Sin duda, el impacto de la pandemia ha tenido sus particularidades en los pueblos indígenas. No solo porque muchos de ellos se encuentran alejados de los hospitales, sino porque su concepción de la salud proviene de un pensamiento distinto al de occidente. Para los náayeri, la salud de un individuo depende del trabajo con sus deidades. Es decir, el bienestar depende del cumplimiento de las tareas propias de las celebraciones religiosas, conocidas como “el costumbre”. Cuando un individuo se enferma gravemente se cree que el malestar proviene del incumplimiento del trabajo ritual, de alguna promesa no cumplida o, incluso, de que los padres del enfermo sean los que incumplieron con las divinidades —aunque sean los hijos quienes reciban las consecuencias—.
Una de las celebraciones más importantes para los náayeri es la Semana Santa. Dicha celebración hace que la comunidad entera se vuelva un escenario teatral donde todos participan. La festividad es también aprovechada para recibir al turismo y vender artesanías. Dicha celebración no fue cancelada a causa de la pandemia, a pesar de las indicaciones por parte de las autoridades estatales y federales. Los náayeri, a través de su Consejo de Ancianos, respondieron que, de no proseguir con la Semana Santa, la pandemia les traería peores consecuencias. En 2020 se incorporó un personaje ritual a las celebraciones religiosas, que llevaba una máscara con alusión al SARS-CoV-2, la cual fue simbólicamente sacrificada, arrojándola al río Jesús María, con la finalidad de “matar” la enfermedad.
Las medidas sanitarias como el lavado de manos y el uso de cubrebocas eran anunciadas en la radio comunitaria “La voz de los cuatro pueblos” que transmite en náayeri, wixárica, odam, mexicanero y español. Sin embargo, la mayoría de la población acepta que no acató las reglas, pues les daba pena utilizar el cubrebocas. Además, los ancianos más creyentes de su religión manifestaban que no hacía falta implementar esas medidas, debido a que el Gobernador Tradicional, junto con el Consejo de Ancianos, ya estaban rezando para el beneficio de la salud de los indígenas. Entre las creencias que se tiene, es que al Santo Entierro (deidad a la que se dedica la Semana Santa) no le gusta que las personas utilicen cubrebocas y que de hacerlo los individuos “tendrían hijos sin boca”.
Las personas que llegaban a enfermarse temían ir al hospital, ya que decían que de ahí los podían trasladar a Tepic y los que eran enviados a esa ciudad, ya no regresaban vivos, por lo que mucha gente decidió tomar remedios naturales, así como realizar ofrendas tanto a las deidades católicas como a las autóctonas, para pedir por su salud.
La vacunación no fue bien recibida por los adultos mayores, ya que para ellos su salud depende del cumplimiento de sus tareas religiosas, por lo que muchos decidieron no inocularse. Por otro lado, aunque en esta región no hay mucha señal de teléfono e internet, tampoco escaparon de las noticias falsas que circulan en la red, lo que aumentó el temor a la vacunación. Los que decidieron vacunarse fue gracias al convencimiento de sus familiares más jóvenes.
Un caso distinto es el de los maestros indígenas, quienes ya comenzaron a vacunarse. Como la maestra Zulema Sóstenes, quien me comentó que ella y su familia siguieron las indicaciones oficiales y decidió vacunarse sin miedo. Menciona que en varias de las comunidades, los padres de familia se quejaron de los docentes, pues según ellos “se les está pagando de a gratis” y consideran que la enfermedad por el COVID-19 no existe. Varias comunidades en las que no se registran casos han pedido la continuidad de las clases presenciales, pero los maestros tienen órdenes de continuar con su labor mediante cuadernillos didácticos, de lo contrario serán sancionados.
Afortunadamente, la pandemia no dejó numerosos decesos entre las comunidades indígenas del Gran Nayar. No obstante, con esta breve exposición, quisiera dejar en claro que, aunque para la mayoría de los náayeri hay una incomprensión de la información biomédica, esta incomprensión deviene de cómo se conceptualiza la enfermedad desde la concepción del mundo indígena: sus causas, consecuencias y posibles soluciones. •