Temacapulín, Acasico y Palmarejo
¿Cómo reconstruir comunidad después de 16 años de lucha y resistencia en contra de la Presa El Zapotillo?
En octubre de 2010, se llevó a cabo en la comunidad de Temacapulín, Jalisco, el Tercer Encuentro Mundial de Afectados por las Presas y en defensa de los Ríos. En esos años las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo en el Cañón del Río Verde y el Río Ancho, entre los Municipios de Cañadas de Obregón, Mexticacán, Yahualica de González Gallo y Jalostotitlán, vivían uno de los momentos más dolorosos de su historia, pues la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y las empresas mexicanas La Peninsular, Grupo Hermes y las españolas FCC y Abengoa, habían comenzado la construcción de la Presa El Zapotillo. Este megaproyecto traería como consecuencia la inundación de los poblados, el desplazamiento forzoso, la reubicación de sus casas y de sus tierras de cultivo, sin que hasta ese momento se hubiera consultado a las comunidades y se les hubiera dado la oportunidad de presentar y dar alternativas.
Muchos defensores y defensoras del agua, de los ríos y los territorios han visitado Temacapulín, en los últimos 16 años: Atenco, las mujeres Mazahuas, La Parota, Cherán, Huexca, los Yaquis, las Abejas, Paso de la Reyna, La Vida, los Nayheris, Tiyat Talli, MAPDER, MAB, Oscar Olivera, Moira Millan, Berta Cáceres +, Patrick McCully, Pedro Arrojo, Sonia Mara, Milon Koutari, Maude Barrow, Oliver de Shutter, Monti Aguirre, Carlos Vainer, Bety Cariño +, Joan Martínez Alier, Gustavo Castro, Juan Pablo Soler, Esperanza Bios… imposible recordarlos a todos. El común denominador es que siempre dejaron un mensaje de esperanza, se hermanaron con la lucha de los pueblos y prometieron volver cuando se ganara, con la seguridad de que, al ser una lucha justa, se iba a triunfar.
Los 16 años de resistencia civil y pacífica están enmarcados por vínculos de solidaridad con pueblos, instituciones, y organizaciones nacionales e internacionales que trabajan en defensa de la madre tierra, los derechos humanos y por la sustentabilidad. La oposición de los pueblos pasó de la demanda de no ser inundados a la exigencia de iniciar una gestión integral de los recursos hídricos, agua para la vida, agua para todos y todas, agua para siempre. Ya no era la mera oposición a la Presa, sino un cuestionamiento profundo a la privatización, mercantilización y acaparamiento del agua, a las formas en que se toman las decisiones sobre los grandes proyectos de desarrollo e infraestructura, un llamamiento a no emprender acciones injustas, costosas y devastadoras de la naturaleza.
Los pueblos resistieron a tres presidentes de la república: Fox (PAN), Calderón (PAN) y Peña Nieto (PRI) y tres gobernadores de Jalisco: Emilio González (PAN), Aristóteles Sandoval (PRI) y Enrique Alfaro (MC), sufriendo graves violaciones a los derechos humanos, irregularidades y corrupción.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, había visitado los pueblos amenazados en 3 ocasiones, siendo candidato, prometiendo que, al llegar a la presidencia, el proyecto de la Presa Zapotillo se cancelaría. La gente de los pueblos confiaba en él. Por lo que al iniciar su mandato en enero de 2019, el Comité Salvemos Temacapulín, Acasico y Palmarejo, junto con sus principales asesores, el Instituto Mexicano Para el Desarrollo Comunitario (IMDEC) y el Colectivo de Abogadas, emprendieron un intenso proceso de interlocución, exigencias, propuestas y diálogo con el gobierno federal, para hacer cumplir su palabra.
El gobierno encabezado por AMLO inició la revisión integral del megaproyecto junto con las comunidades afectadas, trabajos encabezados por la Presidencia, la SEMARNAT y CONAGUA, para encontrar alternativas de solución al conflicto socio ambiental ocasionado por la Presa El Zapotillo.
