La diseñadora Ethel Orozco da clases de dibujo, pintura y grabado en ese espacio ubicado en Sullivan // Diego Rivera fue uno de sus fundadores hace casi 70 años
Hemos participado en algunas exposiciones; con las compañeras que escriben hemos logrado la publicación de sus textos; todas compartimos lo que sabemos.Foto tomada del Facebook de la entrevistada
Domingo 5 de marzo de 2023, p. 2
Tengo 41 años y desde los 15 me dedico a las artes plásticas
, dice la pintora Ethel Orozco. “Soy diseñadora gráfica, pero me ganó el arte, siempre me fascinó la pintura. Me dedico a mi propia obra en las mañanas, pero me gusta acudir al Jardín del Arte en Sullivan.
–¿Asisten los niños del rumbo?
–Vienen de todos lados; estamos en el Jardín del Arte del parque Sullivan los domingos, pero hay otros jardines en nuestra colonia que convocan a otros niños que acuden regularmente. No cobramos la clase que damos una vez a la semana y llegan quienes desean aprender a dibujar, grabar, pintar. Lo único que hacen los papás es comprarles sus cuadernos, sus lapicitos o colores, y muchos los acompañan por ser día de asueto. Este proyecto tiene siete años. Algunos pequeños tienen varios años participando; unos llegan, otros se van; algunos crecen y tienen otros intereses. Son chiquitos de cinco o seis años, y les enseñamos lo que ya saben los grandes.
–¿A quién se le ocurrió que todos podían pintar?, cosa que le habría encantado a Diego Rivera.
–La maestra Clelia Ríos hizo el proyecto; es pintora y escultora. Empezó a darles clase de forma gratuita. Mujer totalmente desinteresada, sabe que la siguiente generación seguirá aprendiendo y, si no lo hace, al menos tendrá una idea muy clara de lo que significan las artes plásticas.
–¿Los papás dejan a los niños y se van?
–Los papás están ahí mientras sus hijos toman la clase, los están viendo y se detienen frente a los caballetes o se asoman a ver los dibujos. El maestro Daniel Núñez fue un muy buen director del Jardín del Arte en la alcaldía Cuauhtémoc; ahora el director es Alfredo Beltrán, pero somos puros artistas quienes acompañamos a los futuros pintores. El Jardín del Arte (fundado en 1958) proporciona las mesas, y los bancos son propiedad de la Asociación de los Artistas del Jardín del Arte. Guardamos el material en una bodega del mismo jardín que se hizo hace 10 años para que el material estuviera seguro, porque muchos vienen incluso de otros estados y traen sus telas en autobús. De ahí la necesidad de la bodega. Hemos cuidado que ninguna obra se pierda, moje o rompa.
–Por lo que me dice, maestra Ethel, el Jardín del Arte es una maravilla...
–Tiene casi 70 años de existencia; me parece que uno de sus fundadores fue Diego Rivera. Gracias a su entusiasmo se hizo realidad. El gran maestro dijo en público que había artistas a los que no les daban oportunidad en las galerías y tomó la decisión: Vamos a apoyarlos
, y a él se unieron otros pintores reconocidos y generosos. Por eso el Jardín del Arte en Sullivan ya tiene casi 70 años...
Alevines de la pintura
–Entonces usted enseña a niños que se reúnen los domingos...
–El Jardín del Arte es una asociación de artistas, tiene tres jardines, el más antiguo es el de Sullivan, atrás del monumento a la Madre; el más reciente es el de aquí, de San Ángel, que se monta todos los sábados. En San Ángel contamos con dos más, el de San Jacinto y el de El Carmen. Ahí la gente compra cuadros para su sala o su comedor, y se dan a conocer nuevos pintores. Ya varios compañeros exponen en San Ángel y luego en Sullivan, porque de eso viven. El proyecto de los niños se llama Alevines del Arte, que tiene siete años y forma parte del proyecto Mujerío, al que pertenezco. Somos puras mujeres artistas. Los alevines son unos peces chiquititos que el criador agranda al tamaño que desea.
–Supongo que si a los niños no les gustara, sus padres no los llevarían...
–Por eso asocio a los peces pequeños con los niños chiquitos, son los pececitos que formamos con cuidado y más tarde agarran su camino. Si ahorita aprenden a dibujar y a pintar, de grandes pueden dedicarse a las artes plásticas. Hemos descubierto muchos talentos.
–¿Hay niños que preferirían jugar?
–Los niños se relajan y se comunican mucho entre sí, pero también con nosotros y con la naturaleza. Está lleno de árboles, pajaritos, y eso les ayuda mucho a pintar lo que quieren.
–Ethel, ¿en qué forma ayuda usted también a las mujeres?
–El proyecto Mujerío ya tiene 12 años de existencia y reúne a mujeres que escriben, que dibujan, que pintan, hacen escultura o tallan en madera. Hemos participado en exposiciones; con las compañeras que escriben hemos logrado la publicación de sus textos. En cuanto a la ilustración de cuentos, hemos tenido mucho éxito. También hemos ilustrado poesía y dado a conocer a nuevas poetas.
Trabajamos con poetas y novelistas. Participamos con una autora de Zacatecas que ya publicó. Nuestro proyecto es muy generoso, nos da trabajo constante y todas compartimos lo que sabemos, tanto con los niños como con las mujeres. Del Jardín del Arte y de nuestro esfuerzo han salido varios verdaderos creadores. Y los que no son artistas, por lo menos ya saben que hay una posibilidad de expresión que antes desconocían y se llama pintura, dibujo, grabado. Algunos buenos artistas han salido de aquí.
–Ethel, hace años conocí a Patricio Redondo, que fundó una escuela Freinet en San Andrés Tuxtla. Los niños aprendieron a leer a partir de su vida y la de otros. Un niño escribió: Mi mamá se enfermó. Una ambulancia se la llevó. Se estuvo como mil días...
Entusiasmo que se contagia
–Es la mejor manera de empoderar a los niños, reconocer su voz. Este libro de Alevines del Arte que le traigo contiene los escritos de niños que nos dieron su historia y la ilustraron. Resultan muy talentosos. Hay pequeñitos que traen todas las ganas de aprender y otros que sólo quieren jugar, pero se contagian con el afán de sus compañeros. Los jardines de niños somos los grandes enemigos de la televisión.
–Sí, la televisión suple a la madre o a la cuidadora
–Tenemos como a 12 niños al aire libre, a la sombra de varios arbolitos. Escriben y dibujan durante dos horas cada domingo. El jardín fue creado por maestros que ya no viven, las clases se dan desde hace 10 años, con las maestras Clelia Ríos y Lucy Hernández. Nos faltan maestros. Todos salen beneficiados, padres e hijos, e invitamos también a algún autor para que nos lea uno de sus cuentos. ¿Le gustaría ir?