"La Jornada del Campo"
Número 184 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
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Desafíos para las agriculturas campesinas en el Ecuador

Francisco Hidalgo Flor Profesor de Sociología Agraria en la Universidad Central del Ecuador

Planteado el asunto de los desafíos que se le presentan a los sectores sociales campesinos en el Ecuador para el 2023, recurro al punto de análisis que expone Blanca Rubio, cuando estudia la encrucijada para los y las campesinos y campesinas latinoamericanos ante el despliegue de la fase agroexportadora neoliberal: “la integración o exclusión de los campesinos que ocurre en cada fase productiva no deriva del funcionamiento mecánico del sistema ni de un determinismo económico, sino de la situación política que impera en el ascenso de un nuevo modelo de desarrollo… es también el resultado de una determinada correlación de fuerzas entre el capital de punta y los productores rurales” (Rubio: 2003, 35).

Siguiendo este camino de análisis tenemos varios puntos por esclarecer: i) ¿Cuál es la fase productiva en ascenso?; ii) ¿Cuáles son los capitales de punta en la misma?; iii) ¿Cuál es la situación política imperante?, vista desde la comprensión de correlaciones de fuerza; iv) ¿Cuál es la situación organizativa y política de los/as campesinos?.

Miramos esos aspectos a continuación.

Sobre la fase productiva en ascenso, debemos indicar que luego de un interinazgo neodesarrolista entre 2007 – 2017, con los regímenes de Correa (interinazgo pues se desenvuelve entre dos momentos neoliberales), a partir del 2018 el Ecuador atraviesa por un retorno neoliberal, que se ha acentuado los últimos dos años (2021 – 2022) durante el gobierno conservador del banquero Guillermo Lasso.

Lasso, la fracción burguesa a la cual representa y portavoz de la estrategia estadounidense para la región, apunta a acelerar el neoliberalismo a partir de multiplicar tratados comerciales internacionales. Esa es su apuesta principal, expresada en su lema reiterativo de “más Ecuador en el mundo, más mundo en el Ecuador”.

A su vez los voceros de la burguesía local, una y otra vez se lamentan porque el Ecuador, aún hoy, es el único país sudamericano de la costa del Pacífico sin acuerdos comerciales con Estados Unidos y que aún no es miembro pleno, con voz y voto, en la Alianza del Pacífico.

En ese sentido al momento de escribir este artículo, el gobierno anuncia acuerdos en las conversaciones en el tratado comercial con China ( “Según Lasso Ecuador y China logran acuerdo comercial”. Ver portal web Primicias del 3 de enero 2023: www.primicias.ec/noticias/economia/ecuador-china-acuerdo-comercial-actualizacion/.) También informa que el gobierno de Biden ha expedido una “ley de asociación estratégica” entre Estados Unidos y Ecuador. (“Gobierno de Ecuador celebra como “histórica” reunión entre Lasso y Biden”. Ver portal web ElPaís.https://www.elpais.cr/2022/12/20/gobierno-de-ecuador-celebra-como-historica-reunion-entre-el-presidente-lasso-y-biden/)

Sobre los capitales de punta que impulsan esta fase, evidentemente están los capitales agroexportadores, especialmente los que han evolucionado en los últimos diez años, que son los productores camaroneros, bananeros y florícolas. Pero no solo ellos. Están los capitales interesados en profundizar el patrón de acumulación primario – exportador y allí ubicamos en primera línea a las inversiones de transnacionales mineras.

A su vez es necesario registrar los intereses de estos capitales, dentro del esquema neoliberal, por reducir la intervención de la inversión estatal pública, que fue clave en la década anterior.

El dato de mayor trascendencia es el cumplimiento del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que es el que comanda el programa económico y político del gobierno.

Frente a esta ofensiva neoliberal y la conflictividad social que ello representa es necesario ubicar la capacidad de resistencia de las organizaciones populares y los movimientos sociales.

Y aquí debemos decir que el principal movimiento de resistencia en el Ecuador proviene del sector indígena – campesino, lo cual fue evidente en el año 2022 con el paro de Conaie y otras organizaciones en el mes de junio y que obligó al gobierno de Lasso a ceder en el punto del subsidio estatal al precio de los combustibles y lo llevó a sentarse durante cuatro meses, entre julio y octubre, a mesas de negociación sobre aspectos del programa económico y social.

El pliego de demandas que justificó el Paro de Junio y que luego se convirtió en los puntos de las mesas de negociación tuvo la particularidad de combinar puntos agrarios con puntos indígenas y de impugnación al modelo neoliberal.

El gobierno se vio obligado a sentarse a conversar y en ciertos aspectos llegar a acuerdos para sustentar precios de apoyo a la producción campesina de soberanía alimentaria, mantener subsidios hacia los sectores populares y congelamiento de las concesiones mineras, así como apoyo a programas sociales de interculturalidad y desarrollo local.

La movilización indígena – campesina contuvo aspectos claves de la ofensiva neoliberal (“El movimiento indígena y campesino consolidó su rol de resistencia y contención”, ver portal web Rebelión: https://rebelion.org/el-movimiento-indigena-y-campesino-consolido-su-rol-de-resistencia-y-contencion/) y recuperó bases sociales de apoyo para propuestas y modelos alternativos.

Este año 2023 abre un espacio de disputa sobre el cumplimiento o no de los acuerdos de las mesas de negociación, caso contrario lleva a una nueva convocatoria de acción directa de los bloques sociales y populares.

Buena parte de ello se va a resolver en torno a las temáticas agrarias: precios, mercados, acceso a tierra y agua, respeto a los territorios y contención a la expansión extractivista.

La situación es de una debilidad en el apoyo social a la ofensiva neoliberal, en verdad debemos hablar de una resistencia, pero ellos cuentan a su favor con una cohesión en el bloque de poder, marcada por el apoyo de Washington.

Al otro lado hay una importante capacidad de movilización indígena – campesina, que debería trabajar con un horizonte de ir construyendo un bloque popular más amplio, rural y urbano, étnico y clasista, con capacidad de protesta y de propuesta. •