Xoco es un pueblo originario ubicado en la Alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México, por sus características históricas y culturales le son aplicables los derechos de los pueblos indígenas, a pesar de esto, las diversas autoridades han violado sus derechos al aprobar e imponer diversos megadesarrollos que tienen un impacto significativo en la vida cultural, social, económica, política y territorial de Xoco.
Es importante señalar que Xoco es un pueblo con antecedentes teotihuacanos y mexicas. Durante la conquista y la colonización interna, el territorio de Xoco se convirtió en una hacienda, posteriormente pasó a ser ejido y después, por resolución presidencial, se privatizó, respetando sólo una fracción de tierras a favor de los originarios del pueblo para que mantuvieran sus viviendas.
A mediados del s. XX, Xoco contaba con un río, pozos de agua y campos de cultivo, pero debido a los diversos procesos de urbanización el pueblo perdió todo esto. A la fecha conserva un panteón, un templo que data del s. XVII (Capilla de San Sebastián Mártir Xoco), callejones, ciudades perdidas, parques, calles, comercios tradicionales, escuelas, viviendas de originarios, así como sus fiestas y tradiciones.
Procesos de urbanización
Xoco cuenta con una ubicación privilegiada en la Ciudad de México, razón por la cual es muy atractivo para el sector inmobiliario. Desde 1950 y hasta la fecha, Xoco ha sufrido en su territorio varias olas de urbanización, por ejemplo, el río que tenía se entubó y convirtió en la actual avenida Río Churubusco, de igual forma, se construyeron diversos complejos públicos y privados de grandes edificios, como el Centro Bancomer, la Cineteca Nacional, Radio IMER y la Plaza Centro Coyoacán. Sin embargo, en las última dos décadas, el territorio del Pueblo de Xoco ha sufrido el proceso de urbanización más agresivo de su historia con la construcción del Centro Cultural Roberto Cantoral, la plaza comercial Patio Universidad, los edificios City Towers y principalmente el gran depredador Mítikah, un proyecto de rascacielos y zona comercial absurdamente denominado “Ciudad Progresiva / Ciudad Viva”.
El proyecto Mítikah, a cargo de Fibra UNO y Banco Actinver, llegó en 2008 con el emblema de construir el rascacielos más alto de Latinoamérica. A la fecha, el proyecto Mítikah, ha transformado significativamente el territorio de Xoco a su conveniencia, a través de la modificación de las calles públicas, la construcción de varias torres y las afectaciones que trae su torre con más de 65 pisos.
Mítikah ha conseguido la complicidad de las autoridades, y con esto, un control casi absoluto del territorio de Xoco, tan grande que las donaciones de terreno, medidas de mitigación, mejora y de integración, que por ley corresponden, se han hecho a beneficio del mismo proyecto y no del pueblo de Xoco. En contubernio, las autoridades han permitido la tala de más de 80 árboles y la modificación estructural y desplazamiento de la calle Real de Mayorazgo para ser privatizada y convertida en un gran patio del centro comercial que le permite extender el proyecto.
Resistencia a la extinción
El desarrollo urbano discriminatorio a gran escala ha impactado negativamente a los originarios de Xoco, ya que se han incrementado dramáticamente los prediales de las viviendas, se ha creado incertidumbre jurídica sobre sus predios, ha incrementado el costo de vida, ha empezado a escasear el agua, han incrementado las desigualdades, hay mayor marginación y pobreza en el pueblo, se han visto expulsados y obligados a vender y migrar a otros sitios, las fiestas religiosas y culturales han sido discriminadas por parte de los nuevos residentes, se ha coartado el poder de decisión del pueblo y se ha dividido al pueblo a través de dádivas clientelares, promesas engañosas y amenazas por parte del “cártel inmobiliario” que tiene presencia en el pueblo.
A pesar de esto, el pueblo de Xoco ha resistido en su territorio a lo largo del tiempo, a través de su cultura y organización social. En los últimos años, el pueblo ha ido redefiniendo sus mecanismos de resistencia, una muestra de ello es la reconstitución de su organización política con la conformación de la Asamblea Ciudadana del Pueblo de Xoco (Asamblea de Xoco).
