Domingo 4 de diciembre de 2022, p. a27
Rodeado de pinos y envuelto en una brisa fría, el foro Pegaso comenzó a recibir oleadas de personas desde la tarde de ayer. Entre las mujeres y hombres, la gran mayoría vistiendo al menos una prenda negra, se podía adivinar la cartelera para el segundo día del festival de metal. En las casi barrocas tipografías de algunas bandas se podían leer en el pecho de las personas: Slipknot, Judas Priest, Bad Religion, Trivium, e incluso Hell and Heaven, reafirmando el plan para este fin de semana.
Desde la entrada, ya en el primer escenario se desplegaba un ambiente que estaría plagado del poder contenido en unos riffs distorsionados o unos bombos constantes como ametralladoras. Al seguir caminando algunos de los escenarios más grandes no sólo empezaban a hacerse visibles, sino que también eran audibles. En los puntos medios, donde se ubicaban los puestos de comida o mercancías nunca dejaba de escucharse algo.
El mal tiempo se enfrentó con abrigos, bufandas y gorros, pero también con movimientos de cabeza al ritmo de la batería, los brazos levantados y las manos dibujando unos cuernos. En los escenarios gemelos, la banda de metaleras Kittie comenzó a despertar al público del letargo con sus guitarreos y el canto rasposo de la vocalista. El ánimo alcanzaría nuevos niveles con Behemoth saliendo justo al lado de las primeras.
Sin embargo, los problemas del festival también se manifestaron tanto en los escenarios más chicos como en los principales. En algunos, como el Modelo y True Stage, las bandas no sólo comenzaron tarde, sino que además se enfrentaron a problemas técnicos. En el Heaven, rodeados de miles de personas, Trivium padeció fallas sonoras durante toda su presentación, lo que llevó a que su vocalista se disculpara y quejara en varias ocasiones. De todas maneras, los músicos y el público intentaron mantener el buen ánimo.
Al terminar la presentación de Trivium, la banda de Birmingham, Judas Priest, hacía su aparición en el Hell. Unos fuegos artificiales se dispararon de los escenarios gemelos y la intensidad musical continuó y se expandió. Entre la multitud el clima era cálido. Ya no sólo se movían las cabelleras de atrás hacia adelante, también se daban saltos, se armaba el slam o se coreaba a todo pulmón.
El punk siguió sonando en el escenario Modelo con Bad Religion, banda que logró concentrar a una buena parte del público, aun con una de las agrupaciones estelares tocando cerca. Antes de que Judas Priest terminara su presentación, ya se anunciaba en el escenario gemelo el próximo acto del Hell and Heaven. El nombre de Slipknot acompañaba a los músicos británicos que no bajaban la energía con sus clásicos surgidos en otra época y celebrados todavía ahora.
En una oscuridad rota por las luces de colores proyectándose de cinco puntos, miles de personas iban y venían de un lado del foro Pegaso al otro, mientras los más cansados esperaban sentados, acostados, con mantas en las áreas que tenían pasto, pues el encuentro de metal había anunciado que la música seguiría hasta pasada la medianoche.