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Emprendieron proyecto hace 20 años

Habitantes de La Ventanilla pasaron de depredadores a guardianes de la naturaleza

Padecen caída del turismo por la pandemia y falta de apoyo oficial

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▲ Guías de la Cooperativa de Servicios Ecoturísticos La Ventanilla trasladan a visitantes en una lancha sin motor a una pequeña isla ubicada en el centro de la laguna a conocer algunos ejemplares de ese ecosistema, como cocodrilos y venados cola blanca.Foto Rolando Medrano
 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de agosto de 2021, p. 30

Santa María Tonameca, Oax., De depredar y saquear el ecosistema, los habitantes en la pequeña comunidad de La Ventanilla, en este municipio de la costa oaxaqueña, pasaron a convertirse en ejemplo de protección y conservación de especies de flora y fauna como el cocodrilo americano (Crocodylus acutus), tortugas golfina, prieta y laúd –esta última en grave peligro de extinción– venado cola blanca y manglar rojo.

Se dedicaban a comercializar huevos de quelonios y piel de cocodrilo, pero el 31 de mayo de 1990 el gobierno federal estableció veda total y permanente de las tortugas, lo que, aunado a una sequía, los obligó a buscar alternativas para subsistir.

Decidieron entonces emprender una misión sustentable. En 1995, los comuneros se organizaron y, con apoyo del grupo Ecosolar, formaron la Cooperativa Servicios Ecoturísticos La Ventanilla, cuya meta es preservar la biodiversidad y mostrarla a los visitantes.

“Al principio nadie lo podía creer. Nos decían: ‘¿Cómo? ¿Fuiste saqueador y ahora proteges?’”, comenta en entrevista Agustín Reyes Sánchez, uno de los pioneros del proyecto y presidente de la Red de los Humedales de la Costa de Oaxaca.

Esta iniciativa comunitaria lleva 20 años y en ella participan 12 de las 21 familias del poblado, las cuales han aprendido a hacer del respeto a la naturaleza una forma de vida.

Son entre 50 y 60 personas involucradas en la atención a turistas: guías, recepcionistas, personal de limpieza, de alimentación a los animales y de servicio en las palapas.

Lo poquito que hacemos, es de corazón, nos gusta, subraya Reyes Sánchez, quien en 2004 recibió en Alemania un reconocimiento internacional al proyecto de ecoturismo comunitario.

Recuerda que en la gestión de Julia Carabias al frente de la entonces Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (1994-2000), los pobladores echamos abajo un proyecto de ecocultura porque el beneficio iba a ser para una empresa y no para los campesinos. Fue un logro por tener la tenencia de la tierra, que es comunal, destaca.

México es un país con un potencial muy fuerte. Desgraciadamente a los intereses de arriba no les interesa tanto la conservación, reprocha el dirigente.

Señala que los miembros de la comunidad están ahorrando para comprar una cuatrimoto a fin de facilitar sus labores. Sólo han reunido 50 por ciento del costo.

Refirió que en la región hay 10 campamentos tortugueros comunitarios, entre los que destaca La Escobilla, una de las playas de anidación más importantes del mundo.

En opinión de Agustín Reyes, ese sitio no recibe la atención debida de las autoridades federales pese a ser una zona protegida; considera que hace falta presencia de la Marina y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.

Más de 70 especies

La Ventanilla, ubicada a unos cuatro kilómetros del poblado de Mazunte, debe su nombre a una roca en la playa con un agujero que asemeja una ventana.

En la laguna costera, que entre manglar y espejos de agua abarca 90 hectáreas, habitan más de 70 especies, entre ellas garzas, pelícanos, patos, peces, iguanas, boas, tejones, jabalíes y mapaches.

Édgar Martínez Vázquez, guía comunitario, informó que se tiene un censo de mil 800 cocodrilos americanos. Esta especie ocupa el tercer lugar entre los más grandes (llega a medir hasta cinco metros. El más corpulento que se ha visto en La Ventanilla mide 4.5 y los lugareños lo llaman Lomo Verde; el macho alfa de la laguna, Lucho, tiene una longitud de cuatro metros.

En 2001, la Cooperativa de Servicios Ecoturísticos La Ventanilla registró una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre, con predios de propietarios o poseedores que voluntariamente los destinaron al aprovechamiento sustentable de las especies silvestres que ahí habitan.

Los guías trasladan a los paseantes en lancha sin motor a una pequeña isla que se ubica en el centro de la laguna para ver a algunos de los ejemplares de ese ecosistema.

De las aportaciones de los visitantes se obtienen recursos para financiar la preservación de las especies, pero con la pandemia se han visto muy afectados. El año pasado, al inicio de la emergencia sanitaria, el lugar estuvo cerrado más de cinco meses.

En 1997 el huracán Paulina devastó la comunidad y parte del manglar; por ello, una de las principales funciones de la cooperativa es trabajar en su reforestación.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), México es uno de los cinco países con más manglares (distribuidos en 17 estados costeros) y ha perdido una parte significativa en años recientes.

En 2017, la ONU dio a conocer que 67 por ciento de la superficie de esos ecosistemas ha desaparecido, principalmente por obras de infraestructura y por fenómenos naturales, sobre todo huracanes.

Según un informe de 2018 de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, en 100 años han desaparecido del planeta 279 especies, más de dos al año, y cerca de 20 mil se encuentran en peligro de extinción; por ello, conservar la biodiversidad es uno de los retos más grandes de la actualidad.