Reunión de la OTAN para evitar el resurgimiento del terrorismo
en Afganistán
Domingo 19 de septiembre de 2021, p. 28
París. La agencia de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) pidió ayer la reapertura de los colegios para las niñas en Afganistán y advirtió que el cierre tiene consecuencias irreversibles
para la mitad de la población del país.
Si se mantiene esta prohibición, constituiría una grave violación del derecho fundamental a la educación de las niñas y de las mujeres
, denunció la organización en un comunicado.
El viernes se reanudaron las clases en Afganistán luego de que el mes pasado el Talibán tomó control del país. A las maestras también se les prohibió ingresar a los planteles. La Unesco pidió que las autoridades aclaren la situación y reabran los colegios para todos los alumnos, niños y niñas
.
La directora de la organización, Audrey Azoulay, consideró: El futuro de Afganistán depende de la educación de las niñas y de los niños, y es igualmente importante que todas las profesoras puedan regresar al colegio para enseñar, proporcionando así un entorno de aprendizaje seguro e inclusivo
.
Diez días después de la reapertura de las universidades privadas del país, el Ministerio de Educación afgano anunció el viernes que todos los profesores y estudiantes varones
de secundaria podrían volver a clase, pero no mencionaron a las maestras ni a las niñas.
Al menos dos personas murieron y otras 19 resultaron heridas el sábado en varios ataques con explosivos en la ciudad afgana de Jalalabad (este), los primeros desde la retirada total de las tropas estadunidenses.
En al menos uno de los ataques el blanco fue un vehículo con talibanes que patrullaban la ciudad
, reveló a Afp una fuente talibana anónima, que agregó que entre los heridos hay mujeres y niños.
Jalalabad es el bastión de miembros del grupo Estado Islámico en Afganistán, rivales de los talibanes, que ya reivindicaron el sangriento atentado que costó la vida a 169 afganos y 13 efectivos militares estadunidenses en una de las entradas al aeropuerto de Kabul a finales de agosto, durante las caóticas evacuaciones.
En tanto, los afganos que sobrevivieron al ataque de un dron estadunidense que mató a 10 miembros de su familia, entre ellos siete niños, dicen que pedir perdón no es suficiente. Ayer mandos militares estadunidenses reconocieron el error en la operación con la que supuestamente iban a matar a un miembro de alta jerarquía del Estado Islámico y que el vehículo no llevaba explosivos.
Emal Ahmadi, cuya hija de tres años Malika murió el 29 de agosto, cuando el misil alcanzó el auto de su hermano, señaló ayer a Ap que su familia exige que Washington determine quién disparó el dron y castigue al personal militar responsable del ataque. No nos basta que pidan perdón
, aseveró.
Agregó que la familia también pide indemnización por sus pérdidas y exigió que ciertos miembros de la familia sean trasladados a un tercer país, sin especificar cuál.
El general del Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos, Frank McKenzie, jefe del Mando Central estadunidense, admitió que el ataque se debió a un error trágico
, después de negarlo durante semanas. La operación con dron se realizó después del atentado suicida del Estado Islámico en el aeropuerto de Kabul.
Por otra parte, el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, indicó que la reunión de jefes de Defensa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Atenas se dedicará en parte a planificar los pasos ahora que las fuerzas de la alianza se han retirado de Afganistán y el Talibán ocupa el poder.
Milley, el secretario de Defensa estadunidense, Lloyd Austin, y agentes de inteligencia han advertido que Al Qaeda o el Estado Islámico podrían regenerarse en Afganistán y significar una amenaza para Estados Unidos dentro de uno o dos años.
Los líderes militares de la OTAN dejaron en claro que evitar el resurgimiento del terrorismo en Afganistán es un objetivo clave de la alianza. El ministro de Defensa griego, Nikolaos Panagiotopoulos, aseveró que los aliados deben garantizar la seguridad de los afganos en riesgo que permanecen en el país y evitar una crisis humanitaria.