Opinión
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La dramaturgia en el Congreso de la Unión
L

a dramaturgia ha tomado el lugar de las intervenciones en tribuna como sustitución de los discursos políticos; sobre todo, por parte de la coalición de los partidos de la derecha. La ausencia del ejercicio y aplicación de la ciencia política y del debate responsable de las bancadas, se ha transformado en una virtual, o tal vez real, legislatura puesta en escena. Especialmente, hacemos hincapié, por parte de las bancadas neoliberales.

La oposición que, de acuerdo con las evidencias, es ahora la representación de la descomposición de los partidos de la contradicción. La distorsión de la realidad es parte de esa fórmula: poner en escena un guion que contradiga lo que la gente está viviendo y observando. Negando los resultados positivos del gobierno en el poder.

La bancada unificada liderada por panistas demuestra una forma de intentar ejercer el poder. Ejercicio que no está basado en ninguna ideología, ya que el neoliberalismo, en sí, no se fundamenta en ninguna.

Lo que hacen sus legisladores es una forma insana de intentar desprestigiar, desde sus curules, a su principal enemigo: el Presidente de la República.

La participación de los partidos coludidos, o de oposición, deja mucho que desear, ya que sus discursos están diseñados a modo de guion, pues no tiene proyectos que defender –sólo consignas que replicar–, por tanto, no hay debate político ni búsqueda de soluciones, acciones que han sido sustento y justificación del Poder Legislativo.

Con las participaciones de los cuatro partidos de derecha que hemos visto y escuchado hasta el momento, nos queda claro que no tienen idea de lo que es política, cómo se aplica y para qué sirve. Las decisiones las llevan a nivel de competencia, a ver quién gana y quién pierde en eso de decir el guion sin atragantarse, sin sobreactuar y sin morderse la lengua.

Hacen caso omiso de su obligación con la ciudadanía que les dio el voto. Están omitiendo, conscientemente, el compromiso por el cual se juramentaron. Por tanto, el delito es peor, es triple: cobran un sueldo por dañar a la nación, por traicionar a un sector del pueblo de México y por obstruir la transformación del país.

En este punto, se incluyen por voluntad propia quienes dicen pertenecer a un partido, pero que actúan como los jokers o comodines en el póker, según convenga a sus intereses meramente económicos y seudopolíticos. Y, para lograrlo tienen que mentir, con tal impunidad y cinismo que caen en la obscenidad.

La importancia de ocupar un escaño, ese espacio político, es una oportunidad inigualable, es la posibilidad tangible de transformar lo negativo en positivo a favor de millones de personas. Aquí, en este lugar, el valor del voto se eleva a la n potencia, ya que el costo social para mantenerlo ha sido muy alto. Por lo que lo hace invaluable.

En lo que menos se piensa es en que en el Congreso las decisiones se toman en grupo, no obstante, la diversidad de partidos políticos. Por eso se debe insistir en que la democracia no termina con el voto en la urna, ésta sigue en el Congreso.

En cuanto al financiamiento, es válido insistir en la búsqueda del mejor presupuesto para los institutos políticos y para cubrir los proyectos de partido. Pero ese no es el punto prioritario. El ajuste presupuestal se aplica para todas las bancadas. Enfrascarse en ese punto es perder tiempo para presentar las agendas y lograr objetivos legislativos.

Tal vez sea éste el punto nodal para los logros legislativos, donde los partidos alcanzan una relación de poder, ya sea entre individuos, como en grupos parlamentarios, ya que luchan por estatus político y por financiamiento para ejercer con amplitud sus proyectos, si es que presentan alguno.

Cuando toma la palabra cada legislador es portavoz de miles de personas, por lo que no es creíble que, en el caso de la derecha, aquellas voces estén dirigidas todas, a imponer mentiras fácilmente rebatibles, en lugar de defender su postura política y proponer soluciones a problemas vitales con su metodología propia.

Es en esta ausencia de ejercicio político de los partidos, más de colisión que de oposición, donde queda en evidencia la dramaturgia neoliberal a la que recurren. Es por ello que han llegado al punto de desaseo en todas sus intervenciones y no les queda otra opción que dramatizarlas.

Por cierto, los guiones que circulan en las curules de los partidos opositores al Presidente pueden ser utilizados sin problema por cualquier miembro de la llamada coalición defensora de la democracia; PAN, PRI, PRD o MC.

Un ejemplo llano de mentiras puestas en escena, es la afirmación de que la verdadera y única izquierda de México es el PRD. Así lo vociferó Marcelino Castañeda Navarrete, diputado federal durante una intervención en la Cámara de Diputados. Y, como intervención a favor del partido Morena, el diputado Carlos Alberto Manzo Rodríguez afirma que el presidente Andrés Manuel López Obrador es un demócrata y socialista, lo cual molesta al punto de berrinche a las bancadas derechistas.

¿Qué tiene de ofensivo ser demócrata? y ¿qué tiene de malo ser socialista?

Las izquierdas existen y están buscando las coincidencias que conduzcan a construir un camino avalado por la política actualizada, revitalizada, y adaptada a las nuevas circunstancias. Experiencia, ideología e historia propia, son valores que han formado un acervo de gran importancia para las presentes y futuras generaciones de militantes, no sólo de izquierda.

Twitter: @AntonioGershens