Número 175 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
MISCELÁNEA
Imagen tomada de facebook.com/FranciaMarquezMina

“Soy porque somos” Francia Márquez y el proceso electoral en Colombia 2022

Luz Angélica Dueñas Checa  

Han pasado ya varios días de que concluyó el proceso electoral para elegir a las y los Congresistas que legislarán durante los próximos cuatro años, así como a los y las candidatas que participaron en la consulta presidencial por Colombia. Lo único cierto, hoy, 16 de marzo, en pleno siglo XXI, en la era de la informática, la seguridad y el mundo digital, es que no hay resultados definitivos porque el proceso arcaico de votación con papeleta, sin huella digital, con un software cuestionable, en un país donde los muertos votan y el voto se cambia por un tamal, significaba un fraude inminente.

Crónica de una muerte anunciada, diría García Márquez. La diferencia entre el proceso electoral de hace 4 años, en el que, vale la pena recordar, también hubo fraude, y el de hoy, es que, la derecha anquilosada en el poder no se esperaba una ciudadanía organizada capaz de salir a defender uno a uno los votos depositados en las urnas. Esto no significa que la organización sea reciente, al contrario, en Colombia el movimiento social, campesino, obrero, estudiantil, feminista, indígena, afro, está organizado desde hace mucho tiempo y es, tal vez, uno de los más fuertes en América Latina, pero, la creencia en la “democracia” colombiana, reducida al proceso electoral, siempre ha estado en duda (por obvias razones) y por tanto, la participación ha sido escasa.

El panorama de hoy es diferente, por eso hablar de los resultados de las elecciones, va más allá del análisis de los medios de comunicación tradicionales y alternativos que han centrado su atención y hecho sus apuestas entre los “ganadores” y los “perdedores” de estas elecciones como si de un partido de fútbol se tratara. Contrario a ello, es importante destacar que este es un proceso con luces y sombras, lo suficientemente complejo como para reducirlo a dos bandos y desde esta orilla, la de abajo y a la izquierda, caigamos en el derrotismo o en el triunfalismo.

Por ello, antes de hablar de Francia Márquez, la mujer afro, marginal, excluida, que inspira el título de este artículo, quiero destacar algunas de esas luces que están ahí, puestas para iluminar ese camino que estamos aprendiendo a andar:

  1. Hay un giro en el interés por la política del país. Después de tantos años en los que hablar de política era cuestión de militantes de izquierda o de derecha; de que uno de los principios entre las familias y amigos era no hablar de política para no generar discusión o división; hoy, hay un interés manifiesto en aprender de política. Todavía nos falta un largo camino, sin embargo, que las puertas se hayan abierto para repensar la política como parte de la vida cotidiana, de la necesidad de entenderla para recuperar la dignidad de un pueblo entero, es una gran luz que empezó a nacer con el proceso de paz y se evidenció en estas elecciones que lograron superar, en buena parte, el miedo, las mentiras y las manipulaciones con las que la derecha ha logrado mantenerse en el poder, claro, además de su implacable estrategia de sangre y despojo.
  2. Los sujetos rebeldes, jóvenes, mujeres, campesinos, indígenas, afrocolombianos, estamos unidos dando una gran batalla contra las mafias, el narcotráfico, la violencia, la corrupción y las maquinarias territoriales que durante décadas han hecho suyo el escenario electoral, ese mismo que ahora estamos dispuestos a ganar para construir un país a la medida de nuestros sueños y esperanzas.
  3. La diversidad territorial se está disputando el centralismo democrático que ha marginado a las regiones, a sus líderes y a sus procesos. La unidad política en un “Pacto Histórico” ha permitido que múltiples voces de las regiones lleguen hoy a un lugar privilegiado, casi exclusivo para los “dueños” de los centros de poder económico y político y que la transgresión de este lugar por los “nadies” sea una realidad.
  4. Se empiezan a agrietar las estructuras clasistas, racistas y machistas que habitan el ser de la mayoría de las y los colombianos para repensar y reconstruir nuestras identidades diversas, múltiples y coloridas, para recuperar todo aquello de lo que nos han despojado, principalmente nuestra dignidad. Francia Márquez es el tsunami que agita la tierra. Pero, ¿quién es Francia Márquez y por qué el mundo entero hoy está hablando de ella cuando hace unos meses era desconocida por lo menos para media Colombia?

Francia Elena Márquez Mina es la primera mujer afrocolombiana, perteneciente a la clase de las marginadas y excluidas que habitamos hermosas y aisladas regiones predominantemente rurales al sur occidente del país, en participar en una consulta presidencial y obtener 780 mil votos que la ubican por encima de políticos tradicionales con grandes maquinarias electorales.

Nació en el departamento del Cauca hace 39 años y desde los 15 ha dedicado su juventud, su fuerza, su inteligencia y su corazón a la defensa de su territorio. Ella es y representa una identidad colectiva ancestral que está luchando por llegar a esos espacios de poder negados para los marginales y periféricos en un país abiertamente clasista, machista y racista.

Pasar de la resistencia al empoderamiento de las comunidades para recuperar la vida y la dignidad de un país es la apuesta del movimiento liderado por Francia: “Soy porque Somos”; tres palabras tan sencillas que encierran toda una filosofía de vida, entrelazada con la historia y los territorios que dan cuenta de nuestros orígenes; esa filosofía que centra su esencia en lo colectivo, lo común, lo diverso, y privilegia la política de la vida “digna y sabrosa” en todas sus expresiones frente a la política de la muerte, el despojo y el individualismo.

Imagen tomada de facebook.com/FranciaMarquezMina

El país está cambiando a pasos agigantados, la forma de hacer política también. Francia representa en su mayoría a las mujeres, a las comunidades afrodescendientes, a las y los jóvenes del país que salieron multitudinariamente en 2021 a manifestar su inconformidad frente a un modelo de país excluyente, violento, sumergido en la miseria, el narcotráfico y el paramilitarismo, y, a pesar de no haber ganado la consulta, llegó pisando fuerte, agrietando las estructuras de la política tradicional y sembrando una gran esperanza para empezar a construir desde el gran “Pacto Histórico” el país que nos han arrebatado. •