Recuperando la floricultura en las chinampas de Xochimilco
Hablar de Xochimilco implica no sólo traer a la memoria los espacios turísticos y las actividades lúdicas que en esta alcaldía se desarrollan, sino también tomar en cuenta los elementos simbólicos y culturales que forman parte de su historia e identidad. Entre ellos podemos mencionar sus tradiciones, conocimientos, alimentos, vestimenta, canciones, leyendas y actividades económico-productivas que, de generación en generación, se han ido transmitiendo como una forma de mantener vivo su legado.
Parte de este conocimiento ancestral es la floricultura, actividad de suma importancia para una parte de la población, debido a que de ella depende el sustento de un sin número de familias que radican en esta demarcación. Entre la variedad de plantas ornamentales que se cultivan en las chinampas podemos encontrar la flor de nochebuena, una de las flores más representativas de la temporada navideña.
Esta tradición productiva de Xochimilco, conocida como una de las más importantes en la demarcación desde la época prehispánica, es un claro ejemplo de la transmisión de saberes que de generación en generación, nuestros padres nos han heredado con amor y dedicación. Esta noble actividad no sólo ha sido un medio de subsistencia para las familias que trabajamos y vivimos de las chinampas, sino que también se vuelve parte del legado cultural que da forma y consolida nuestra identidad como xochimilcas.
Estos saberes, que no sólo han sobrevivido al paso del tiempo, también se han visto afectados por otros factores que son producto de la modernidad, como lo es la introducción de las nuevas tecnologías, el inminente cambio climático y la rápida urbanización de las zonas rurales que son el pulmón verde de la Ciudad. Ante todo este panorama, nosotros como productores y productoras de flores de nochebuena, hemos tenido que buscar alternativas para continuar con nuestro trabajo de producción sin trastocar en gran manera las técnicas y conocimientos tradicionales que ya poseemos. Pero esta tarea no se ha vuelto sencilla debido a que también nos hemos enfrentado a otras situaciones que escapan de nuestras manos, como lo es la competencia con flores que vienen de otros estados de la República, así como el aumento en el uso de agroquímicos y la constante contaminación del agua.
Ante este panorama, nosotros como productores y productoras de flores de nochebuena nos hemos adaptado a las circunstancias con una actitud optimista, ya que al ser los herederos de tan hermoso legado, debemos de trabajar día a día para mejorar la calidad de nuestras plantas en comparación con las que se cultivan fuera de la Ciudad de México. Para nosotros, el hecho de ser productores de plantas de nochebuena en tales circunstancias, nos hace sentir bien debido a que somos el claro ejemplo de que la dedicación y la constancia pueden hacer la diferencia.
Este trabajo no es sencillo, y es obvio que no lo podemos hacer solos, por lo tanto también solicitamos que las autoridades competentes de la Ciudad de México sigan trabajando en conjunto con nosotros para no sólo atender las zonas turísticas y recreativas, sino también los kilómetros de canales de los cuales dependen los cultivos tanto de flores como de hortalizas en las chinampas. De igual forma, sentarnos a trabajar con ellos para buscar estrategias que permitan la reactivación de la economía local y una mayor difusión de esta noble profesión, porque parte de nuestro deber como herederos de estas tradiciones es seguir transmitiendo los conocimientos que ya tenemos a las nuevas generaciones, así como a cualquiera que tenga este gusto y amor por la floricultura.
Asimismo, aprovechamos este espacio para exhortar a nuestros compañeros productores para que se vuelvan parte de las estrategias de rescate y preservación de nuestros espacios naturales, ya que el uso indiscriminado de químicos también ha sido parte de la degradación de los suelos y la contaminación del agua. Es por ello que, si queremos avanzar hacia una opción de producción ecológica, debemos redoblar esfuerzos para cultivar con abonos orgánicos que mejoren la calidad de nuestras plantas, evitando en gran medida hacer un mal uso de las tecnologías. También es importante fomentar un acercamiento con las universidades y los especialistas en la materia para llevar con ellos un intercambio de conocimientos, experiencias y técnicas que nos permitan optimizar la producción de una mejor flor de nochebuena.
Recordemos que Xochimilco es un lugar único en México y en el mundo, no hay chinampas en Europa que se utilicen para siembra, como fueron diseñadas por los primeros pobladores en el Valle de México. Y si esta situación en la que se encuentra la seguimos dejando de lado, se convertirá en un problema irreversible debido a que el ecosistema se está muriendo y con él, una hermosa tradición que llena de color cada diciembre las partes grises de esta gran ciudad. •