En la comunidad totonaca, la partera tradicional es una médica tradicional que se le conoce como Matrona, madrina o abuela, y asume un papel fundamental en el recibimiento de un nuevo ser. Sus conocimientos son adquiridos de la enseñanza de las abuelas y puede determinar si un ser trae el Don de nacimiento.
Las mamás primerizas, junto con la madre o suegra según sea el caso, acuden con la partera para ver el motivo del retraso del periodo de menstruación. Es ahí donde después de preguntas y observación, cuando ya casi está segura del posible embarazo, procede a revisar y tocar el vientre de la señora con las técnicas aprendidas de las abuelas.
La partera comienza su actividad desde el momento del diagnóstico y la detección del embarazo; participa desde los primeros cuidados y recomendaciones a la madre, para asistir al nuevo ser mediante sobadas de acomodo. Dicen las parteras que a partir de ese momento tienen una gran responsabilidad, no deben descuidar hasta los nueve meses.
En el nacimiento, dependen dos vidas de la partera: la madre y el nuevo ser, es por ello que debe tener un amplio conocimiento en plantas medicinales, para emplearlas en diferentes situaciones como: sobadas, limpias para protección, fortalecer a la madre y al producto, apurar el parto, baños para ambos, además de recomendar los primeros alimentos, alimentar al producto, a la madre, acompañar con rezos y ofrendas.
En los 80´s los médicos tradicionales empezaron a ser intimidados por falsos agentes de Hacienda. Los visitaban con el argumento de darles reconocimiento y dejarlos practicar su medicina tradicional a cambio de cubrir una cuota, y así lo hicieron por años.
Aunado a esta situación, llegaban también a visitarlos muchas personas interesadas en aprender la medicina tradicional en la partería, les prometían trabajo, despensas y pago a futuro por mostrar sus conocimientos. Estas actividades de todo lo que compartían, eran grabados; una vez lograda la enseñanza-aprendizaje, se retiraban las personas, con la promesa de regresar nuevamente con ellos por agradecimiento, pero no regresaron, no volvieron a saber más de esas personas.
Los médicos tradicionales no cobraban mucho por sus terapias o servicios. Ellos dicen: “el don de nacimiento que nos dio el creador es para ayudar a nuestros hermanos, sobre todo para salvar al nuevo ser”. Pero cansados de la situación se organizan y se acercan a la Dirección General de Culturas Populares, para manifestar tal situación con el objetivo de mantener, preservar y transmitir sus saberes tradicionales. Fueron apoyados en organizarse, conocerse entre ellos, realizar intercambios de conocimientos en diferentes comunidades mostrando la enseñanza de la medicina tradicional.
Después fueron canalizados al entonces Instituto Nacional Indigenista (INI), luego Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), actualmente Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) en Morgadal, Papantla, donde continuó el apoyo de organización, cursos, talleres, pláticas, diálogos, reflexión. Fue así como lograron formar el Consejo Estatal de Médicos Indígenas Tradicionales (COESMIT) y posteriormente el Consejo Nacional de Médicos Indígenas Tradicionales (CONAMIT), la cual ayudó a dejar de ser intimidados por esas personas.
A principios de los 90´s, las parteras fueron invitadas por el sector salud del estado al Programa de Medicina Tradicional, donde tendrían un espacio, centro de desarrollo de la medicina tradicional en la Clínica de IMSS-COPLAMAR de Papantla, Veracruz. Y así apoyarían en los partos, a cambio de un apoyo económico permanente. Recibieron varios cursos, durante 5 años, después, comentan las parteras, les fueron disminuyendo el apoyo económico, sufrieron discriminación de algunos médicos y enfermeras de la institución. Su sentir es que sufrieron explotación de conocimiento por parte de los médicos del sector salud.
En el año 1999, inicia el festival Cumbre Tajín, en este nuevo proyecto se invitan a algunos médicos tradicionales a participar en el festival del Milenio, a partir de entonces año con año se fueron integrando más médicos tradicionales. En el año 2004 se crea el Centro de las Artes Indígenas para la regeneración cultural donde se integran de manera permanente hasta la actualidad. Este espacio es semillero de la cultura y alberga la Casa/Escuela de la Medicina Tradicional Totonaca cuyo objetivo es la transferencia intergeneracional de conocimientos, mediante un modelo educativo propio. •