En Zacatecas la agricultura se practica en una extensión de 1.35 millones de hectáreas, el 86% de esa superficie se cultiva bajo condiciones de temporal y el 94.2% en primavera-verano, con un manejo tipo convencional lo que ha llevado a una degradación paulatina de los recursos naturales como el suelo, el agua y la biodiversidad. El sobrepastoreo es un factor grave dado que 24, 380 unidades de producción tienen su ganado en libre pastoreo y otras 20,700 en pastoreo combinado (estabulado y libre), en tierras de agostadero y de cultivo.
Lo anterior ha condicionado a tener suelos deficientes (materia orgánica baja, alta compactación, niveles de pH inadecuados, agentes patógenos) y por consecuencia a que la agricultura sea cada vez menos costeable. Por un lado, los productores de riego dependen cada vez más de insumos externos (fertilizantes, insecticidas y herbicidas) para poder incrementar su rentabilidad, mientras que los productores de temporal se enfrentan, gracias a lo anterior, a una agricultura cada vez menos rentable más la sequía.
Ante esta problemática y buscando una solución para el campo y el productor, en noviembre de 2019 se establece la Estrategia de Acompañamiento Técnico (EAT) del Programa de Producción para el Bienestar de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en 12 municipios de Zacatecas, cuyo objetivo es desarrollar las capacidades de los productores para transitar a sistemas agroalimentarios más sostenibles, productivos y resilientes que permitan mejorar la autosuficiencia alimentaria.
Con ello se ha capacitado a más de 700 productores por parte de técnicos agroecológicos y sociales de manera constante en la elaboración y aplicación de bioinsumos como compostas, vermicompostas, bocashis, bioles, lixiviados, caldos sulfocalcicos, caldo bordelés, caldo ceniza, super magros, lixiviados intensivos de biomoleculas, trampas de melaza y piña, entre otros.
La producción de bioinsumos está basada en un principio agroecológico: usar de manera eficiente los recursos y materiales con que cuenta la unidad de producción. Su fuente principal son los microorganismos benéficos, residuos de animales como estiércoles (aves, ovino, caprinos, porcinos, equinos y bovinos), residuos de cosecha como paja, residuos de podas como hojarasca, frutos y ramas, residuos de frutas y verduras, ceniza, carbón vegetal, tierra de monte que son combinados con otros insumos, fáciles de conseguir y a bajo costo, como la harina de rocas, algunos sulfatos, azufre, melaza, ácido acético, peróxido de hidrogeno y levaduras.
Existen varias experiencias innovadoras en diversos municipios del estado de Zacatecas, entre ellos Villa de Cos y Fresnillo con productores que ya están elaborando desde el ciclo 2020 sus propios bioinsumos y aplicando en cultivos de maíz y frijol. Así, en Villa de Cos, por ejemplo, existe un grupo de productores organizados para establecer una biofábrica en la que se producirán bioinsumos agrícolas (bocashi, vermicomposta, lixiviado de lombriz y lombriz roja) en grandes cantidades. Ya durante el ciclo pasado, estos productores aplicaron caldo ceniza para el llenado de grano obteniendo 150 kilogramos más por hectárea con respecto a la parcela testigo, lo cual fue muy considerable tratándose de un año de tanta sequía como lo fue el 2020.
En el caso del municipio de Fresnillo hay productores que en el ciclo 2020 aplicaron 40 litros de lixiviado mineralizado vía foliar al cultivo de frijol obteniendo un rendimiento de 750 kg/ha versus el testigo que obtuvo 350 kg, el frijol tiene mejor calidad por lo que el precio de venta fue de $29.00kg. Otro productor de Río Florido aplicó 6 litros de lixiviado de manera foliar y obtuvo rendimientos de 600 kg por ha de frijol en comparación con 300 kg del testigo. Un productor de Altamira aplicó 20 litros de lixiviado mineralizado en maíz de riego obteniendo 11 ton/ha, 3 ton más que en la parcela testigo.
Así, los bioinsumos ayudan a mejorar la eficiencia en la nutrición y sanidad vegetal de los cultivos, aumentan el rendimiento de manera sostenible tanto en el método de producción convencional como en orgánico, pueden ser usados en condiciones de temporal y de riego, se pueden combinar con otros insumos químicos. Además de que no implican riesgo para la salud porque se trata de insumos biodegradables, mejoran las condiciones físicas y químicas de los suelos, disminuyen compras externas y a su vez los bajan costos de producción.
Se considera que es posible pues con la producción de bioinsumos originados en la propia unidad de producción revertir los daños ocasionados por las malas prácticas agrícolas implementadas a través de los años en la agricultura zacatecana. •