Guadalajara, Jal., Tras 10 años de esperar el aval del gobierno de Estados Unidos, éste, por conducto del Departamento de Agricultura, autorizó el ingreso de aguacate originario de Jalisco a ese país, informó la titular de la delegación de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural estatal (Sader), Ana Lucía Camacho Sevilla.

A partir de agosto se estima exportar cada semana entre 3 mil y 5 mil toneladas al mercado consumidor de aguacate más grande del mundo. Los productores jaliscienses hoy comercializan el fruto en 30 países y los envíos superan 113 mil toneladas anuales.

Las autoridades estadunidenses dieron el permiso luego de la visita de sus inspectores, que concluyó el pasado 2 de julio, durante la cual certificaron poco más de 8 mil hectáreas correspondientes a 600 huertos en la entidad.

La aprobación fue enviada el lunes a la Sader estatal, así como al secretario de Agricultura federal, Víctor Villalobos Arámbula, y al presidente de la Asociación de Productores Exportadores de Aguacate de Jalisco (Apeajal), Javier Medina Villanueva.

Según la asociación, cada semana el mercado estadunidense consume 16 mil toneladas de aguacate, lo que hará que buena parte de la producción de Jalisco sea redirigida a ese país, donde se pagan los mejores precios, sin descuidar al resto de naciones compradoras, como Canadá, Japón, España, Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Bélgica, Países Bajos, Francia, Reino Unido, Hong Kong, Arabia Saudita, Uruguay, Portugal y Alemania.

Sin embargo, como sucede en el caso del agave y las moras, la siembra de aguacate a gran escala en Jalisco ha ido acompañada de deforestación y reconversión agroindustrial.

En San Gabriel, municipio de la zona sur y segundo productor aguacatero del estado, la deforestación de pinos para plantar árboles de aguacate provocó durante la temporada de lluvias de 2019 un alud de lodo y troncos que llegó al poblado e inundó calles y casas; cinco personas perecieron y los daños fueron calculados en 120 millones de pesos.

Lo mismo sucede en Zapotlán el Grande, principal productor aguacatero de la entidad (el año pasado, más de la mitad del fruto de Jalisco se cultivó en ese municipio), cuya cabecera municipal, Ciudad Guzmán, padece frecuentes inundaciones por la tala inmoderada en los cerros que la rodean.

Ello también ha provocado que la laguna de Zapotlán esté azolvada y que su expansión inunde campos de cultivo y pequeños ranchos en los alrededores, informó el alcalde petista Alejandro Barragán en entrevista.

Señaló que la sobrexplotación de pozos y acuíferos ha provocado que la región, en la que abundaba el agua, ahora sufra escasez ante el alto consumo de la agroindustria.

Investigadores de la Universidad de Guadalajara calculan que cerca de 20 mil hectáreas de aguacate eran bosques primarios y secundarios que fueron talados.

La puesta en marcha de un proyecto para evitar más deforestación y hacer sustentable ese cultivo, que sirvió para obtener la certificación de Estados Unidos, es promovida por la Junta Intermunicipal de Medio Ambiente para la Gestión Integral de la Cuenca Baja del río Ayuquila, apoyada por la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial y la organización Rainforest Alliance.

La ambición por las ganancias del llamado oro verde, que crecerán tras la apertura del mercado de Estados Unidos, serán siempre un filón muy atractivo para agroproductores, como advirtió en una investigación el periodista local Agustín Castillo en 2019.

Puso en evidencia que familiares del gobernador Enrique Alfaro dedicados a negocios inmobiliarios y muy conocidos entre la élite empresarial del estado aprovecharon el auge aguacatero.

Dos primos y una tía de Alfaro obtuvieron concesiones para explotar acuíferos y regar sus ranchos en una zona deforestada.

(Con información de Javier Santos, corresponsal)