Cuando hablamos de los bosques en la Ciudad de México y su cuidado indudablemente debemos hablar del papel de los núcleos agrarios y del trabajo que realizan las brigadas en la preservación, protección y conservación de los bosques que son los grandes pulmones de esta gran urbe.
Orgullosamente soy originario del pueblo de San Andrés Totoltepec, alcaldía de Tlalpan y soy brigadista forestal del Área de Conservación Comunitaria del ejido de San Andrés Totoltepec, pertenezco a la brigada Camaleones ACC. Hace tres años me incorporé como brigadista forestal como consecuencia de la situación sanitaria que enfrentaba el país.
Desde siempre me ha gustado el bosque, la paz y la tranquilidad que me hace sentir cuando estoy en él. Conforme fue pasando el tiempo en mi labor como brigadista me fui ligando más al bosque, tanto así que generé el hábito de pedirle permiso a los seres vivos que en él habitan, permiso para nos dejaran hacer nuestro trabajo pidiendo que no nos lastimaran ni a mí ni a mis compañeros, explicándoles que sólo estábamos haciendo nuestro trabajo sin afectarlos ya que, en la zona habitan diversas especies de serpientes de cascabel que son venenosas. Debemos respetar al bosque porque sin él y sin los beneficios ambientales que nos brinda no podríamos subsistir.
Como brigadista, nuestro trabajo fundamental es preservar y proteger los bosques y lo hacemos de diversas formas, dependiendo de la época del año: en la temporada seca y de calor es la temporada de los incendios forestales, por tanto, debemos trabajar arduamente en el combate de los mismos y en la preparación de brechas cortafuego que son franjas de terreno donde se deja expuesto el suelo con el propósito de cortar la continuidad del fuego. En la época de lluvias trabajamos en la reforestación de nuestro bosque, plantamos mayormente pino y encino mientras que el resto del año damos mantenimiento a las brechas cortafuego, limpieza y cuidado de la flora y fauna presente en la zona. Constantemente estamos cuidando nuestro bosque con la intención de prevenir que no haya conatos, que no haya incendios, que no haya invasiones. Asimismo, hay monitoreo de flora y fauna a través de la colocación de cámaras trampa que permiten identificar el tipo de fauna que hay en esa área y poder cuidarla, como es el caso de las víboras de cascabel y el camaleón cornudo que viven en esta zona y es muy frecuente encontrarlos mientras desarrollamos nuestras actividades.
Nuestra comunidad se siente segura por el trabajo que realizamos como brigadistas y están agradecidos por el trabajo que llevamos a cabo porque contribuimos al cuidado del bosque, ya que todavía existe y eso ayuda al ejido. Como parte de nuestras actividades constantemente nos estamos capacitando en diversos temas tales como el curso básico de combatiente forestal, primeros auxilios, plan de búsqueda y rescate, manejo de herpetofauna, entre otros.
Las principales amenazas que enfrenta el ejido es el crecimiento de la mancha urbana, la invasión humana en la zona forestal por lo cual como brigadistas continuamente estamos atentos en la vigilancia de nuestro territorio para impedir los Asentamientos Humanos Irregulares. En este sentido, el ejido a través de la asamblea y los representantes ejidales se han apoyado de instancias locales como la Dirección General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (DGCORENADR) para la recuperación de su territorio como fue en el paraje Zorros, en el cual se recuperaron, en el año 2020, alrededor de 7 ha de bosque que habían sido invadidas por estos Asentamientos Humanos Irregulares (AHI) y, desde entonces, se han hecho trabajos de restauración (limpieza de basura y residuos de las construcciones que ahí se encontraban), así como la incorporación de composta que procede de esta instancia para mejorar el uso de suelo y con esto reforestar esa zona con encino, cosmo y plantas polinizadoras para mejorar el área.
Por lo cual es de suma importancia trabajar para concientizar sobre el cuidado de los bosques para las futuras generaciones porque hay mucho bosque por cuidar, especialmente hacer conciencia en los niños y jóvenes a través de pláticas, talleres, exposiciones fotográficas y/o recorridos sobre lo que hay aquí en el bosque y la importancia del cuidado de este. Ya que, el papel de los jóvenes es fundamental para que ellos mismos, en el futuro cercano, sean protagonistas de la preservación del mismo y de los proyectos que coadyuvan a este fin. Entre nosotros mismos es importante difundir las labores que hacemos con nuestras familias, nuestros hijos y nuestros conocidos.
Está en nosotros ir plantando esa semilla en nuestros hijos para que amen el bosque y, por tanto, hagan todo lo posible por protegerlo, que desde temprana edad conozcan la importancia del mismo ya que, en el futuro, podemos perderlo si dejamos que factores como los ya mencionados ganen terreno ya sea por la expansión de la mancha urbana, entre otros. •