¿Una pausa taurina con España? // ¿A quién beneficia este estado de cosas?
os taurinos, los que viven profesionalmente del espectáculo, no saben dialogar, lo hacen poco o, peor, no les interesa ningún tipo de diálogo, como no sea entre las élites empresariales y ganaderas para definir rumbos y estrategias o lo que se le parezca en su cada vez más debilitado negocio.
La realidad es que ya son varias décadas de autocomplaciente monólogo por parte de los despreocupados taurinos, renuentes a capacitar autoridades indiferentes, reacios a cabildear entre desinformados legisladores a cerca de la importancia política, cultural, económica y social de la fiesta de los toros en una sociedad como la mexicana, a merced de la basura nacional e importada de una televisión autorregulada e irresponsable y una crítica sin remedio.
El bombazo verbal más reciente del presidente López Obrador, reticente a informar pero presto a denunciar, tiene que ver con una palabra tan bella como escandalizante para la enanada ideológica −de enano, de limitado en su percepción de la realidad−: la palabra pausa, o breve interrupción del movimiento, acción o ejercicio
. Nada más.
En su reciente denuncia AMLO se refirió a que empresarios españoles −secreto a voces hace por lo menos dos décadas, tolerado por la sociedad mexicana y sus representantes balines en el Congreso− se habían despachado con la cuchara grande a la hora de obtener beneficios económicos al margen de la ley, tanto para ciertas empresas peninsulares como para ciertos funcionarios de aquí, por lo que propuso una pausa y revisar tanto el monto de los saqueos como las nuevas políticas del régimen en relación con esa clase de inversiones amañadas a costa del erario.
Iberdrola, Repsol, OHL, son firmas españolas asociadas con empresas anglosajonas pero a la vez con los ex presidentes Vicente Fox, Felipe Calderón −aquellos omisos aficionados taurinos de clóset− y Enrique Peña Nieto. Faltaría, como siempre, deslindar responsabilidades, fincar denuncias y castigar a los involucrados, lo que ya es otro cantar en tierras de añeja impunidad y reiteradas complicidades.
En alarde de cinismo −los imperios no olvidan la disposición de sus cómplices en sus ex colonias−, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España rechazó tajantemente los señalamientos de López Obrador contra autoridades y empresas españolas. El problema es que para que unos nos sigan robando y nos vean como tierra de conquista, otros tienen que cumplir puntualmente su papel de cómplices y traidores. ¿Quiénes debieron denunciar y evitar esos reiterados saqueos? ¿Qué autoridades mexicanas se prestaron a estos reiterados sometimientos a cambio de dinero? ¿Todo va a quedar en otra pausa?
Ojalá sigas por acá, paciente lector porque, en materia taurina, con relación a España ha sido la misma gata revolcada a cargo de mexhincados, hispanópatas y colonizados, esos que comen de México pero sólo se nutren de la madre patria al favorecer a los dueños del sistema taurino de ambos países a costa de la sana evolución de la tradición taurina de México. ¿Quiénes decidieron que la fiesta de los toros del país se reducía a toreros-marca como Ponce, El Juli, Hermoso o Morante? ¿Quién determina que aquí esos toreros lidien un toro cómodo y pasador, más que bravo? ¿La torería mexicana ha obtenido algún beneficio o correspondencia con este prolongado trato preferencial a los importados? ¿Ningún sector se avergüenza de tanto sometimiento? ¿Hasta cuándo seguiremos de colonia taurina de España y meros comparsas de sus ases? ¿Esta es la fiesta que puede ofrecer la empresa taurina más rica del mundo? De no creerse tanta mediocridad.