omo una broma de mal gusto, así es la realidad que nos han impuesto los gobiernos neoliberales, al negociar con gaseras extranjeras que fueron contratadas para venir al país a vendernos nuestro propio gas. Un ejemplo de este atraco, es la empresa española Naturgy, de la cual no tendremos cuentas claras sobre las ganancias que está obteniendo de los abusos en los precios y en los contratos leoninos, prácticamente impuestos a la clientela.
El gas como recurso vital tiene su historia particular en cada nación productora y en cada país consumidor:
Luego de la caída de la Unión Soviética, el gobierno de Boris Yeltsin, durante la década 1990-2000, vendió a particulares todo lo que pudo, incluso la mayor parte de la industria petrolera. El gas era y ha sido más estratégico incluso que el petróleo, y Gazprom, la empresa estatal gasera rusa, siguió siéndolo, aunque la debilitaron, como pasa aquí con Pemex, y se vendieron sus acciones a particulares, como en otros países en esa época.
(A. Gershenson, El petróleo de México, Ed. RHM SA, México, 2010).
La importancia estratégica del gas, por ejemplo, ha sido aprovechada y defendida por la industria energética China. Las empresas estatales, Sinopec y PetroChina, estuvieron a la expectativa del aumento de la demanda del gas natural. Aun con la pandemia, el aumento en este país fue de 7.2 por ciento. Esta medida tiene que ver con la defensa de la soberanía de esa nación que cuenta con una población de mil 400 millones 50 mil habitantes, en un territorio con una superficie de 9 millones 562 mil 910 kilómetros cuadrados.
Aparentemente, el país asiático ha controlado la pandemia. La recuperación económica avanza y, según los pronósticos del gobierno de Xi Jinping, después del SARS-CoV-2, se espera un aumento más acelerado en la búsqueda de fuentes limpias. El abastecimiento y consumo del combustible es un recurso que propiciará la transición energética buscando la baja emisión de carbono.
Podemos ver con el ejemplo de Yeltsin en la ex Unión Soviética y con el del periodo neoliberal en México (de Miguel de la Madrid a Enrique Peña) que, a lo largo de la historia, se han desperdiciado las mejores oportunidades para contar con las fuentes de energía necesarias. Y, sabemos que las empresas privadas y aun las estatales han buscado provechos particulares.
También, conocemos políticas que aseguran el abasto del hidrocarburo. Pero no sólo como negocio, sino con la meta clara de cumplir con las demandas de la población. El caso de Bolivia es un ejemplo del rescate de las fuentes de energía para beneficio de la nación. Con el ex presidente Evo Morales Ayma y el Movimiento al Socialismo, a partir de 2006 se buscó resarcir a sus pueblos con el abasto de combustibles suficientes para el bienestar social.
Sabemos que los hidrocarburos no son infinitos, pero las reservas comprobadas en el mundo son muchas todavía, sin embargo, la política mundial coincide con la búsqueda de mejores y fuentes más limpias.
La cantidad de gas natural consumida en todo el mundo es la evidencia de su carácter estratégico. Se podría decir que es un recurso natural vital para la subsistencia humana. El total de metros cúbicos vendidos en 2020 fue de 3 billones 198 mil millones. De esta cantidad, 81 mil 609 millones 998 mil 336 metros cúbicos fueron consumidos en México. El país se encuentra entre los primeros consumidores de este combustible. De hecho, ocupa el décimo sitio. Por tal motivo, no podemos depender del gas extranjero. De otra forma, perdemos soberanía.
La necesidad de este combustible y las, todavía pocas, alternativas energéticas limpias, ha propiciado el abuso de las empresas particulares. Las que han acaparado el mercado en México son las siguientes: de España, EDP, Iberdrola, Repsol, Endesa y Naturgy (Cataluña).
En cuanto a las gaseras mexicanas, con precios del combustible abusivos se cuentan: Gas Express Nieto, Gas del Atlántico, Combugas, Distribuidora Chihuahuense de Gas, Sonigas, Garza Gas, Rivera Gas y Gas San Juan. Pemex continúa siendo la empresa nacional de mayor valor en ventas.
En México, las denuncias por el alza de precios del gas, el abasto a destiempo, el peligro latente de los cilindros con defectos y otros inconvenientes, han sido el común denominador de las quejas de su clientela.
En México existe una campaña para recolectar firmas y solicitar directamente al gobierno de Andrés Manuel López Obrador la suspensión del contrato para la distribución del gas natural. La denuncia tiene que ver con los precios sumamente altos, además del servicio deficiente, de acuerdo con los testimonios de consumidores de la alcaldía Coyoacán.
Ya se inició la venta del Gas Bienestar abastecido por Pemex, con esta alternativa, se espera disminuir las importaciones que habían aumentado en 110.6 por ciento en julio pasado. No sólo el precio es más accesible para la mayoría de la población, sino que, además, se garantiza el llenado completo de los tanques.
Twitter: @Antonio.Gershenson