El campo en la megalópolis, su reconocimiento y permanencia
El campo en la CDMX
La megalópolis más grande de los Estados Unidos Mexicanos contiene la Ciudad de México (CDMX) que está dividida en dos zonificaciones, el suelo urbano (SU) y el suelo de conservación ecológica (SC). El SC corresponde al 59% del total del territorio de la CDMX, localizado en nueve alcaldías.
En las alcaldías del sur, y dentro del SC, se encuentra la zona rural de la CDMX o mejor conocida por sus habitantes como “el campo”. En él, se desarrollan diferentes actividades del sector primario como áreas agrícolas, agroforestales, forestales. En la actividad agrícola y agroforestal se cultiva principalmente maíz, amaranto, nopal, maguey y avena forrajera.
Las alcaldías que poseen una mayor extensión de áreas rurales y mayor actividad agrícola son Milpa Alta, Tlalpan, Tláhuac y Xochimilco, siendo la alcaldía de Milpa Alta la única con la totalidad de su territorio en SC. Aunque posee un fuerte arraigo por la tierra y gran participación en la producción agrícola, no evita los problemas generados a partir de los procesos de expansión urbana.
Las diversas acciones antropogénicas realizadas en el SC están afectando el fin por el cual fue decretado, siendo éste, el ofrecer los servicios ambientales que requiere la CDMX como recarga del acuífero, fijación de gases, efecto invernadero, regulación del clima, reservorio de biodiversidad, producción agropecuaria y rural, espacios con posibilidades de recreación, valores escénicos y culturales.
El estudio y análisis del impacto que ha tenido la expansión urbana al modificar el uso del suelo se apoya en los sistemas de información geográfica y la percepción remota, así como en las estadísticas oficiales proporcionadas por el INEGI, espacializando los resultados para su interpretación.
El reconocimiento
Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) asociados con el procesamiento digital de imágenes de satélite y procesos estadísticos (que incluyen diagramas de caja, gráficos de dispersión, análisis de correlación, mapas, entre otros), ofrecen un gran potencial como herramienta para el estudio del comportamiento socio-territorial en el SC de la CDMX. De esta forma, el aprovechamiento de los avances tecnológicos permite investigar sobre la estructura, tendencias y asociaciones de las variables para el entendimiento de los procesos de expansión y transformación del uso del suelo, agrícolas y agroforestales en este caso.
La zona rural de la CDMX no solo tiene áreas naturales protegidas, también contiene pueblos originarios que se rigen por usos y costumbres y presentan necesidades específicas de expansión urbana por parte de los ejidatarios, sus herederos y el desdoblamiento de las familias. Otro factor de impacto en el constante cambio del SC es producto del movimiento rural-urbano de habitantes procedentes de otros estados y de los movimientos intraurbanos e interurbanos en busca de vivienda propia o segunda vivienda.
El SC y la actividad rural de la CDMX está en constante transformación, esto vinculado a procesos económicos, sociales y ambientales. Dibujando el territorio con asentamientos informales, reconocidos también como asentamientos humanos irregulares (AHI), los cuales están definidos por medio de construcciones localizadas en zonas no aptas, fuera de la normatividad urbana, fuera de los planes y programas vigentes.
En la Figura 1. se representan los polígonos de los AHI, evidenciando la fragmentación del territorio de los Pueblos Originarios de las alcaldías en SC. Históricamente la CDMX extiende el SU mediante el proceso informal. En la actualidad, dicho crecimiento se ha incrementado sobre el SC, perdiendo áreas agrícolas, agroforestales y forestales, sellando el territorio que presta servicios ambientales de infiltración del agua e incrementando el problema de deslave en periodos de lluvia, generando inundaciones y afectaciones en SU. Otro factor importante es la pérdida de servicios ecosistémicos en el SC.
En la comparación de variables entre los años 2010 y 2020 sobre áreas geoestadísticas básicas (AGEB) con más del 50% en SC (290 y 293 polígonos respectivamente). En estas únicamente se incluyen AHI presentes en el interior de las AGEB definidas por la INEGI, dejando fuera del censo la mayoría de los AHI presentes en SC. Bajo las aclaraciones mencionadas, se obtienen los siguientes resultados: el crecimiento poblacional neto es de 142,098 hab., y corresponde al 12.46% (ver Figuras 2 y 3), se registra un decrecimiento de 4,249 personas en la población de 15 años y más, pero en adultos mayores de 60 años se incrementa en 46.2% con respecto al año base 2010, con una media promedio de escolaridad en 9.1 y 9.98 respectivamente; una disminución en el total de población sin derecho a servicios de salud de 441,120 hab., en 2010 a 357,842 hab. en 2020 y un incremento en la población económicamente activa de 178,423 más para 2020.
Transformación vs permanencia
La Figura 4 representa las áreas que han sufrido transformación en el SC de acuerdo con el análisis de imágenes de radar del satélite Sentinel 1 entre los años 2017 a 2022. Al realizar el cruce con las áreas de uso de suelo de vegetación que tienen actividades agrícolas y agroforestales para el año 2015, se calcula que 246.7 ha son las que se han transformado en el uso de suelo. La afectación, en la mayoría de los casos, se realiza hacia la generación de viviendas en el proceso de expansión urbana, que van formando corredores, fragmentando las zonas agrícolas y en general el ecosistema.
En la figura mencionada con antelación también se representa en tres rangos las viviendas desocupadas dentro de las AGEB, censadas al 2020. Es interesante observar la distribución de las zonas transformadas y la ocupación en el territorio de los AHI de la Figura 1. afirmando la fragmentación del ecosistema y la expansión del frente agrícola y urbano.
El lograr la permanencia del SC con actividades rurales sustentables, requiere de un gran esfuerzo gubernamental, por medio de acuerdos locales y apoyo de la academia para poder establecer lineamientos de uso acordes con el estado actual del territorio para lograr conservar y frenar el impacto del sellamiento del suelo que presta servicios ecosistémicos. •