l gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) informaron ayer que ya han avanzado en la definición de una visión compartida del proceso de paz y una metodología para desarrollar la agenda
de las negociaciones que se desarrollan en la Ciudad de México. De acuerdo con un comunicado difundido por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), se acordaron temas cruciales para el proceso, incluida la caracterización jurídico-legal del ELN como organización política armada rebelde; la creación de un punto de contacto y comunicación de la delegación del grupo armado; los términos de referencia por los que se regirá el Grupo de Países de Acompañamiento, Apoyo y Cooperación (GPAAC), y el establecimiento de pedagogía y comunicaciones hacia una cultura de paz.
Estos progresos se producen en el contexto de un ciclo de diálogos iniciado en noviembre de 2022, luego de cuatro años de estancamiento de las conversaciones para desmovilizar al último grupo guerrillero activo en la nación sudamericana y concretar el camino hacia la tan anhelada paz. Debe recordarse que los puntos culminantes de este esfuerzo han sido hasta ahora el histórico acuerdo de 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC), y el desarme de 7 mil combatientes de dicha guerrilla en 2017, logros históricos que se tambalearon con la llegada al poder de Iván Duque (2018-2022), representante de la derecha más rancia y discípulo político del paramilitarista Álvaro Uribe, instigador de las más atroces violaciones a los derechos humanos perpetradas en ese país en décadas.
Por otra parte, elementos de la Coordinación Nacional Antisecuestro de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana colaboraron con autoridades colombianas para lograr la liberación de ocho migrantes de esa nación que fueron secuestrados al atravesar territorio mexicano en su intento por llegar a Estados Unidos. Todas las víctimas, cuatro adultos y cuatro menores, fueron rescatadas sanas y salvas, hecho celebrado por el presidente Gustavo Petro en sus redes sociales.
Estas dos noticias, positivas en sí mismas, reflejan el buen estado actual del vínculo entre México y Colombia, y, ante todo, la nueva naturaleza del mismo: al contrario de lo que ocurrió durante el largo periodo en que ambos países estuvieron gobernados por la derecha, hoy la cooperación bilateral no se lleva a cabo bajo el alineamiento a las directrices de Washington, sino en el contexto de la recuperación de la soberanía y la construcción de la paz en beneficio de las grandes mayorías; en particular, de los sectores históricamente excluidos.
Cabe congratularse por la coincidencia temporal de dos proyectos, el de la Cuarta Transformación y el de Colombia Humana, que rechazan el injerencismo estadunidense ejercido a través de la tan insensata como falaz guerra contra las drogas
, y apuestan por atender las causas profundas de la dolorosa violencia que azota a nuestras naciones. Esta feliz concurrencia se encuentra llamada a continuar produciendo resultados trascendentales para el bienestar de nuestras sociedades.