2014; como intercambio de saberes para compartir trabajo-experiencia-saberes entre organizaciones, campesinas, campesinos, estudiantes, técnicos; intentando descolonizar el conocimiento y la producción de alimentos; reconociendo la cosmovisión campesina-indígena de la comunidad y del trabajo comunitario. Revalorizando el aporte campesino-indígena y sus formas solidarias de resistencia y de construcción de lo común, del mundo de todas y todos, de esta lucha por los territorios y por la vida.
A través de este proceso educativo y organizativo se revalora la vida campesina, las y los integrantes de esta AgriCultura que mantiene una relación con los medios naturales de la vida, agua, tierra, bosque, monte, aire, y que permite que esta biodiversidad y agrobiodiversidad de los distintos agroecosistemas de la cuenca alta, puedan sostener los beneficios ambientales para todos los habitantes. Las campesinas y campesinos siembran agua todos los años y ésta se cosecha principalmente en las partes bajas de la cuenca, en las ciudades y zonas industriales. Su trabajo ha logrado mantener el maíz nativo, la milpa, el metepantle, el apantle, la barranca, el monte, el jagüey, el bordo y una serie de prácticas ancestrales que logran, todavía, cosechar agua de lluvia.
Desde la agroecología se dialoga con el saber campesino para revisar las problemáticas actuales de la producción de alimentos y la contaminación del ambiente; integrando los saberes campesinos y las prácticas agroecológicas para complementar las formas de producción agropecuaria que permita disminuir y eliminar el uso de los agrotóxicos como el glifosato. También se cuidan los espacios socioambientales para la vida comunitaria y se obtienen alimentos sanos desde las localidades.
En estos años de trabajo se ha actualizado la metodología de la Escuelita Campesina Agroecológica; donde la milpa es el agroecosistema que guía el diálogo campesino con la agroecología, pero también es estrategia de formación para compartir el proceso de trabajo desde el ámbito de educación ética, política, práctica y técnica; donde las estrategias de formación no son lineales, ni únicas al ámbito, se entrecruzan en espiral, van y vienen. Este proceso educativo y organizativo se puede dar en diferentes ámbitos socioambientales como la parcela, el traspatio, el hogar, los espacios públicos, los agroecosistemas, los ecosistemas.
La agricultura campesina y la agroecología en intercambio de saberes y prácticas (ESCAMPA), mejoran la producción de alimentos sin químicos y promueven el cuidado socioambiental de la cuenca Atoyac-Zahuapan. De tal manera que se promovió la producción de huertos biointensivos y utilización de bioinsumos y prácticas agroecológicas a nivel de traspatio, para la producción de alimentos sanos sin agrotóxicos.
Se revalora la práctica campesina y se recrea con la agroecología para resolver los problemas de erosión de suelos, de pérdida de fertilidad, de altos costos de insumos, de contaminación por agrotóxicos y de afectaciones a la salud de las familias y del ambiente.
Con la agricultura campesina y la agroecología, se aumenta la agrobiodiversidad en la cuenca, se recupera la fertilidad de los suelos, se aumenta la recarga hídrica, se captura más carbono. Se camina hacia la restauración agroecológica de la cuenca de manera organizada a través de la ESCAMPA y los espacios organizativos locales. •