En el pueblo de Santa Cruz Acalpixca, a partir de 1980 se presentó el boom demográfico con la creación de 15 barrios que se extendieron en una gran parte del pueblo que estaba dedicada en su totalidad a la agricultura, perdiéndose la zona más significativa que hoy se conoce como “Xicalhuacan” o el paraíso. Este acontecimiento marcó un rumbo muy desalentador debido a que se perdió la transmisión de saberes agrícolas heredados de abuelos y padres, así como los usos y costumbres de la comunidad.
Las dinámicas campesinas se vieron afectadas ya que no hubo lugar para practicar la agricultura, lo que ocasionó un daño gigantesco e irreversible pues el 90% de las áreas verdes del pueblo fueron ocupadas por asfalto y construcciones, muchas de ellas en zonas de alto riesgo. A partir de esa fecha la actividad agrícola se vio disminuida en cantidad y calidad
Por otra parte también se abandonaron las practicas del campo, debido al fenómeno de la transculturización que generó estereotipos de personas muy distintas al tipo de vida rural; que fueron adoptados por el constante bombardeo de los medios, quedando desterrados los usos y costumbres que fueron los pilares de nuestra identidad, mismos que están basados en la cultura del trabajo y valores nobles.
Asimismo, el corporativismo que monopolizó la producción y transformación de las semillas, poniendo en desventaja a la producción local, debido a que los costos de producción se incrementaron significativamente, lo cual puso a pensar a los campesinos sobre la viabilidad de ver como negocio la producción de maíz.
Aunado a esto; la falta de capacitación para producir en condiciones de desventaja climática, con semillas de poca calidad, sin fertilizantes, con plagas, épocas de severo estiaje y el factor de la presencia de delincuencia organizada que despoja a los campesinos para fraccionar sus terrenos de cultivo y venderlos, por todo esto se ha reducido a su mínima expresión la producción de maíz y otros cultivos.
Por estos graves acontecimientos el grupo de productores de la zona cerril de Santa Cruz Acalpixca, nos acercamos a la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (CORENADR) para tratar de subsanar estas dificultades; siendo a partir de 2019 cuando comenzamos a recibir no sólo un apoyo económico, sino también árboles frutales para reforestar las zonas que están en riesgo de despojo.
En el año 2020 se creó entre los productores de la zona cerril el grupo denominado COIS, el cual tuvo la finalidad de retomar e intercambiar conocimiento empírico de nuestras raíces en conjunto con la participación de la CORENADR, grupo en el cual recibimos capacitación para el mejor aprovechamiento de nuestros suelos, además de enseñarnos a crear composta a base de desechos orgánicos, lombricomposta, así como una siembra adecuada para mejor retención de humedad de árboles recién plantados.
Como grupo organizado hemos desarrollado jornadas de trabajo (tequios) en coparticipación con brigadistas de la CORENADR, en los cuales hemos limpiado caminos de la zona cerril y recuperado espacios que la constante urbanización amenaza con ocupar.
En el 2021 recibimos un taller por parte del equipo de abogados de la CORENADR referente al reconocimiento de delitos ambientales, así como las acciones que debemos hacer para contrarrestar a la delincuencia de la zona, misma que se ha dedicado a invadir terrenos de siembra y a un sinfín de delitos ambientales.
A partir de 2022 el grupo de aprendizaje creció, logrando con ello el establecimiento de una dinámica de trabajo en la cual los técnicos agropecuarios no sólo nos brindan asesoría sino que también nos dan seguimiento en espacios denominados Comunidades de Aprendizaje Campesino (CAC). En las CAC también hemos encontrado acompañamiento jurídico para realizar de manera oportuna las denuncias correspondientes para que las autoridades volteen a ver las grandes problemáticas que enfrentamos como zona rural.
Por esta razón, es que algunos vecinos que somos originarios y que estamos conscientes de la problemática que heredamos, seguimos firmes en conservar la última zona de nuestro querido pueblo, cuidando y trabajando con el único objetivo de preservar la zona como patrimonio mundial de la humanidad, esto en conjunto con el gran apoyo que nos ha brindado la CORENADR, su equipo de técnicos y el equipo jurídico.
Referente a las problemáticas de delitos ambientales, sólo queda esperar que las autoridades locales y federales hagan conciencia y tengan voluntad para actuar en su área de competencia pensando que en un futuro nuestros hijos no tendrán manera de alimentarse, de respirar oxígeno, de tomar agua o conocer hermosos lugares con flora y fauna. •