Viernes 10 de febrero de 2023, p. 8
Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) localizaron un asentamiento humano de más de un milenio en el sitio arqueológico El Naranjo, en Ocampo, en el sur de Tamaulipas, que da cuenta de la diversidad de antiguas prácticas funerarias en esa área de la Huasteca tamaulipeca.
En el sitio, donde se han iniciado labores de salvamento, se registraron un par de basamentos circulares y se recuperaron más de una decena de enterramientos humanos que, para la arqueología de Tamaulipas, es uno de los hallazgos más relevantes en las décadas recientes por la gran información recuperada.
En el rescate arqueológico que acompaña la construcción de la carretera Mante-Ocampo-Tula (el cual conectará esos municipios), se han identificado y explorado un par de construcciones de tierra con mampostería de roca caliza y basalto.
De acuerdo con el arqueólogo Esteban Ávalos Beltrán, coordinador del proyecto, el denominado Montículo 4 tiene 20 metros de diámetro, mientras el Montículo 1 alcanza 30 metros. Se trata de espacios donde se realizaban actividades de distinta índole.
Dentro del Montículo 4, añade, se descubrió un enterramiento múltiple y simultáneo, consistente en las osamentas de tres individuos adultos, los cuales, al ser inhumados, fueron ataviados con pendientes de concha y cuarzo verde, de cinco por seis centímetros.
Otros entierros de tipo individual fueron depositados, en su mayoría, en posición flexionada, sedente y dorsal, así como lateral. Entre estos destaca el entierro 4, encontrado en el Montículo 1, el cual se trata de un personaje adulto localizado dentro de un túmulo de piedra caliza, práctica funeraria similar a las observadas en el sitio de Tamtoc, en San Luis Potosí, en el sur de Tamaulipas, de ahí la relevancia de su identificación en la zona.
El investigador del Centro INAH Tamaulipas explicó que lo interesante de El Naranjo es su localización, porque está en uno de los valles de la Sierra Madre Oriental, entre las Grutas de la Puente y el cañón de La Servilleta, donde comienzan a observarse características que siglos más adelante, en el periodo Posclásico (1200-1521 dC), se asociarían a la tradición cultural huasteca.
Ávalos Beltrán detalló que, con base en los tipos cerámicos encontrados, de estilos saquil negro y rojo, y las dos etapas de construcción identificadas para el Montículo 4, es probable que El Naranjo estuvo activo hacia la fase tardía del periodo Clásico (600 y 900 dC), hace más de un milenio.
Dinámica social activa
El área de Ocampo comenzó su ocupación varios siglos antes de nuestra era, en la Fase Infiernillo (7000 aC), la cual se asocia con etapas de domesticación de plantas silvestres y origen de la agricultura en México. Grupos locales y foráneos desarrollaron una cultura particular, como demuestra su arquitectura y su cerámica, entre otros rasgos, que implica estudiarlos no sin antes considerar que participaban de una dinámica social mayor entre los pueblos de la costa del Golfo en Mesoamérica y el norte de México
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El arqueólogo destacó la calidad del trabajo constructivo, el cual alternó tierra, piedra caliza y basalto, lo que evidencia un importante acarreo de material y la existencia de mano de obra especializada en el área. También se refirió a la delicada talla de ornamentos de concha, algunos en forma de flor; cuarzos perforados y navajillas de obsidiana gris.
Este proyecto, en opinión de Ávalos Beltrán, es de suma importancia porque los registros detallados permiten conocer más sobre la filiación biológica y cultural de las antiguas poblaciones que habitaron el territorio que hoy es Tamaulipas.