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El Carretón del Desierto lleva la magia del teatro a sitios donde nada llega: Prior Tapia

Kasia Sek y Jaime Hevia han recorrido más de mil kilómetros en un circuito de 70 comunidades rurales del semidesierto potosino y zacatecano

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▲ Recientemente presentaron la cinta sobre esta compañía, realizada por Jorge Prior Tapia.Foto grama de la película
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▲ Recientemente presentaron la cinta sobre esta compañía, realizada por Jorge Prior Tapia.Foto grama de la película
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 5 de diciembre de 2022, p. a10

Zacatecas, Zac., El director y guionista mexicano Jorge Prior Tapia concluyó luego de más de tres años de grabación, edición y posproducción, la película sobre El Carretón del Desierto, que buscará estar en las pantallas de la Ciudad de México en enero, en la Cineteca Nacional y en la Universidad Nacional Autónoma de México(UNAM), para posteriormente recorrer distintos circuitos en el interior del país.

La obra del documentalista –próximo a cumplir 71 años de edad–, de 80 minutos, muestra la aventura quijotesca de la polaca Kasia Sek y el español Jaime Hevia, quienes, sin presupuestos oficiales ni agenda gubernamental, cumplen más de una década haciendo teatro trashumante en el altiplano que comparten Zacatecas y San Luis Potosí.

“Todo empezó, creo que por culpa tuya –bromea–, cuando leí un reportaje en La Jornada (06/2014), y me llamó mucho la atención.”

Narró en entrevista con este diario el director de Volcán, productora independiente que se aventuró a llevar al cine la historia de estos europeos, que se autofinancian con las monedas y el taco que reciben de su público, los hijos de campesinos y pequeños ganaderos, en las pequeñas comunidades que recorren, donde, además, no faltan ancianos que les den ayuda y consejo.

Recientemente, en la Cineteca de Zacatecas se presentó en una función especial para los integrantes de El Carretón del Desierto, familiares, amigos y La Jornada, entre los medios invitados, la película sobre los titiriteros, que cargan a medio centenar de integrantes de la Familia Nudo y han completado más de mil kilómetros de recorrido en un circuito compuesto por al menos 70 comunidades rurales del semidesierto zacatecano y potosino.

Además de Kasia, Jaime y su hijo Anton, de tres años, a la presentación asistieron Dulce Muñoz Reyes, titular del Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde, y Gabriela Marcial, responsable de la Cineteca Zacatecas. Prior Tapia no pudo estar por un problema de salud, pero afable accedió a dar una entrevista.

Contó que, para filmar, primero tuvo que localizar físicamente a la caravana de El Carretón del Desierto entre caminos rurales y brechas, porque la compañía no viaja por carreteras, donde mulas y caballos están prohibidos. Además, en la región no hay señal de telefonía celular ni Internet.

Para la primera cita tuve que ir a comprar un mapa a Inegi, porque en la zona en la que se encontraba todavía no estaba ni en Google. Finalmente, pedí a algunos amigos que me acompañaran: un fotógrafo, un sonidista, un ayudante, un asistente, y nos lanzamos sin saber nada y a la nada.

A fin de llegar hasta ellos, fueron nueve horas de camino, partiendo desde la Ciudad de México. Estaban en las inmediaciones del rancho La Presa, en Charcas, en San Luis Potosí. Entre yucas, biznagas, mezquites, cardenches, gobernadora, peyote y la mayor parte de las veces, suelo pelón, se empezó a rodar.

La fotocomposición fue extraordinaria. El desierto ayuda es una locación sin igual, comentó el director. Para concluir la película, recibió apoyo de la UNAM a través del Taller Carlos Velo, que respalda la posproducción de largometrajes de no ficción.

En principio pensé hacer un reportaje o algo sencillo, no un documental, pero conocí a Jaime y a Kasia, y me parecieron unos personajes extraordinarios. La primera vez los seguimos como cinco o seis días por varios pueblos, y acampamos con ellos.

Los títeres cuentan su historia

También se decidió que los títeres tenían que platicar un poco su historia, y se grabaron secuencias de día y nocturnas, con los diálogos de diversos integrantes de la Familia Nudo, las marionetas de El Carretón del Desierto.

Prior Tapia opinó: Me parece admirable lo que hacen. Tienen vocación, van a lugares donde ahora la violencia está muy fuerte; sin embargo, no se quejan, no les pasa nada. Seducen a niños y adultos de esas comunidades; les comparten su aprendizaje que les ayudarán a enfrentar la vida. El arte puede ayudar a que la gente crezca y se desarrolle, y eso es lo que hacen.

Esta película, El Carretón del Desierto, con música original de Pedro Gilabert, indica su director, va un poco a contracorriente de lo que pasa en el cine mexicano, porque en su obra no hay balazos ni muertos, ni tragedia. Esto es otra cosa.

En la primera década del nuevo siglo, Sek, egresada de la Escuela de Arte Dramático de Polonia, y Hevia, profesor de educación física, acróbata y cirquero, se conocieron en Kerala, India, donde asistían a un curso de expresión corporal. Allí comenzó su amistad y, en lugar de regresar a sus países origen, empezaron un periplo por México, primero fueron al sur, pero terminaron en el semidesierto del altiplano norte, como turistas mochileros. Recorrieron a pie comunidades rurales, con una sola marioneta en su raído equipaje.

Tres años después de visitar caminos y rancherías de Zacatecas y San Luis Potosí, con la ayuda de un herrero potosino construyeron un carretón que funciona con un motor de puro corazón, precisó Sek, durante la presentación de la cinta.

Al Prior se le preguntó: ¿Cuál cree que sea el impacto cultural de El Carretón del Desierto en las comunidades rurales que ha visitado?

“Vimos varias funciones y también nos dimos cuenta de nada llega a esos lugares, así que estos dos locos en un carretón escenifican piezas rarísimas, extraordinarias; hipnotizan a niños y adultos. Recientemente empezaron a a dar talleres de teatro. Ellos consiguen sembrar la magia y el amor por el arte, por la literatura. Eso, sin duda, hará a esas personas mejores mujeres y hombres, mejores seres humanos, finalizó Prior Tapia.