Domingo 27 de febrero de 2022, p. 8
Juan Manuel Ramírez de Arellano, Juanele (Ciudad de México, 1982), es un creador sui generis en la escena comiquera mexicana del siglo XXI. Profesor investigador del Instituto de Física de la UNAM, dos veces becario del Sistema de apoyos a la creación y a proyectos culturales, acaba de publicar en editorial Resistencia su historieta Chancho, una reflexión sobre la pérdida de un ser querido y el proceso de duelo, protagonizada por animalitos chistosos como cerdos, ratones, conejos y otras especies.
Explica en entrevista que “llevar a cabo cualquier obra implica algo de catarsis; incluso lo que no es dramático conlleva algo del autor, y Chancho es un relato autobiográfico, hecho con animalitos porque me era más fácil dibujarlos y remonta un poco a Maus de Dan Spiegelman”, relato del Holocausto realizado entre 1977 y 1991, que fue la primera novela gráfica ganadora del premio Pulitzer, en la cual los judíos son ratones, se presenta a los nazis como gatos y a los polacos como puercos.
“Quería hacer Chancho no para cerrar un ciclo, porque el dolor de perder a alguien nunca se va, sino que aprendes a vivir con él, como asegura mi director de tesis de licenciatura y doctoral, el doctor Luis Fernando Magaña (profesor de la Facultad de Ciencias de la UNAM y del posgrado de Ciencias Físicas en la misma institución). También intenté compartir cómo fue para mí aprender a vivir con ese dolor, y honrar la memoria de mi padre trabajando lo mejor posible. Espero que pueda ser útil para quien pase por una vivencia parecida”.
El personaje principal de Chancho, un ciudadano común –tanto como puede ser un animal antropomorfo– coexiste con su familia y sus conciudadanos, lo mismo que con Meursault y Rodión Raskólnikov, personajes principales de El extranjero, de Albert Camus, y de Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski, respectivamente; con San Juan de la Cruz, San Alfonso María de Ligorio y El corsario negro de Emilio Salgari.
Limitaciones de religión y conocimiento
Con ellos, entre citas de Macbeth de William Shakespeare, Juanele expone que “la ciencia y la religión se complementan. Algunos estudiantes de la Facultad de Ciencias de la UNAM dicen que pretenden estudiar física para demostrar la existencia de Dios, pero eso te llevará a la frustración porque no se puede: son asuntos incompatibles. Y al revés, como ocurre con grupos científicos, sobre todo en Estados Unidos, que buscan demostrar científicamente que, como dice La Biblia, la Tierra tiene 6 mil años de antigüedad.
Cuando se busca este tipo de traslapes no se llega a nada. La religión busca resolver preguntas que la ciencia no puede responder, dado que no está hecha para ello, siendo que la ciencia experimental se basa en evidencia, y si no puedes diseñar un experimento para probar algo, significa que científicamente no está dentro del ámbito que estudia. No puedo diseñar un experimento para probar que Dios existe o no, en tanto la misma naturaleza del concepto impide la obtención de evidencia. No tiene caso
, consideró el autor de la serie de humor Patote.
Agregó que no tiene nada de malo tener una vida espiritual, mientras tengas claros cuáles son los límites del pensamiento religioso; el científico no tiene que ser necesariamente ateo, ni que ser ateo te vuelva científico de inmediato
.
Comentó que ante todo, realiza “el tipo de cómics que a mí me gusta leer, para entretenerme y alegrarme, historietas que dejen feliz a la gente, que las puedas leer varias veces y te sigan dejando una sonrisa como los cuentos del Pato Donald de Carl Barks o del chileno Condorito”, del caricaturista René Ríos Boettiger, Pepo.
Cómic de ciencia
Nunca he ambicionado sermonear, ni ofrecer moralejas. El cómic es artístico porque sus autores pretenden compartir experiencias con sus lectores. Sólo quiero aprovechar los recursos narrativos que ofrece la historieta, y sigo en el camino de madurar como autor
, apuntó.
El creador de La abuelita karateka adelantó que al momento “hago un cómic de ciencia que va a publicar editorial Resistencia, estoy realizando un cuento de Patote y Chonito (un pato y un cocodrilo, compadres y compañeros en estrambóticas, graciosas aventuras) que estoy subiendo en mi perfil de Facebook (https://www.facebook.com/MocoComics), y estoy terminando de traducir al inglés junto con Jay Sánchez Los juegos del alambre, con quien pasé Mascotas chenchas a ese idioma como Petposterous. Pretendo traducir todas mis obras”.
Anunció igualmente que del 21 al 24 de abril será uno de los invitados al San Diego Comic Fest, actividad cuyo objetivo es retomar el espíritu de las primeras comicones, en el cual los autores puedan convivir con sus lectores. Es muy bonito, con una organización muy horizontal, no hay elitismos, no hay invitados de primera y de segunda, hace sentir a todos los asistentes que son valiosos
, así como parte de una comunidad que celebra hacer y leer historietas.