Parece increíble, pero en la parte rural de la gran Ciudad de México todavía se siembra una diversidad importante de maíces nativos, tales como el cacahuacintle, maíz azul, rojo, rosa, blanco, amarillo y hasta en algunos casos maíz palomero. Gracias a las y los campesinos, hay posibilidad de que podamos disfrutar un tlacoyo azul o un elote en septiembre, que están sembrados a no más de una hora del metro Zócalo, en una de las ciudades más grandes en el mundo. Son cuatro las alcaldías en las que se concentra la producción agrícola de la ciudad: Milpa Alta, Tlalpan, Tláhuac y Xochimilco. Nosotras, como Fundación Semillas de Vida, hemos estudiado a profundidad las variedades que hay en una de ellas.
Fue un estudio financiado por la alcaldía de Tlalpan (resultados publicados en San Vicente y Mota, 2018), donde identificamos que en esta misma alcaldía se sigue sembrando por lo menos 6 diferentes razas nativas de maíces con una gama impresionante de colores: azul, blanco, rojo, pinto y amarillo. Existen, por un lado, tortillerías que tristemente elaboran tortillas de harinas, y a la vez, en otros espacios, venta directa de elotes y transformación de maíz azul a ricas tortillas artesanales, tlacoyos, quesadillas y otros platillos preparados a partir de la maravillosa diversidad que se siembra allí mismo.
Se podría pensar, por la cercanía a la ciudad, que se encontraría un cultivo de maíces híbridos convencionales, pero la realidad es otra, casi todos fueron nativos. Además, el 35% de las 38 muestras colectadas fueron de maíz azul, sobre todo de las razas llamadas Chalqueño, Cónico y Elotes Cónicos, pero también el menos común: Arrocillo. ¿Cómo es posible?
Puede ser que encontramos la explicación no solo en la importancia de la diversidad cultural y el amor a los platillos particulares desarrollados de estos maíces, sino también en las condiciones climatológicas particularmente complicadas. Por ejemplo, el maíz Cónico resiste y se adapta a alturas hasta los 3,000 metros sobre el mar, y lo pudimos ubicar en los pueblos altos de Santo Tomás y San Miguel Topilejo.
El maíz es el grano más cultivado a nivel mundial por su adaptabilidad y sus miles de usos. Sin embargo, a nivel global no se consume directamente tanto como aquí en México. Fuera del país, la mayor parte de lo que se cultiva es un maíz homogéneo que es utilizado para forraje, combustibles y para la industria de alimentos.
Por otro lado, en México, como centro de origen y diversificación del maíz desde hace casi 10,000 años, este grano sagrado es una parte central de nuestra historia, cultura y día con día, de nuestra alimentación. La producción de maíces nativos en Tlalpan lo demuestra.
Una variedad sumamente especial fue recolectada con don Prisciliano Pérez del pueblo San Miguel Xicalco, un maíz blanco de la raza Palomero Toluqueño que tiene el carácter de reventador. Desafortunadamente, hoy esta raza se encuentra en riesgo de desaparecer.
Una de las razas más comunes en la alcaldía es la llamada cacahuacintle. Lo más probable es que la conozcamos como un maíz blanco con granos anchos, blandos y dulces, perfecto para el consumo como elote preparado, pero también imprescindible para el pozole en muchas partes del país. Esta diversidad de maíces es fundamental si queremos mantener nuestra cultura alimentaria y tradiciones históricas.
Actualmente hay una desconexión entre la producción y el consumo; los precios pagados por el grano muchas veces ni siquiera cubren el costo de productividad, y son insuficientes para mantener una vida digna. Según las y los entrevistados, a veces faltan mercados para el maíz, además existe el problema de que las cosechas no dan suficiente para el propio consumo de todo el año. Podría pensarse que tendrían una ventaja en la cercanía con el mercado más grande del país, pero por el contrario conlleva varios problemas, entre ellos, robos constantes de las mazorcas y el crecimiento de la mancha urbana. La producción agrícola compite con la construcción de casas y negocios, tanto regulares como irregulares.
Para asegurar que en el futuro siga habiendo una producción diversa de maíces nativos en la Ciudad de México, es urgente encontrar soluciones. Tenemos varios proyectos ya avanzados para lograr el vínculo entre productores y consumidores, pero necesitan financiamiento. Junto con la Alianza por Nuestra Tortilla, desarrollamos la idea de un Aval de Maíces Nativos que iniciamos con el apoyo de la alcaldía de Tlalpan (2020-21), como parte de ello realizamos también un proyecto de valorización de maíces de la CDMX junto con Agrobiodiversidad Mexicana de la CONABIO (2021-22).
Por último, con el mismo objetivo, pero con un enfoque a nivel nacional, desarrollamos un Granero Virtual de Maíces Nativos. Estamos convencidas que podemos salvar al maíz mexicano y su amplia cultura alimentaria. A partir de alianzas y trabajo, directamente con comunidades rurales y organizaciones de base, lograremos que se pague un precio que cubra el costo de una vida digna para las y los campesinos. Es gracias a ellas y ellos que podemos disfrutar de nuestros platillos favoritos de maíz; saboreamos generaciones, las tradiciones, culturas y conocimiento, y a la vez valorizamos su trabajo.
La publicación citada pueden encontrarla en nuestra página web: https://semillasdevida.org.mx/wp-content/uploads/2021/07/Ciudad-en-el-camp.pdf •