Los proyectos para la generación de energía están en la lógica del modelo de desarrollo extractivista y depredador, dejando de lado la colectividad y el bien común. El 14 de marzo de 2020, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) publicó en su blog un comunicado que argumenta que “en México, la política ambiental de la 4T no permitirá la construcción de nuevas presas por considerarlas obsoletas y destructivas”. Sin embargo, el gobierno federal, la Comisión Federal de Electricidad y el sector eléctrico privado continúan argumentando que las presas son generadoras de energía limpia o renovable, con la finalidad de seguir construyendo proyectos hidroeléctricos.
La generación de energía en México históricamente ha tenido un largo camino de violación de derechos, de desplazamiento forzado, de contaminación y desviación de ríos, de impactos ambientales, sociales y culturales en pueblos y comunidades. Además de que las presas, grandes o pequeñas, contribuyen al calentamiento global, emiten metano y gases de efecto invernadero, por tanto, el argumento de que las presas generan energía limpia, ya está muy desgastado y carece de fundamentos.
Por otro lado, las presas que se han construido en territorios indígenas no han garantizado el servicio de electricidad para las comunidades y pueblos. En la lógica capitalista la energía es una mercancía, por ende, el sector que más se beneficia y consume más energía es el industrial, es irónico que los que menos consumen energía, son los que más pagan por el servicio, en este caso las comunidades. En suma, se antepone los intereses económicos antes que el derecho a la vida.
Los territorios en Oaxaca cuentan con una gran cantidad de ríos, ubicados en cuencas en las diferentes regiones del estado. Esta enorme riqueza se ve hoy amenazada por los proyectos de presas que se tiene inventariados. Estos bienes comunes hoy se ven como oportunidades de inversión “verde” por parte de empresas del negocio de producción de electricidad y que la reforma energética les ha generado excelentes oportunidades de hacer negocio en territorios de los pueblos y comunidades indígenas.
En el estado de Oaxaca se proponen al menos 68 proyectos catalogados como “pequeñas hidroeléctricas” y un “gran” proyecto. Por las características de estos proyectos podemos afirmar que no serán pequeños, más aún cuando en algunos casos como el de la Cuenca Choápam- Mixe, donde se proyectan nueve presas en un mismo río; o la cuenca del Río Verde- Atoyac, donde se proyectan 14 presas.
Las presas no son una alternativa de vida para las comunidades, las presas significan muerte, conflicto, agresión, discriminación, difamación, violación de derechos y desplazamiento forzado de las comunidades. Hablemos de lo que sí quieren las comunidades y los pueblos.
El Consejo de Pueblos Unidos por la Defensa del Río Verde (COPUDEVER) ha manifestado que su alternativa de vida es el territorio, entendiendo su territorio como el espacio donde habitan, conviven, gozan, disfrutan, realizan todas sus actividades cotidianas como la siembra, pesca, fiesta, ceremonias, etcétera. Las y los integrantes del COPUDEVER, están defendiendo su río Verde contra el Proyecto Hidroeléctrico “Paso de la Reina’’ y el Proyecto Hidroeléctrico “Río Verde”. El COPUDEVER defiende y resiste desde 2006, año que se anunció públicamente el PH “Paso de la Reina “.
Al presente, los pueblos continúan resistiendo desde su territorio, desde sus prácticas comunitarias ante el modelo capitalista depredador. La organización y resistencia se dan en un territorio determinado, es decir, el territorio es el lugar de la acción, organización y resistencia. El tequio, los ritos, las asambleas, las fiestas, el nombramiento de autoridades municipales, tradicionales y agrarias son algunas expresiones de organización comunitaria.
Las prácticas comunitarias han contribuido a conservar los bienes naturales y culturales que existen en los territorios. Estas prácticas en algunos casos son obligaciones comunitarias, también son expresiones de defensa y cuidado de su territorio, son expresiones de vivir en comunidad. El territorio es símbolo de identidad, es parte de la historia de las comunidades. El territorio contiene todos los bienes naturales comunes y culturales necesarios para la vida en comunidad, es un elemento básico de construcción de identidades.
Por lo anterior, la resistencia es una alternativa de vida en Oaxaca, que se construye a nivel local o regional para enfrentar una amenaza global, como las presas. En suma, “las alternativas para las comunidades son caminos y veredas, construidas históricamente, que pueblos y comunidades transitan día a día. Parten de un compromiso colectivo, y necesariamente organizado, para la reivindicación de su existencia, la satisfacción de necesidades básicas, el impulso de propuestas de cambio social y la utopía de construir esperanzas posibles desde la comunalidad” (EDUCA-REDECOM, 2019). •