FaneKantsini surge como iniciativa de la maestra mezcalera Sosima Olivera Aguilar, originaria de San Miguel Suchiltepec, región chontal de Oaxaca, quien aprendió de su padre don Amado y de su abuela tía Minga el arte de hacer mezcal. En esa región se dice que el rey Fane Kantsini asentó sus dominios a partir del cuidado de las plantas y animales. Cuatro generaciones pasaron, junto con miles de hornadas y tinas de fermentación, para que Sosima decidiera llevar el arte familiar a otras regiones del estado, llegando a Sola de Vega, rica en magueyes silvestres y en personas jóvenes buscando aprender o dar continuidad al oficio.
FaneKantsini retoma el nombre de una leyenda local de la región chontal, y retoma el principio de organización en torno al trabajo cooperativo y la preservación de los valores sociales y ambientales que dan sentido al mezcal, en el entendido de que para que éste continúe siendo una bebida tradicional, debe de mantener las formas tradicionales de organización y de crecimiento de los magueyes. La premisa es que cuando se hable de varias generaciones en una familia mezcalera, el paisaje que rodee a su palenque debe de continuar abundante de árboles, arbustos, magueyes, animales polinizadores, insectos, y con una familia que se organice en torno al trabajo colectivo para decidir qué magueyes usar en cada hornada.
El mezcal, en este entendido, no debe de ser un producto que se elabore para el mercado ni de acuerdo con sus estándares, sino una bebida ritual que acompañe, prioritariamente, los momentos de mayor gozo, los de mayor pena y las celebraciones de la familia y de la comunidad de la que es parte. Esto sólo es posible si el mezcal es un producto estacional que convive con actividades agrícolas como la siembra, cuidado y cosecha de la milpa, permitiendo el reposo y el crecimiento de los magueyes que serán utilizados exclusivamente en temporada de secas, ya que en lluvias “se cargan” de agua y no contienen la misma cantidad, ni calidad de azúcares.
La Cooperativa de Mezcaleros Chontales Tres Colibrí (FaneKantsini) se conformó en 2012 y siempre ha procurado transmitir y acordar esquemas de gobernanza ambiental comunitaria y las tradiciones que dan significado a los productos del campo. Desde el inicio, ha invitado a jóvenes de Sola de Vega, una región distante en geografía a la región chontal, pero hermana en biodiversidad, a ser parte del esfuerzo de mantener los paisajes mezcaleros.
Derivado del auge que ha tenido el mezcal, la expansión no atendió a producir más, sino a estar en un sitio más cercano a la ciudad de Oaxaca, pero que brindara las posibilidades de continuar la tradición mezcalera, la vida comunitaria y la formación de nuevas generaciones. La cooperativa se fijó como prioridad mantener esta tradición, el gusto histórico de los mezcales con identidad y la conservación de los magueyes endémicos, apoyándose en prácticas de conservación y de suelos, y el no uso de agroquímicos. En este andar nos dimos cuenta de que, siendo Sola de Vega una región mezcalera por excelencia, las demandas actuales del mercado ya han causado mella en la forma de trabajo; muchas personas buscan tener su propio palenque y su propia marca, haciendo difícil el consolidar organizaciones, menos aún cooperativas. La metodología simple de cultivar sin químicos y el trabajar de forma colectiva, recuperando y respetando las formas de gobierno de la comunidad, resultaban novedosas y al mismo tiempo parecían antiguas y poco aplicables para “la modernidad” de Sola de Vega, territorio al que crecientemente llegan marcas buscando rentar tierras o comprar grandes cantidades de maguey para producir a lo largo de todo el año, aún si éste no está completamente maduro.
La forma que como colectivo encontramos para incidir, ha sido la de invitar a productores y magueyeros de la región al palenque, a caminatas y a diálogos sobre cómo cada quien concebimos la labor mezcalera; así empezamos a tocar puertas con diferentes familias, yendo a sus campos para ver la forma cómo trabajan y dialogando con ellas, dejando ver oportunidades e intercambiando opiniones, compartiendo comidas y sueños. De esta forma se desarrolló un esquema de participación cada vez más comunitario con quienes se encontró afinidad y se generó amistad. Nos hemos asociado en torno a valores comunes y formas de concebir al mezcal tradicional y sus paisajes.
No es una labor sencilla, requiere de mucha escucha y respeto, de generar acuerdos y tener paciencia para verlos florecer, pero también para entender que a veces la realidad impide un cumplimiento cabal de los mismos y que los grupos se reconstituyen pero siempre dejando en las personas semillas que tarde o temprano germinan.
Actualmente FaneKantsini no ocupa más de 15 toneladas de diferentes variedades de maguey al año, fomentados o cultivados sin agroquímicos y procurando mantener el ecosistema que les rodea. No se cosechan tiernos y se mantiene una población de magueyes para semilla de forma que predomine la reproducción sexual y, con esto, la diversificación.
Se valora de igual forma el esfuerzo de la planta, del magueyero y de quien hace el mezcal con una retribución justa, porque se apuesta al trabajo grupal, donde los magueyes conviven con el maíz, el frijol, la calabaza y el cempasúchitl, para que obtengan de esta convivencia los sabores que dan la magia al destilado, lo hagan a su paso y al mismo tiempo permitan que más generaciones de magueyes, polinizadores, arbustos y familias continúen siendo parte del mismo ecosistema. •