uando contemplé, desde la comodidad de mi hogar, el titipuchal de gente que acudió a los diferentes lugares de reunión, encabezados por el Zócalo capitalino, a que fue convocada la ciudadanía para salvar a la patria defendiendo ese suculento paraíso burocrático que ha llegado a ser el Instituto Nacional Electoral, no pude dejar de preguntarme: ¿dónde estaba esa cauda de patriotas cuando los gobiernos padecidos durante más de 20 años se habían esmerado en malvender con beneficio propio la riqueza nacional?
No podemos perder de vista que los servicios públicos deben ser asequibles y su malversación pone de verdad en peligro la fortaleza de esa misma patria que ahora dicen que están prestos a salvar
.
Es ridículo que ahora tipos como Felipe Calderón hayan manifestado su interés en salvar a México
, cuando él y su ralea se esmeraron en dilapidarlo.
Tipos así deberían al menos tener el pudor de mantenerse al margen de la situación actual, pues metiendo sus narices incluso dañan a los bien intencionados que se congregaron el pasado día 26.
En los últimos años, voraces mexicanos, en verdad vendepatrias, asociados con empresas extranjeras de la peor calaña, se abalanzaron sobre diferentes instituciones nacionales, entre las cuales destacaba por su importancia Petróleos Mexicanos, con el ánimo de que cambiara de nacionalidad.
Tampoco la CFE y el IMSS pudieron vivir en paz, pero ahora tengo más en mente al petróleo mexicano, entre otras cosas porque la próxima semana cumplirá 85 años de haberse nacionalizado y haberle dado así, con todo y sus defectos, una consistencia grande a México, reconocida por propios y extraños.
Cierto es que el próximo 18 de marzo, aniversario de la expropiación petrolera, a la que se sumó hace 85 años con tanto entusiasmo la población mexicana de muchos colores y sabores, le cae como anillo al dedo al C. Presidente de la República para revirar todo lo que le dijeron y argumentaron en su contra el pasado 26 de febrero.
Alienta, eso sí, reconocer la civilidad y la limpieza de los presentes el día 26, que en nada se parece a los desaguisados y groserías de las señoras pomadosas y fifís que se manifestaron repetidas veces, durante el año pasado, en céntricos y emblemáticos lugares del país, en favor, supuestamente, de la equidad de género.
Ojalá que la manifestación convocada para conmemorar la nacionalización del petróleo resulte de la misma pulcritud y no deje, como hicieron las mujeres, una estela de agresiones e insultos en las paredes de céntricos y respetables inmuebles urbanos. De la limpieza de la respuesta depende en buena medida que la controversia mantenga la categoría y civilidad con que empezó, aunque va a resultar difícil si emergen en la contienda figuras como Ricardo Anaya y el tal Alito.
Ojalá sean nombres como Creel, Paredes, Narro y tantos otros los que lleven la voz cantante de la oposición y podamos pensar en que la contienda que se avecina se dará entre mexicanos de verdad y no con base en verdaderos traidores a la patria como la caterva calderonista, los rufianes que se cobijaron a la sombra de Peña Nieto o los Chuchos malhechores de una supuesta izquierda mexicana más falsa que un billete de 15 pesos.
Por fortuna, las corcholatas
del presidente son todas de categoría y garantizan que, por lo que respecta a ese bando, la gran calidad está asegurada.