La producción del café en México es un sector que históricamente ha sido dirigido y dominado por los hombres mayores. El trabajo de las mujeres y los jóvenes es raramente visibilizado o reconocido en la cadena de suministro del café, uno de los productos de mayor demanda y consumo en el mundo.
Chiapas es el principal productor de café a nivel nacional y la Sierra Madre de Chiapas es una de las regiones reconocidas internacionalmente por la calidad de su café cultivado bajo sombra. Importantes organizaciones de pequeños y pequeñas productoras de café orgánico subsisten con el cultivo del aromático que generalmente exportan a Europa y Estados Unidos a través de redes de comercio justo, apelando a la responsabilidad social y ecológica, y buscando construir relaciones directas entre quienes producen y quienes consumen.
Convencionalmente el trabajo familiar entre pequeñas y pequeños cafeticultores se organiza bajo una división de labores que reproduce estereotipos de género: por un lado los hombres, jefes de familia, dominan la toma de decisiones y juegan el papel productivo de proveedores, responsables de obtener los recursos necesarios para mantener la familia, para lo cual trabajan el cafetal que conlleva actividades como la limpia (o chaporro), poda, siembra, aplicación de abonos y comercialización del café. Por su parte, las mujeres son responsables de las actividades reproductivas de crianza, cuidado, limpieza, alimentación y educación de los hijos e hijas. En las labores de campo, ellas también trabajan en la cosecha, despulpe, lavado, secado y selección del grano. Algunas veces se hacen cargo de llenar las bolsas para sembrar las semillas y cuidarlas en el vivero hasta que las plantas estén listas para trasplantarlas en la parcela. Lo anterior se traduce en dobles jornadas laborales, tal como lo manifiesta una mujer cafetalera:
Detrás de un kilo de café, hay muchísimo trabajo. (…) Las señoras no sólo se dedican a cortar café. (…) si en temporada normal se levantan a las 5 de la mañana, en temporada de cosecha se levantan a las 4 de la mañana porque tienen que dejar listo todo el aseo. Aunque lo hagan con gusto, tienen que ir por necesidad también al cafetal porque de ahí tienen para comer, para solventar a la familia, y después de regresar del cafetal, tienen que seguir con sus labores domésticas (Productora de café - Nuevo Paraíso, La Concordia, Chiapas. Agosto, 2022).
La doble carga de trabajo para las mujeres limita su participación activa en organizaciones productivas o comunitarias, pues las responsabilidades atribuidas y la falta de tiempo les dificulta asistir a reuniones, asambleas, capacitaciones, hacer trámites u otras actividades que las organizaciones requieren. Convencionalmente, las mujeres no reciben remuneración por su trabajo y existen obstáculos jurídicos para que ellas sean las ejidatarias o propietarias de la parcela. Por su parte, los hombres tienen el privilegio de acceso a la propiedad de la tierra, créditos e ingresos, lo que sitúa a las mujeres en una posición de subordinación respecto a la toma de decisiones familiares y colectivas.
No obstante, en la región de La Frailesca, algunas cafeticultoras están realizando importantes esfuerzos mediante el trabajo organizado que busca construir relaciones de género más equitativas para disminuir las brechas de desigualdad en el acceso a derechos y oportunidades de desarrollo como lo marca también la normativa del comercio justo y que favorece la presencia de mujeres en sus órganos de dirección. Muestra de ello son dos organizaciones integradas exclusivamente por mujeres: la Sociedad Financiera Comunitaria denominada “Financiamiento de la Mujer Cafetalera S.A. de C.V.”, localmente conocida como Finmujer, y “Mujeres en acción para el desarrollo sustentable, A.C.”, conocida como Café Metik. Ambas organizaciones emergieron gracias al apoyo y respaldo de las sociedades productoras de café Finca Triunfo Verde S.C. y Comon Yaj Noptik S.P.R. de R.L., respectivamente. Estas cooperativas cuentan con una trayectoria de casi 30 años de experiencia en la producción de café orgánico de calidad cultivado bajo sombra diversificada en las zonas de influencia y amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera de El Triunfo, refugio de un gran número de especies endémicas vegetales y animales clasificadas en amenaza o peligro de extinción.
Estas organizaciones de mujeres campesinas e indígenas están configurando un camino que cuestiona las relaciones entre los géneros y las desigualdades históricas y sociales que excluyen a las mujeres de su participación real en organizaciones comunitarias y los puestos de liderazgo que convencionalmente ocupan los hombres. Estas iniciativas locales de apoyo a medios de vida de mujeres pretenden contribuir a que las nuevas generaciones de mujeres tengan mayor acceso a las posiciones de liderazgo, toma de decisiones, desarrollo de capacidades y beneficios económicos que les ayuden a vivir libres e independientes.
Los autores agradecen al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) por el apoyo a través del FORDECYT-PRONACES para realizar este trabajo mediante el financiamiento al proyecto 319069 “Resiliencia y estabilidad socioecológica de la cafeticultura mexicana bajo sombra: hacia nuevos paradigmas”•