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La Muestra

Corsage

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▲ Fotograma de la película dirigida por Marie Kreutzer.
L

a existencia mediática de Elizabeth de Austria ha estado asociada en el cine a la imagen edulcorada que de ella brindó en los años cincuenta una famosa trilogía sobre la emperatriz Sissi dirigida por el vienés Ernst Marischka e interpretada por Romy Schneider. Siete décadas después, la realizadora austriaca Marie Kreutzer opera un vuelco audaz en la representación de dicho personaje, quien ahora exhibe una faceta singular de mujer rebelde, deseosa de liberarse de la existencia encorsetada a que la someten las rutinas protocolarias de la corte de los Habsburgo. Una suerte de Lady Di –tal como la presenta el chileno Pablo Larraín en Spencer (2021)–, trasladada al ambiente más asfixiante aún de la Europa de finales del siglo XIX.

En Corsage (2022), la directora concentra el relato en 1877, año en que la consorte del emperador Franz Josef cumple 40 años. Obligada a cumplir con el doble papel de madre devota y mujer siempre sofisticada y bella, aun cuando se vea continuamente eclipsada y humillada por las conocidas correrías de su esposo infiel, Elizabeth (Vicky Krieps) decide someter su cuerpo a dietas rigurosas, a intensos cuidados cosméticos, al martirio de un corsé que habrá de diseñarle una insólita cintura de 45 centímetros, y a fingidos desmayos que le permiten rehuir ceremonias engorrosas. Nada de ello contribuye, sin embargo, a aplacar su depresión crónica y las crisis nerviosas que a menudo la dominan. Nada excepto los viajes a las residencias reales en su favorecida Hungría o en otras capitales europeas, donde emulando la conducta disipada de su esposo, la emperatriz se rodea de pretendientes y amantes, desatendiendo las obligaciones de decoro real para escándalo e irritación de Franz Josef (Florian Teichtmeister) y de su hijo mayor, Rudolf (Aaron Friesz), el príncipe heredero.

Marie Kreutzerdiseña el retrato de esta nueva Sissi emperatriz con un desenfado tan singular como el mismo que le atribuye a su heroína, quien bebe, seduce y desafía a la nobleza intimando sin recato con algunos súbditos perplejos. La fantasiosa interacción de Elizabeth con la cámara primitiva del francés Louis Le Prince, precursor de Edison y de los hermanos Lumière, es también una de las libertades artísticas que se permite la película, así como la inserción, con anacronismo deliberado, de una popular balada country. En Corsage la realizadora reivindica la personalidad transgresora de una monarca femenina muy marginal en su propia corte, al tiempo que recrea de modo convincente la atmósfera y costumbres de una época en que las realezas europeas compartían estrictos códigos de etiqueta noble y, en ocasiones, un libertinaje amoroso y sexual apenas disimulado. El personaje de Sissi, y los intentos por volverlo figura emblemática de una actitud rebelde, sigue suscitando lecturas nuevas tanto en el cine como en las plataformas digitales, como lo atestigua La emperatriz (2022), popular serie alemana recién estrenada en Netflix.

Se exhibe en la sala 2 de la Cineteca Nacional a las 13:00 y 18:15 horas.