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Muestra en Nápoles explora la etapa menos conocida de la pintora Artemisia Gentileschi

Consiste en 50 lienzos, la mitad de la artista y el resto de los maestros napolitanos de su tiempo // La exposición actualiza y aclara la información biográfica de la romana

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 5 de marzo de 2023, p. 3

Nápoles. La exposición Artemisia Gentileschi, en curso en Nápoles hasta el 19 marzo en las Galerías de Italia, explora la época madura de su trabajo; la más longeva y menos conocida. Se muestran 50 pinturas, la mitad de la artista y las restantes de los pintores napolitanos de su tiempo.

A pesar del caudal de publicaciones dedicadas a ella, sigue habiendo lagunas en términos biográficos, datación de la obra y delimitación estilística, que esta exhibición demuestra plenamente, contribuyendo a su vez, con nuevos documentos, gracias a una investigación de archivo, que actualiza los estudios de este periodo.

El catálogo, que incluye un apéndice documental, será un instrumento imprescindible para futuros análisis.

La curaduría es de Antonio Ernesto Denunzio y Giuseppe Porzio, con la asesoría especial de Gabriele Finaldi, director de la National Gallery de Londres. Se considera una continuación ideal de la notable pero desafortunada retrospectiva de la artista en el museo inglés en el 2020, aplazada y después interrumpida por la pandemia de covid-19.

El museo napolitano de 10 mil metros cuadrados, abierto en mayo pasado, es una de las cuatro sedes expositivas en Italia del Banco Intesa Sanpaolo, ente que resguarda un patrimonio de 35 mil obras de arte. Cuenta, asimismo, con la colaboración del Archivo de Estado de Nápoles y la Università di Napoli L’Orientale.

La exposición se agrega a las siete muestras destinadas a la artista desde la primera monográfica en Florencia, en 1991. Según escribe la estudiosa Eve Straussman-Pflanzer en el catálogo, la fama de Gentileschi ha superado a la de cualquier artista del siglo XVII, incluso a Caravaggio.

Empresaria

Gentileschi nació en Roma en 1593, donde probablemente empezó su formación artística con su padre, el pintor Orazio Gentileschi. Ya casada, se mudó a Florencia tras el oscuro episodio de su violación, hecho humillante que la puso en boca de la opinión pública. Huyendo de la peste en Venecia, donde vivía, llegó a Nápoles con la protección del virrey duque de Alcalá, quien había sido su mecenas.

En Nápoles instaló un taller donde comercializó sus famosas heroínas, contando con el apoyo de sus discípulos. La falta de interés de la crítica por esta fase de actividad, se ha debido a ello como también a la posición periférica de Nápoles, dominada entonces por España. Tampoco fueron de beneficio los deseos expresos de Artemisia por dejar la ciudad, cuando intentó sin éxito regresar a Florencia, ya que vivía el caos de la guerra, la vida tan dura y los precios altos.

Foto
Artemisia Gentileschi, en las Galerías de Italia, aborda la época madura del trabajo de una de las pintoras italianas más importantes del estilo barroco del siglo XVII, y una de las más desconocidas. En la imagen superior, Sansón y Dalila de la colección Intesa Sanpaolo / Nápoles, Galerías de Italia / Archivo del Patrimonio Artístico Intesa Sanpaolo / ©Claudio Giusti; sobre estas líneas, Susana y los viejos, Bolonia, Galería Nacional de Arte, inv. 6320. Cortesía del Ministerio de Cultura y Pinacoteca Nacional de Bolonia.Foto cortesía de las Galerías de Italia

La peculiaridad de esta etapa artística es la componente gremial de su trabajo en la realización de cada obra. Pero Artemisia contribuyó también a una de las empresas pictóricas colectivas más importantes de entonces, la decoración del coro de la catedral de Pozzuoli, entre 1635 y 1637; fue su único encargo público en Nápoles. Artemisia realizó ahí tres obras, de las que resalta el San Genaro y sus compañeros arrojados al anfiteatro doman a las fieras, conservado en el Museo e Real Bosco di Capodimonte, en Nápoles.

Avance en los estudios

La exposición muestra cómo muchas de las atribuciones de Artemisia son recientes, y no siempre la crítica es unánime; ha sido central comprobar con documentos de archivo quiénes fueron los discípulos de Artemisia, registrados por fuentes antiguas, pero consideradas poco confiables. Porzio explica en el catálogo cómo, pese a haber trabajado distintas manos en los cuadros, se le atribuyen a ella por la dificultad de distinguir un pincel del otro, y porque es la autora intelectual.

Ha sido confirmado aquí que Onorfio Palumbo fue la mano derecha de Artemisia, además de haberse identificado otros de sus ayudantes como Giuseppe di Franco y Bernardo Cavallino.

La dificultad de delimitar a Artemisia de sus alumnos sucede también al contrario. La sagrada familia (ca. 1650), de Palumbo, por ejemplo, cuyo estilo asemeja a las últimas obras de Artemisia, a pesar de llevar la firma de ella, se considera que sea del napolitano.

Una de las obras que destacan en la muestra, por ser de la colección Intesa Sanpaolo, es Sansón y Dalila, cuya atribución a Artemisia ha sido aceptada recientemente, después de haberla atribuido a otros artistas, entre ellos al mismo Palumbo.

La exposición muestra también a los artistas a los que Artemisia influenció. Resalta el Sansón y Dalila de Diana di Rosa (1602–1643), conocida como Annella, artista napolitana por descubrir y que aquí se ha querido poner en evidencia, esperando su próxima revelación.

El catálogo de Artemisia se ha engrosado respecto de la primera muestra florentina, mostrando el auge que ha tenido su obra, empezando por la adquisición de la Santa Catalina de Alejandría (ca. 1616), de la National Gallery de Londres, en 2018. La última adquisición es la Judith y su sierva con la cabeza de Holofernes, hecha por el Nasjonalmuseet for kunst de Oslo (2022).