Parirás con dolor...
Parirás con dolor, es un dogma absoluto, una enseñanza cristiana y una obligación de las mujeres madre, escribe la boliviana Fiorella Etziria Calderon, quien denuncia la apropiación biomédica del cuerpo de la mujer en el parto, en un libro editado en 2006.
¿Qué sucede en este tránsito al entrar a la clínica? Sucede, dice la autora, que cedemos el control de nuestro cuerpo a los médicos, que delegamos en otros con saber y autoridad la decisión de cómo parir.
El sistema biomédico disciplina el cuerpo femenino y lo enajena, impone una visión patriarcal porque las mujeres madre no seremos capaces de conducir nuestro parto, ni de apropiarnos y manejar el dolor que despierta.
Sabemos con mucha anticipación y sobrada información que el dolor del parto se equipara a la tortura o al suplicio. Estamos aterradas desde antes por ese volcán estallando en nuestras entrañas. Y el esfuerzo de la medicina, a quien entregamos el cuerpo, es por desaparecerlo medicalizándolo, pues está concebido desde una óptica masculina, donde no caben los sentimientos y el reconocimiento de nuestro dolor profundo.
Por eso, hablar de bienestar y placer en el parto,”se cataloga como sacrilegio -escribe la autora- pues ese acto se percibe como una función sagrada”. Así, placer y dolor se contraponen. Lo que no ocurre en el parto asistido por parteras tradicionales, donde se acompaña el alumbramiento, en el lugar, en la posición y con los familiares y la red de cuidado que la mujer madre elige.
Esta situación se desnudó durante la pandemia del COVID. En un artículo aparecido en Portal Chiapas Paralelo, Ángeles Mariscal documenta que en el 2021 muchos centros de salud cerraron, no llegaron las caravanas de salud a las comunidades, los hospitales se saturaron con pacientes con Covid, además de que un número importante de embarazadas, no acudieron a los hospitales por temor al contagio. El resultado fue que hasta la semana 42 (de ese año) murieron 73 mujeres de muerta materna, según los datos de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud. Y reafirma que “a las parteras no se nos ha muerto ninguna mujer que atendimos, explica Ofelia”. Entonces un número creciente de mujeres del campo y la ciudad se atendieron con parteras. “En Tenejapa -municipio colindante con la ciudad de San Cristóbal de Las Casas-, una sola partera, en los primeros seis meses de la pandemia, atendió más de 200 partos, cuando la media es de 6 a 10 al mes. En San Andrés Larrainzar, 64 parteras atendieron a 2 mil 868 partos. En Sitalá mil 600, en San Juan Chamula 380.” Y según sus entrevistadas ”El número ha ido en aumento, en la región Frailesca, ubicada en la zona centro de Chiapas, donde la población es mestiza, de tener 5 o 6 partos al mes, cada una atendió 10 o 15 mujeres. También acudieron a nosotras mujeres de Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas.” •