Feria nacional de intercambio de semillas, una estrategia de protección y resistencia contra el despojo
Las semillas, especialmente las de las plantas cultivadas, han sido modificadas por los seres humanos a través de un proceso co-evolutivo de al menos 10,000 años y que ha llevado, por ejemplo, a la existencia en México de al menos 64 razas de maíz, de las cuales 59 se pueden considerar nativas y 5 proceden de Cuba, el Caribe y Guatemala de acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO). De este conglomerado genético se pueden obtener miles de variantes; lo que también da continuidad a la diversidad bicocultural de los pueblos originarios y de las raíces culturales profundas de México.
En nuestro país, las semillas nativas han sido fundamentales para la producción y reproducción de los agroecosistemas tradicionales, además, son un legado cultural de los pueblos originarios y campesinos, en este sentido, la milpa representa un espacio cultivado en donde se conserva una alta agrobiodiversidad, pero al mismo tiempo es un acto de resistencia a los monocultivos y el sistema capitalista, y un proceso para el logro de la autonomía alimentaria. Las semillas nativas y los genes que contienen se encuentran en una encrucijada, por un lado, han sido y son objeto de disputas relacionadas con su apropiación y patentamiento por parte de empresas privadas, quitando a las familias campesinas; por el otro se busca que se conserven en manos de los pueblos originarios y campesinos, respetando derechos colectivos y consuetudinarios. Se enfrentan intereses de transnacionales que buscan privatizar, desplazar cultivos originales con base en la biotecnología transgénica y de edición genética, lo que ha provocado la disminución de la agrobiodiversidad, afectará la soberanía alimentaria, y someterá a la población en una dependencia inhumana.
Acciones colectivas por las semillas
La feria fue una acción para demostrar que las semillas y la culinaria derivada de ellas necesitan de todas y todos para seguir evolucionando, y su defensa debe seguir existiendo y extendiéndose. Con estas acciones, robustecemos a las comunidades locales y se contagia un espíritu colaborativo, de autoayuda, de compromiso y conciencia social, para continuar siendo los guardianes de nuestras propias semillas. Esta diversidad de actividades debe repetirse en el resto de los estados del país, con los que se comparten cultura alimentaria, formas de organización y reproducción alrededor de la domesticación del teocintle hasta el maíz, gracias al trabajo humano de miles de generaciones.
Estos días de fiesta, de diálogo y celebración dejaron un mensaje muy claro para los políticos y medios de comunicación: las y los campesinos, la milpa y las semillas nativas son un tema de seguridad nacional fundamental. Que aprobar las reformas a la Ley Federal de Variedades Vegetales (LFVV) para que México se adhiera a La Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) versión 91 es actuar contra el país. Como ejemplo preocupante de esas reformas, el artículo 2º Fracc. 11 considera proteger los derechos de los obtentores comerciales y no los de obtentores de instituciones públicas, ni los derechos colectivos de campesinos y pueblos originarios. La interpretación del articulado puede llevar a criminalizar las prácticas tradicionales de intercambio y venta de semilla (dos a seis años de prisión y multas 54, así como su selección y conservación. El Capítulo IV, título III, artículo 29 dice que se formará un “Comité Calificador de Variedades Vegetales” que no incluye la participación de investigadores (obtentores) de instituciones públicas nacionales, ni de pueblos indígenas y campesinos; eso sí, incluye a un representante del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, esto pone a la agrobiodiversidad a nivel de un proceso industrial, cosa totalmente absurda.
Fruto de los conversatorios, mesas de diálogo, intercambio de semillas, experiencias, palabras y visiones, se emitió el siguiente pronunciamiento:
- Las semillas nativas deben permanecer en manos campesinas.
- La vida, en todas sus expresiones debe respetarse y no ser objeto de patentamiento.
- La milpa y la agrobiodiversidad que conservan en ella mujeres y hombres debe respetarse en todos los territorios de los pueblos originarios, campesinos y afrodescendientes del país.
- No a las reformas a la LFVV.
- No a la entrada de México a la UPOV 91.
- Si al reconocimiento en las leyes mexicanas de los derechos colectivos de los pueblos originarios, campesinos y afrodescendientes, a sus territorios y todo lo que en ellos se encuentra.
- Si al financiamiento a universidades e instituciones públicas de enseñanza e investigación para llevar a cabo proyectos de conservación, mejoramiento y protección de la agrobiodiversidad en manos campesinas.
- Por la autonomía alimentaria desde lo local, desde los territorios, en México y el mundo.•