Danza Visual propone una adaptación de Momo, de Michael Ende, que invita a los niños a reflexionar sobre la importancia de vivir el momento // Mostramos un arcoíris escénico
, dice Patricia Marín
Domingo 17 de julio de 2022, p. 4
En la obra Desde el caparazón de la tortuga, inspirada en el clásico infantil Momo, de Michael Ende, la compañía Danza Visual resalta valores como la amistad y propone una reflexión sobre el valor del tiempo y las cosas que realmente importan en la vida.
La propuesta escénica, que se presentará hoy en última función en el Centro Nacional de las Artes (Cenart), fusiona danza, teatro, música en vivo, así como artes visuales y circenses. Es una obra multidisciplinaria y lúdica sobre lo importante que es vivir plenamente.
La historia gira en torno a Momo, una niña capaz de escuchar incluso a las estrellas, junto a sus tres entrañables amigos: Beppo, el barrendero paciente; Giggi, el soñador incansable, y Casiopea, la tortuga milenaria que se encarga de administrar el tiempo.
La bailarina Patricia Marín, quien codirige Danza Visual junto con Leonardo Beltrán y Rogelio Marín, expresó que el lenguaje y mensaje de la obra de Michael Ende es muy interesante y contemporánea por el valor que da al tiempo y a la vida.
Nos pareció interesante reinterpretar esa obra y reflexionar en la percepción de los padres hacia la niñez, porque es un pequeño regalo que dura poco, así que tomamos a la tortuga como una portadora de este mensaje para que los papás piensen en el tiempo que le dedican a los niños y la importancia que tiene hacerlo en esta temprana edad.
Momo ejemplifica la esperanza, la bondad, el respeto, la amistad, el amor; todo lo envuelto en las idiosincrasias compasivas y caritativas de la infancia y su capacidad transformadora.
La codirectora de la compañía explicó que en su propuesta fueron responsables con el público infantil, pues son niños inteligentes que no necesitan mensajes infantilizados. “Les mostramos un arcoíris escénico; los niños ven danza contemporánea, clásica, teatro, artes visuales y circenses, todo en un mismo espectáculo.
Con interdisciplina logramos un mensaje muy profundo y la propuesta se vuelve mágica, porque no termina al cerrar el telón, ya que los padres y los niños se van con muchas preguntas sobre el libro, la literatura y la vida. Nos pareció interesante hacer esta reflexión sobre el tiempo.
Marín comentó que en la obra hay una reflexión sobre el uso de los celulares y el personaje de la tortuga los ve como cajas de luz que atrapan a los niños. “La tortuga no entiende porqué en lugar de ver un árbol, un atardecer, pasar tiempo con la gente que aman, están atrapados por la tecnología.
“También está la metáfora del personaje que nos vende la idea de que el tiempo se puede ahorrar, y no se ahorra, porque cuando dices: ‘después, cuando tenga el dinero, podré disfrutar de mi vida’, se está desaprovechando; la vida es un regalo para disfrutarse en el presente, en el día a día. En la obra hacemos esta reflexión de que siempre estamos pensando a futuro.”
Leonardo Beltrán interpreta a un personaje que los niños odian un poco porque dice que las artes son basura, que el amor y poner atención en una flor es perder el tiempo, pero en realidad es todo lo contrario. Lo que decía Oscar Wilde sobre el valor del tiempo no lo tenemos muy claro, parece que no tiene importancia, pero es lo que más nos hace falta, porque se acaba
, añadió Patricia Marín.
La obra Desde el caparazón de la tortuga se ha presentado en Corea del Sur, Ecuador y México. Lleva 150 representaciones.
Danza Visual ofrecerá su última función de Desde el caparazón de la tortuga este 17 de julio a las 12 y 14 horas en el Teatro de las Artes del Cenart (avenida Río Churubusco 79, colonia Country Club).