Las abuelas comadronas, matronas o parteras de la tradición somos mujeres que nacemos con una misión de vida y una labor de mucha profundidad, la cual es ayudar a las mujeres a dar a luz a un nuevo ser humano. Nos encontramos alrededor del mundo con diferentes nombres, diferentes prácticas, pero considero que con una misma filosofía. Nuestros saberes y conocimientos forman parte de un sistema de salud ancestral, con principios filosóficos heredados de una cultura milenaria y orientan nuestras prácticas como abuelas comadronas.
Decimos que los seres humanos, desde que nacemos, tenemos una conexión espiritual a la que llamamos nuestra energía de engendramiento, energía de nacimiento y estrella de vida o misión, y es la que teje nuestro pasado, presente y camino para el futuro. Desde la sabiduría del pueblo maya, se identifica a cada ser humano con una misión a cumplir en su paso por la madre tierra, con una conexión energética que se complementa con el aura y la vibra de nuestras Ancestras y Ancestros, con los elementos vitales y sagrados que son el corazón del cielo, el corazón de la madre tierra, el corazón de nuestra madre y sagradas aguas, el corazón del padre aire y el sagrado fuego como un CREADOR Y FORMADOR.
A partir de aquí, creemos y consideramos que el pueblo maya posee todo un sistema de salud ancestral que integra y ve al ser humano como un ser biológico y espiritual, vivificado con la madre naturaleza, la madre tierra y el universo.
Las abuelas comadronas en Guatemala nacemos y no nos hacemos
Las comadronas poseemos en nuestras manos la sabiduría, a la que llamamos abstracta; porque no se ve ni se toca, pero existe en el interior de cada una de las comadronas, es por eso que las mujeres se sienten seguras y acompañadas, física, emocional y sobre todo espiritualmente. Los conocimientos que poseemos lo recibimos de nuestros linajes, en nuestro caminar; siempre y cuando hayamos nacido con el don de ser Iyom (en nuestro idioma maya) comadrona, y se va descubriendo a lo largo de la vida a través de diferentes formas o revelaciones. Este es el primer principio y el principal, ya que para ser una comadrona o partera debemos nacer con esta sabiduría.
Una verdadera partera o comadrona no se forma en una escuela, a pesar de que ahora ya existen escuelas o capacitaciones que los servicios de salud y Ong’s ofrecen y aunque muchas mujeres se interesan por esta labor, si no tienen la misión no podrán ejercer; lo harán como ginecólogas, obstetras u otras, pero no tendrán la sabiduría ancestral que forma a las comadronas, ya que también sucede algo místico y florido en esta labor. Las comadronas y las mujeres en las comunidades son las que identifican y buscan a la que seguirán con la misión, esto nos lleva a nuestro segundo principio filosófico.
Tenemos nuestra propia medicina y forma de sanar
Las abuelas comadronas damos continuidad a las prácticas de nuestras ancestras y ancestros en una estrecha conexión y hermanamiento con la madre naturaleza; la abuela luna, el cosmos, el agua, aire y fuego son nuestros principales instrumentos, los que nos fortalecen y nos dan la armonía y equilibrio para convertirnos en terapeutas y consejeras; nosotras curamos de forma integral, curamos con el alma, acompañamos los diferentes ciclos de vida a nuestras hermanas mujeres, sobre todo en el proceso de embarazo, parto y posparto, leemos la placenta, indicamos la energía del recién nacido. Cada comadrona tiene su forma de curar y de utilizar las plantas con una sabiduría propia, es casi por instinto; por eso decimos que tenemos un sistema único de salud ancestral.
Teniendo en cuenta esto, se comprende por qué las mujeres nos prefieren y confían en nosotras más que en los centros occidentales de salud; las mujeres que requieren de nuestro servicio o acompañamiento tienen toda la confianza en nosotras y se sienten apoyadas y fortalecidas física, emocional y sobre todo espiritualmente. Consideramos nuestra labor como un acto profundo y sagrado que nos une con nuestras sagradas plantas medicinales, nuestro sagrado temazcal, la madre tierra, y todos los elementos ya antes mencionados para tener la armonía necesaria para llegar al sagrado nacimiento.
Traslado de sabidurías
Las comadronas sabemos que debemos continuar con nuestro legado, es por eso que de alguna manera, vamos trasladando nuestros conocimientos ancestrales, recetas y prácticas a las nuevas generaciones; esto se hace por instinto, la energía de las jóvenes entra en conexión con lo profundo y sagrado, y ahí nace el deseo de enseñar o encaminar a las nuevas aprendices. Por lo general, quienes reciben estos conocimientos, aún no saben o no han aceptado su misión de vida, es algo casi sobrenatural que hace que entremos en conexión mutuamente y de aquí surge el legítimo reconocimiento de la gran sabiduría ancestral y nace una nueva comadrona.
'''Comon Samaj o reciprocidad'''
Las abuelas somos reconocidas por la labor que realizamos como una misión de vida, sin esperar un pago por el servicio brindado, sin embargo, nuestros abuelos y abuelas se regían bajo el principio de reciprocidad que significa dar y recibir. Esta fue la forma de vida de ellos y la nuestra, ya que brindamos un servicio integral sin tarifas; es más, hay ocasiones en las que nosotras tenemos que ayudar a la familia dándoles víveres, ropa y por supuesto el servicio. En otras, recibimos un pago que no esperábamos y es ahí cuando nos damos cuenta de que siempre vamos a dar y recibir.
Estos son algunos de los principios filosóficos que rigen la vida de una Iyom, comadrona o partera de la tradición y es necesario mantener vivos nuestros conocimientos y preservarlos y así tener una vida de plenitud. •