Opinión
Ver día anteriorSábado 8 de enero de 2022Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Get Back
E

nero de 1969. Un equipo de cineastas comandados por el director Michael Lindsay-Hogg filma a los Beatles en una odisea de tres semanas de trabajo intenso (y mucho chacoteo). De ello resultan 60 horas de película y 150 horas de audio; parte de ese material está en la película Let it Be (1970).

Medio siglo después, el director neozelandés Peter Jackson emprende la monumental tarea de revisitar todo el material y reducirlo a una miniserie de tres capítulos, titulada Get Back (2021), de casi ocho horas de duración; el resultado es, entre otras cosas, sorprendente, intenso y muy emotivo.

Para los fans y los conocedores, Get Back debe ser una fuente inagotable de placer; para quienes, como yo, llegamos a los Beatles de manera tardía e incompleta, es una oportunidad inmejorable para intentar ponernos al día y enfrentarnos a una severa y a la vez útil curva de aprendizaje.

Get Back se inicia con un preludio que presenta a los originales Quarrymen en el Liverpool de 1956, sus cambios de personal y su transición hacia los Beatles definitivos. Ahí aparecen Brian Epstein y George Martin, personajes indispensables en la historia del grupo; ahí están las giras, las tocadas, los programas de televisión, las películas, las multitudes de fans histéricos, la polémica y la controversia generadas por estos locos admirables, sus derivaciones hacia la música experimental y el misticismo, la creación de la compañía Apple.

Una vez establecidas estas bases, el resto del documental es un apretado y rico seguimiento a los ensayos de los Beatles (primero en uno de los estudios de cine de Twickenham, después en su propio espacio) con miras a la producción de un especial de televisión y un álbum en vivo: es fascinante ver cómo los planes originales van mutando de acuerdo con las cambiantes circunstancias de esas tres semanas.

Lo fundamental de Get Back puede parecer, para algunos, una especie de cantus interruptus, por cuanto el filme está armado a partir de un gran número de fragmentos y pinceladas de canciones emblemáticas de la autoría de Lennon, McCartney, Harrison y Starr, así como de las muchas canciones ajenas que solían cantar.

A lo largo del proceso, el espectador asiste tanto a momentos de estrecha colaboración y simbiosis como a las legendarias pugnas de egos y vanidades que ocurrieron dentro del grupo, incluyendo la cuasideserción de George Harrison a mitad del proyecto.

Los fans más rencorosos se deleitarán con la presencia ominosa y disruptiva de Yoko Ono, mencionada directamente como elemento primordial de la discordia en la banda. Lo más importante de Get Back, sin embargo, es el contagioso y explosivo espíritu lúdico de los Beatles en este largo y agotador proceso de preparación del proyecto; nunca ha sido mejor ejemplificado el concepto de que hacer música es jugar (jouer, to play, spielen), y el grupo saca el mayor jugo posible a esta dinámica, que es, finalmente, lo que permite que el documental fluya, por más que los escépticos afirmen (erróneamente) que es tedioso ver a estos cuatro iconoclastas repetir intensivamente tantos fragmentos de canciones.

Get Back tiene como clímax el registro de la última presentación de los Beatles en público, aquel legendario concierto en el techo de su edificio en el número 3 de Savile Row, incluyendo uno de los elementos más divertidos del documental: las reacciones diversas de los asombrados transeúntes y, sobre todo, de los rectos, tiesos y almidonados bobbies londinenses llamados a imponer la ley y restaurar el orden frente al estupendo desacato cometido por esos cuatro músicos indispensables en la historia de la cultura de nuestro tiempo. Ahí, finalmente, es posible escuchar varias canciones completas, algunas de las cuales fueron a dar al último álbum de estudio de los Beatles, Let it Be.

Desde el punto de vista (de no poca importancia) de una posible exploración de las principales fuentes sonoras que nutren la rica música de los Beatles, el visionado altamente recomendable de Get Back deja la clara impresión de que el grupo tenía sus raíces firmemente plantadas en el blues, cuya influencia en el cuarteto de Liverpool fue muy saludable y benéfica.

Get Back se puede, se debe ver, en la plataforma Disney+.