La máquina se impone 1-0 a Bravos
Domingo 26 de febrero de 2023, p. a11
Las canciones en un estadio de futbol se pueden dividir al menos en dos renglones: las de aliento al equipo y las de burla al rival. En cada una se nota el regocijo de quien acaba de cobrarse una deuda pendiente. En el Azteca, como en muchos otros estadios, es posible encontrar diferentes versiones de una misma letra, pero ninguna tan particular como la que se escuchó anoche en el triunfo de Cruz Azul (1-0) sobre Bravos de Juárez, el tercero de forma consecutiva.
A ritmo de banda norteña, miles de aficionados celestes celebraron la llegada de Ricardo Tuca Ferretti, técnico más ganador de campeonatos en México (siete) junto a Nacho Trelles, cantando y dando brinquitos al mismo tiempo sobre las gradas: ¡Bailemos con el tuca/ bailemos con el nazo/ bailemos con el tuca, tuca, tucanazo!
Lo supieran o no, todas esas personas encontraron en la música una manera de expresar su ilusión por este cambio.
Sentado en un palco con un radio de largo alcance y cigarrillo en mano, el hombre del abundante bigo-te dirigió su primer partido a través de sus auxiliares. Aunque nada le impedía hacerlo desde su zona técnica, el manual de procedimientos del Tuca, hombre hecho a la usanza de la vieja escuela, lo llevó a dar dos pasos atrás para respetar el trabajo de varias semanas del ex interi-no Joaquín Moreno.
Como suele ocurrir en estos casos, la comunicación a distancia ilumina o derrite, pero en los 45 minutos que el brasileño observó el juego como espectador notó que su equipo era capaz de responder a su idea. Después de un inicio de mucho desgaste y sacrificio, La Máquina se fue arriba con un gol de Uriel Antuna (13) luego de un rebote del arquero Alfredo Talavera.
Con más de hora y media por delante, los celestes empezaron a perder chispa y profundidad.
Por momentos los Bravos, tan poco dados al ataque, lograron robarle la pelota y manejarla por toda la periferia hasta el final del primer tiempo. Patriarca de la antipatía, el Tuca moldeó el encuentro a las necesidades de su equipo, siempre de atrás hacia adelante. Gracias a eso, Bravos no pudo ni siquiera acercarse a la portería de Jesús Corona.
Si no era en un tiro de esquina o servicios largos, la pelota cruzaba pocas veces por el área celeste. A su salida de los vestidores tras el descanso, Ferretti generó toneladas de amor de los aficionados que lo vieron llegar al banquillo. “¡Olé, olé, olé, Tuca, Tuca!”, la bienvenida también fue musical. Como una figura de palacio, el timonel de La Máquina se mantuvo de pie sobre un costado del campo tratando sin éxito de conectar los satélites.
Antuna y Augusto Lotti no volvieron a generar peligro, mientras Gonzalo Carneiro e Iván Morales entraron de relevo para acumular más faltas que remates. Todo en Cruz Azul era un carrusel de nombres y variantes, pero con poco futbol. Los más de 25 mil aficionados que se dieron cita en el Azteca silbaron en el final al equipo, aunque la espalda ganadora de Ferretti contuvo el mismo desenlace explosivo de otras noches. Con 10 puntos en ocho partidos, La Máquina está de vuelta en la zo-na de repechaje.