La hora más oscura
n la vida de las naciones y de los individuos hay momentos trágicos, horas oscuras. Al recordar la consumación de la Independencia, nos topamos con un contraste: el optimismo luminoso de la primera hora y la oscuridad y el caos desde 1821 hasta 1853. El país pareció entrar en un periodo de descomposición.
Las desventuras se suceden como determinadas por una maldición. Entre 1822 y 1823 se organiza un imperio encabezado por Agustín de Iturbide que se vendría abajo. Las sectas masónicas hacen el papel de los partidos políticos y rompen la unidad. Los nativistas logran la expulsión de los españoles. La primera República federal y la Constitución de 1824 van a la quiebra 10 años después. Hay dos ensayos de República centralista que buscan un Ejecutivo fuerte y la defensa frente a Estados Unidos no pueden impedir que Texas, invadida por colonos de ese país, se separe de México. ¿Qué otros males podríamos esperar? Un primer ataque de Francia para cobrar deudas fantasiosas (1838), un intento de independencia de Yucatán en 1841, la lucha entre los federalistas en plena guerra con Estados Unidos entre 1846 y 1848. ¿Una Guerra de Castas? La hubo, en diversas partes de la nación.
México, después de la derrota aplastante de las tropas estadunidenses, estaba en un lecho de enfermo, parecía inevitable su ruptura interna. El odio que se tenían los liberales y los conservadores no atendió las exhortaciones de Otero que proponía la conciliación. Otero murió a los 33 años y muchos de los pocos buenos dirigentes murieron jóvenes. Santa Anna vendió el territorio de La Mesilla por 10 millones de dólares, pero entregó solo 60 mil al tesoro público. El tribunal que lo juzgó y lo perdonó en 1867 debió haber ordenado su ejecución por esa hazaña.
La derrota frente a los estadunidenses en 1848 nos llevó al límite. En cierta manera porque México definió su territorio y curiosa forma con sus dos penínsulas que tiene hasta ahora. Los partidos lograron organizarse. Cuando está más oscuro es cuando va a amanecer
, esto fue cierto. Después de la terrible depresión colectiva y la dictadura de Santa Anna, aparece la Generación de la Reforma, formada en la adversidad, de unos cien personajes –que parecían gigantes–. No ha existido otra mejor en la historia de México.
Colaboró: Mario A. Domínguez