Martes 28 de diciembre de 2021, p. a12
Para la clavadista Adriana Jiménez 2021 significó un año de retos. Regresó a las competencias con un segundo lugar en la Serie Mundial de Bosnia y se resintió de una lesión en la espalda y cuello que le impidió terminar en Irlanda, luego se contagió de coronavirus, el cual superó, y por tres meses entrenó casi sola en las albercas Francisco Márquez y del Comité Olímpico Mexicano.
Hace una semana retornó de Abu Dabi, donde la mexicana, ranqueada en segundo lugar, cayó al noveno en la prueba de 20 metros en la Copa del Mundo de la Federación Internacional de Natación (FINA).
Los resultados no fueron los mejores. Ha sido un trayecto de alta exigencia y sin equipo multidisciplinario. Estoy pagando de mi bolsillo al entrenador César Cuevas
ante la negativa de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) y la Federación Mexicana de Natación para contratarlo, dijo.
Me sentí desencanchada. En la competencia (en el mar de Yas Bay en los Emiratos Árabes Unidos) no me acomodé bien en mis ejecuciones. Tranquila no estoy, porque es insatisfactorio que de un segundo lugar baje hasta el noveno.
La capitalina ha tenido que apoyarse en sus compañeros para colgarse y hacer malabarismos entre las estructuras metálicas de la fosa del Centro Deportivo Olímpico Mexicano, a diferencia de competidoras de otras naciones que tienen las instalaciones idóneas con plataformas de 20 metros.
Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte. Nosotros no tenemos trampolines más que de 10 metros (de altura). Hace tiempo instalé un cajón de 14 metros en la alberca del CDOM que me ha permitido entrenar y así es como he afrontado las competencias
, señala la multimedallista mundial, pionera de los clavados de altura.
Jiménez está clasificada al Mundial de Fukuoka, del 13 al 29 de mayo de 2022, y espera llegar lo mejor preparada: tocando puertas, pedir ayuda, sentirme muy satisfecha y trabajar lo óptimo para darle lo mejor a mi país
.
La clavadista no sólo ha enfrentado adversidades en las competencias, pues aunque la Conade ya le reactivó su beca mensual, todavía no le paga el retroactivo de 15 meses de cuando le retiró el apoyo económico, por lo que Adriana demandó y ganó en los tribunales.