Se realizaron más de 20 reuniones de alto nivel, destacando una mesa de trabajo con el Presidente López Obrador y las comunidades en Palacio Nacional, en agosto de 2019, y las tres visitas del Presidente a las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo los pasados mes de agosto, octubre y finalmente el 10 de noviembre de 2021. Finalmente se llegó a una serie de acuerdos que los pueblos han valorado como positivos, pues representan un triunfo para la resistencia: 1. Se acuerda la cancelación del Acueducto Zapotillo-León, una de las tres obras que contempla el Sistema Zapotillo. 2. Se acepta la alternativa técnica que respeta la postura no negociable: la no inundación de Temacapulín, Acasico y Palmarejo. 3. Se acuerda la implementación de un Plan de Justicia de reparación integral de los daños para los pueblos, que incluye temas de justicia, verdad, reparación, restitución, auditoría al proyecto, garantías de no repetición, obras comunitarias, de desarrollo local y regional, que son tan necesarias por todo el tiempo que se dejó de invertir en los pueblos y se les excluyó de las obras sociales.
Por una parte, nuestros corazones explotan de alegría por lo que se ha logrado: que la autoridad federal escuche la voz de los pueblos campesinos y acepte una alternativa que equilibre una solución a favor de la vida, de la justicia y la paz. Los pueblos ganaron, los pueblos decidieron. Nuestro territorio, cultura e identidad, no se inundan, permanecerán.
Por otra parte, nuestra inteligencia es interpelada para seguir buscando las rutas jurídicas, políticas, económicas y sociales para que los acuerdos se cumplan puntualmente y no se queden en ofertas mediáticas sin resultados concretos. Es entonces un desafío vivir despiertos y fortalecer las estrategias organizativas locales vinculadas a las Secretarías correspondientes. Buscamos que este proceso sea exitoso a partir del llamado Plan de Justicia Integral para los Pueblos, elaborado entre las comunidades y el Gobierno de México entre el 14 de agosto y el 10 de noviembre de 2021.
Los nuevos escenarios brillan con una nueva luz y a la vez, es necesario eliminar las nuevas sombras que oscurecen el camino de la resistencia, que se convierte en búsqueda de una re-existencia que trascienda, no solo para las comunidades rurales, sino como una inspiración para todos los pueblos que luchan en los distintos escenarios nacionales y planetarios. Estamos pensando en nosotros, pero sobretodo en las generaciones futuras, en nuestros hijos e hijas y en nuestros nietos. Nuestra lucha fue encabezada principalmente por las abuelas y las mujeres, nuestro saber ancestral, nuestro cuidado de la vida se inspira en el pueblo que queremos dejarle a nuestros nietos y nietas, los que llegaron durante la lucha y los que la mantendrán ante cualquier amenaza que pueda venir después.
Durante estos años, muchos de nuestros compañeros y compañeras se nos adelantaron, les debemos un homenaje y una celebración a su legado y a su lucha; sin ellos no estaríamos en este momento. Por eso siempre les estaremos agradecidos y los honraremos en la reconstrucción de nuestros pueblos.
El amor a la tierra, el coraje, la paciencia, la perseverancia, la tolerancia, la fe, la esperanza y la dignidad de mujeres y hombres de todas las edades y condiciones, propios y extraños, hijas e hijos ausentes, adoptivas y adoptivos, mezclados con una fuerte espiritualidad, han dado frutos. Esperamos maduren y sean una muestra de lo que se puede lograr al favor del respeto a los derechos humanos y de un medioambiente sano y sustentable. Superando las individualidades, egoísmos y celos estériles que se presentarán durante los próximos tiempos, el reto que viene no es menor, vamos a tener que mostrar nuestra inteligencia, valor y compañerismo, para construir las comunidades que queremos, sin división, sin oportunismo, pensando siempre en el bien común.
Nuestro sueño es que la lucha por la defensa de nuestro Río Verde y el territorio de florezcan. Que sea ejemplo e inspiración para que se haga justicia y se reparen los daños en tantos otros casos de pueblos hermanos en el país, como La Parota, y Arcediano. Nuestra invitación al gobierno federal es para que actúe de la misma manera, escuchando a los pueblos y resolviendo junto con ellos los conflictos por la defensa del territorio, tan graves y urgentes que se viven en Jalisco y en todo México. Nuestra exigencia, que aún es una tarea pendiente, es el cambio de modelo de gestíon y admintración del agua en el país, además de que es urgente la aprobación de la nueva Ley General de Aguas.
A todos los aliados que siempre creyeron en que lo lograríamos, les pedimos seguir atentos.
Acá seguimos guardando sus paliacates, machetes, fotos y recuerdos, para que cuando vengan a la fiesta de la celebración, les entreguemos la palabra de agradecimiento y un fueguito de esperanza para los caminos y luchas que nos faltan ganar. •