A partir de febrero de 2021, la Asamblea de Xoco, por primera vez decidió emitir una Declaración General de su organización y llevar la batalla por sus derechos a tribunales, ya que los casos tenían denuncias, pero no juicios.
El caso más significativo en el que actualmente Xoco tiene la pelea contra el Proyecto Mítikah, se encuentra en un amparo promovido a finales del 2021 contra la modificación impuesta de su calle Real de Mayorazgo, donde se encuentran vestigios de una aldea teotihuacana que son parte de la historia de Xoco. Dicho juicio, a la fecha, no cuenta con una resolución final, sin embargo, en su momento el Poder Judicial de la Federación (PJF) se deberá pronunciar sobre si a Xoco se le violaron o no sus derechos como pueblo originario. En caso de obtenerse una resolución favorable, las autoridades estarán obligadas a restituir los derechos afectados al pueblo originario de Xoco.
La contraofensiva y significado de la lucha de Xoco
Gracias a la organización política, social y jurídica de Xoco, el pueblo ha conseguido que el PJF admita: 1) a proceso la demanda, 2) la calidad de Xoco como pueblo originario, 3) la representación legal de la autoridad legítimamente electa por el pueblo de Xoco, y 4) de forma provisional, una medida cautelar consistente en la orden de frenar los trabajos de construcción no autorizados por los originarios dentro del pueblo de Xoco.
Debido a lo anterior, el “cártel inmobiliario” -grupo en el que se encuentra Mítikah de común acuerdo con el gobierno- han trazado una estrategia de contraofensiva que busca minar los derechos de Xoco como pueblo originario, lo que ha ocasionado que de forma irracional el PJF retirara la medida cautelar brindada a Xoco sobre la suspensión de obras de construcción. Mítikah ha buscado confundir y persuadir a la sociedad en general, a los habitantes de Xoco y a los impartidores de justicia, principalmente a través de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA) y la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes de la Ciudad de México (SEPI).
Por un lado, SEDEMA ha utilizado recursos para generar un grupo de choque violento al interior del pueblo para dividirlo, generar una aceptación hacia Mítikah, o bien, resignación o actitud de derrota. Y, por otro lado, la SEPI ha emitido un oficio en el que arbitrariamente desconoce que Xoco tiene derechos como pueblo originario, señalando particularmente que no tiene territorio por ser un “pueblo urbanizado” y que tampoco le es aplicable el derecho a la consulta. Por si fuese poco, la SEPI busca el desconocimiento del mayor número de pueblos originarios de la Ciudad de México, publicando a finales de mayo de 2022 una convocatoria para constituir un “Registro” que condiciona abusivamente la calidad de pueblo originario para que no se puedan ejercer los derechos de forma amplia. Tal situación ha obligado a Xoco, junto con otros pueblos, a llevar sus casos también a tribunales.
A pesar de los retos del caso, Xoco tiene esperanzas de obtener varios triunfos, ya que cuenta con sus propios logros, la normativa le favorece, hay elementos que le brindan la razón al pueblo (en términos jurídicos y sociales), y en los últimos años, su estructura organizativa y la de sus aliados, los pueblos de la Ciudad de México, se ha visto fuertemente fortalecida a través del “Frente por la Defensa de los Derechos de los Pueblos y Barrios del Anáhuac”.
Finalmente, es importante poner atención al caso de Xoco, ya que es un modelo de resistencia y defensa legal en contra de proyectos de urbanización a gran escala que está destapando el actuar y los patrones de la autoridad en conjunto con el “cártel inmobiliario” e intereses privados, lo cual abre la puerta a reflexionar y trazar opciones de soluciones para los pueblos urbanizados que se resisten a la extinción; por esto, su lucha es un ejemplo de sobrevivencia de un pueblo originario frente al crecimiento de la Ciudad. •