La Asamblea de Autoridades Zapotecas y Chinantecas de la sierra norte de Oaxaca (azachis)
En Oaxaca, la Asamblea forma parte de la organización comunitaria que permite la toma de decisiones sobre asuntos colectivos. Se sustenta en procesos basados en la tradición y la costumbre, pero no es ajena a los cambios. Una práctica histórica en donde es central un conjunto de sentires y haceres que estructuran el ser parte de la comunidad. Este proceder es transferido a diferentes campos de acción y es una guía para transitar hacia experiencias de movilización social y lucha. Un ejemplo de ello, es la Asamblea de Autoridades Zapotecas y Chinantecas de la Sierra Norte de Oaxaca (AZACHIS), la cual funcionó durante los años 1980 y finales de 1990.
Como lo señala en su nombre, la AZACHIS estuvo conformada por autoridades zapotecas y chinantecas de la Sierra Norte de Oaxaca, particularmente, de los distritos de Villa Alta e Ixtlán. También, participaron profesionistas y líderes locales asesorando o formando parte de alguna de las comisiones para la realización de actividades. El sentido de servicio a la comunidad se concretizó en la colaboración activa de diferentes personas. Así, caminando con base a los principios comunitarios, cada autoridad en representación de su municipio contaba con voz y voto. El desarrollo de la Asamblea; es decir, su establecimiento, debate, votación y toma de decisiones, transcurría bajo un esquema ya compartido, reconocido y legitimado. Por su parte, el calendario, la sede de las sesiones y los asuntos a tratar eran decididos en Asamblea. La AZACHIS abordaba un plan de trabajo establecido, a su vez, cada encuentro significaba una ocasión de celebración y de refrendar el compromiso adquirido. Ante ello, se sostuvo del apoyo mutuo, del trabajo no remunerado económicamente, de la solidaridad de los paisanos radicados en otros territorios. Un principio fundamental de participación que fortalece la vida y las relaciones comunitarias en la región. Nada sobre la comunidad es ajeno. En este sentido, al organizarse mediante el esquema de asamblea, con una normatividad y un proceder propio, se privilegia el consenso que camine a mirar el bien común. Desde una horizontalidad todas las decisiones se tomaron al interior, sin la intromisión de externos. Mostrando una capacidad de organización para afrontar las violencias del Estado a partir de las formas comunitarias y defender el derecho a decidir sobre su destino.
Durante los años de su existencia, la AZACHIS construyó una agenda de acuerdo a intereses, necesidades y problemáticas compartidas. Constituyéndose como un interlocutor ante el gobierno estatal para gestionar la realización de proyectos. Sin embargo, la nula respuesta y el incumplimiento de acuerdos conllevaron a la realización de acciones de protesta. Una lucha emblemática fue por la construcción de caminos. En el número 50 de su revista “Topil” (1993) denuncian que el gobierno en 1981 se comprometió a terminar en tres años el camino de Santiago Camotlán-Yatzona-Temaxcalapa-Villa Alta, no obstante a la fecha no se había terminado. Todos los años, las autoridades organizadas en la AZACHIS tenían que demandar su conclusión. Por otra parte, en el diálogo interno se cuestionaba los cacicazgos locales, la situación de los pueblos originarios en el proyecto del Estado-Nación, incluso la importancia de la autonomía. Sin descartar, otros temas centrales fueron la importancia de la lengua materna y de la cultura propia, incluyendo el uso de los medios de comunicación.
Específicamente, la AZACHIS comisionó a un grupo de ciudadanos para apoyar en diversas tareas. La Comisión de Relaciones de la AZACHIS efectuó labores concretas como llevar las invitaciones a las autoridades de las asambleas, entregar oficios a las instituciones públicas, auxiliar en las asambleas, por mencionar algunas. Asimismo, desarrollaron materiales para comunicar la información generada en la asambleas o sobre aspectos de interés. En este sentido, elaboraron periódicos murales, un boletín informativo, carteles en esténcil, así como la publicación de la revista “Topil”. La revista “Topil” se imprimió de 1983 a 1999, fueron 56 números y su periodicidad era indeterminaba. En 1982, con la anuencia de la AZACHIS, se conformó un colectivo de producción de video y cine bajo el nombre de K-xhon. La finalidad fue documentar, a través de audiovisuales y de la fotografía, las actividades de la AZACHIS y la vida comunitaria (fiestas, tequios, danzas, etcétera). Dicho acervo da cuenta de un momento de la historia local marcado por procesos de organización regional, movilización y lucha por derechos sociales. A su vez, muestra los procesos de creación audiovisual a partir de una perspectiva comunitaria y desde los lenguajes propios, siendo un referente para la historia del documental en México. Su trabajo audiovisual fue presentado en festivales nacionales e internacionales, en donde, obtuvieron distintos premios. En la Primera Bienal de Video en México (1990) se les otorgó el 2º lugar; en el Segundo Festiva de Cine y Video sobre los Pueblos indígenas de Latinoamérica se les otorgó una Mención honorífica y se les reconoció como “el único material hecho por indígenas”.
La AZACHIS trabajó a favor de mejorar las condiciones de vida de sus comunidades, a través de aglutinar un frente común para exigir al gobierno el cumplimiento de programas y proyectos. También, promovió iniciativas, como el uso de medios audiovisuales, encaminadas al fortalecimiento cultural y social de las comunidades. Una labor que miraba hacia el interior para encontrar los horizontes posibles. La experiencia de la AZACHIS es un referente de los procesos organizativos sustentados en las formas comunitaria que se suma a otros esfuerzos regionales que surgieron es la misma época. Tal es el caso de la Organización por la Defensa de los Recursos Naturales de la Sierra Juárez (ODRENASIJ) o de la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca, S.C. (UNOSJO). Expresiones que muestran la fuerza de la organización y cuyas reflexiones, debates y luchas siguen siendo vigentes y están presente en las agendas de los pueblos zapotecos y chinantecos de Oaxaca. •