Yokohama. El oro olímpico en el futbol fue históricamente esquivo para Brasil. En un país cuya identidad está profundamente ligada a este deporte, esa ausencia pesaba, hasta que logró conquistarlo por primera vez hace cinco años en Río 2016 y que ha revalidado, para no dejar dudas, en Tokio 2020.

La Verdeamarela batalló ante España, que por momentos tuvo el dominio del juego, y el metal dorado se tuvo que definir en tiempo extra, el segundo de los brasileños tras la semifinal ante México, para vencer 2-1 y proclamarse bicampeón. El bronce quedó con la selección mexicana el viernes, al ganarle a Japón 3-1.

El delantero Malcom, atacante del Zenit de San Petersburgo, marcó el gol decisivo tras un contragolpe y con la ayuda de la displicen-cia del zaguero Jesús Vallejo, que perdió la marca, a los 108 minutos de partido. Con esto arruinó el sueño español de conseguir su segundo título olímpico; el que ganó fue ha-ce tres décadas en Barcelona 1992.

Matheus Cunha abrió la cuenta al final del primer tiempo y Mikel Oyarzabal empató a los 61 minutos. El partido se mantuvo con ese marcador y obligó al alargue.

Brasil revalidó su corona en el mismo estadio de Yokohama, donde la Canarinha, con el tridente de Ronaldo, Ronaldinho y Rivaldo, ganó su pentacampeonato del Mundial en 2002. Con el resultado, Brasil emula a sus rivales sudamericanos Argentina (2004-2008) y Uruguay (1924-1928) con dos títulos consecutivos.

España tuvo un desempeño ejemplar en el tiempo regular y por momentos llevó a las cuerdas al cuadro brasileño. Pero esa demanda física le cobró factura durante el alargue. Brasil creció con el tiempo, equilibró las acciones y empezó a generar peligro en el área ibérica, todo ante el silencio abrumador del estadio Yokohama vacío.

El primer tanto llegó cuando Claudinho envió un centro elevado que el capitán Dani Alves logró salvar sobre la línea de fondo por la derecha. Alves filtró con esfuerzo el balón hacia el área, donde Matheus Cunha aprovechó un descuido en el despeje de los españoles para vencer a Unai Simón con un remate por abajo.

Minutos antes, Cunha fue derribado en al área al buscar un centro de Antony y el árbitro australiano Chris Beath, con ayuda del VAR, determinó la pena máxima, que Richarlison desperdició con un remate por encima del travesaño.

Carlos Soler, del Valencia, fue el arquitecto del gol del empate al mandar un soberbio centro al área que encontró a la zaga brasileña desorganizada. Con una barrida, Oyarzabal logró conectarla de primera con su zurda para fusilar a Santos, uno de los arqueros menos vencidos en el torneo.

El duelo, sin embargo, se definió con la enjundia de Malcom y el error defensivo español. Brasil ahora tiene dos medallas doradas donde antes hubo un vacío.

No hemos perdido el oro, dijo muy positivo el técnico de España Luis de la Fuente; hemos ganado la plata. Ahora puede haber un sentimiento de tristeza, incluso de frustración, pero en cuanto pasen unas horas, los jugadores se darán cuenta de la gesta que han hecho. Estoy orgullosísimo por la elegancia con la que se ha caído, hemos sabido perder. Hemos sido un ejemplo de esos valores.

Soñábamos con ganar el oro, dijo el técnico de los sudamericanos André Jardine; “las expectativas siempre son altas con Brasil. Junto a las cualidades técnicas destacó la pasión".